Capítulo 16: Carrera electoral

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NAHUEL: Esta mañana, ha tenido lugar en Málaga el mitin de Progresivas, en el que la candidata a la Presidencia, Rosario Medina, ha alertado de que, si su partido no gana las Elecciones, España caerá en las garras del fascismo al igual que Francia y Suecia. Además, ha instado a los protestantes LGTBI a que abandonen sus diferencias y se unan en las urnas para no perder la libertad.

Mientras tanto, en Valencia, Beltrán Sotogrande ha protagonizado una de las escenas más caricaturescas de la campaña. Ha subido al escenario con una estelada, la ha quemado y ha coreado junto al público. Afirmó que Valencia y sus gentes han demostrado que se puede luchar contra el nacionalismo pancatalanista sin derramar una gota de sangre.

Horas más tarde, en Tarragona, el líder de Alliberem-nos, Oriol Tuixent, a tenor de las declaraciones de Sotogrande, le ha retado a pasear su españolismo rancio por las calles de toda Cataluña y de pedir responsabilidad por la oleada de odio que recorre el Levante.

A estas horas, precisamente, está por finalizar el mitin de la candidata por Alianza Omega, Navia del Mar. A pesar de que Ávila sea un fortín de la derecha, ha querido recorrer la España vaciada para prometerles mejoras tecnológicas y dejar de lado las banderas y las políticas arcaicas que solo benefician a las metrópolis.

Navia descansaba en las colinas que chocaban con la Muralla, sin importar la suciedad que se adheriera en su vestido ámbar. A diez metros, el escenario que pisó durante horas se desmontaba de cableado y globos dorados. Jordan y Morlaye, aunque su sesión hubiera finalizado, permanecieron en la plaza junto a afiliados que se emocionaban al tener una charla cara a cara.

Navia no se despegaba del teléfono. Al otro lado de la línea, su padre Selmo, desde la cama de un hospital, hablaba con su hija con toda la fluidez que podía.

SELMO: Sales muy guapa en la tele. Y te expresas muy bien.

NAVIA: Siento muchísimo no poder estar más cerca de ti. Ahora, menos.

SELMO: No pasa nada. Eres una mujer adulta. Tienes tu vida. Y un trabajo muy sacrificado. Yo estoy bien atendido.

NAVIA: Menos mal que la tecnología ha avanzado y puedes verme en vídeos. Y escucharme.

SELMO: Bueno, hija. Yo voy a tomar la cena. Sopita y pescado. Adelante con lo tuyo. Estás entrando en la historia de España. Casi nadie puede decir eso.

Navia asintió con una mezcla de ternura y compasión. Nada más colgar, descubrió a Cesáreo a menos de un metro de ella.

CESÁREO: ¿No vienes con nosotros? Invitaremos a algunos a cenar en una terraza.

NAVIA: Llevo tres días sin poder dormir. Ni sé en qué ciudad estaré mañana.

CESÁREO: ¿Quieres que sea yo el que inicie el mitin de mañana?

NAVIA: Tengo miedo de que Sotogrande o Medina me ataquen y yo no sepa responder con otra cosa que no sea modernización, simbología o polarización.

CESÁREO: Si lo estás haciendo de maravilla. Te mueves con una soltura que nunca te había visto.

NAVIA: Yo no quería eso. Yo no soy la de las frases potentes. Ni la de los brazos agitados.

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