Leviatana

Capítulo 39: Acto por la paz

⚠️ Algunas de las partes contienen escenas explícitas y/o sensibles ⚠️

Por más que la nueva cama fuese de calidad, Sabrina no lograba descansar por más de tres horas. En los dos días que llevaba en el apartamento, solía pasear por las mañanas a través de las salas y los pasillos. La desubicación provocaba que tratara a sus amigos como meros inquilinos.

En el comedor, todavía sin amueblar por completo, uno de los compañeros, acomodado en el sofá, observaba las noticias en el portátil. Sabrina le prestó mayor atención a la pantalla en cuanto vio planos recursos de la Puerta de Alcalá.

REPORTERO: De bevolking van Spanje blijven in hun huizen. De Wetshandhaving bewaken het hele land. Er is veel angst.

Sabrina continuó con su paseo matutino por las estancias para que su cabeza no se saturara de pensamientos negativos. Aún así, cayó en la tentación y regresó a su habitación para coger el teléfono. Otra llamada más.

SABRINA: Sé que estarás ocupada. Lo siento.

AINHOA: Me pillas en un chiringuito. Estoy almorzando un bocadillo de tortilla.

SABRINA: Quería saber cómo estabas.

AINHOA: Eso lo tengo que saber yo de ti.

SABRINA: Esta tarde empezaremos a decorar los almacenes.

AINHOA: Ya me pasarás fotos.

SABRINA: Me alegra escucharte con ese tono de voz. Bueno, te dejo ya. Estarás a punto de...

AINHOA: No, si...

Sabrina colgó. Ainhoa arqueó las cejas y se quedó con el teléfono en la mano.

AINHOA: Pobre...

Al otro lado de la mesa, Jordan se terminaba su cerveza con un intenso sorbo.

JORDAN: Todavía es un poco pronto para ir a Rota, ¿no?

AINHOA: No me ha dicho nada Hughes. Ni Raymond.

JORDAN: Voy a dar un paseo por la playa. Creo que me lo merezco. ¿Te vienes?

AINHOA: Sí. Espera un momento.

Ainhoa realizó una llamada. A más de mil kilómetros, un móvil fue descolgado.

NAYRA: Tenía pensado llamarte yo.

AINHOA: ¿Te adaptas a Hamburgo?

NAYRA: Sí. Ya me sé hasta las calles del vecindario. El primer día que fui a comprar me perdí. No tenía datos, así que tuve que llamar a Leticia.  ¿Y tú qué tal estás?

AINHOA: Te he llamado para que seas tú la que me cuentes cosas.

NAYRA: Ainhoa, no empieces. No te digo que hagamos teleterapia, solo que...

AINHOA: Estoy en un mal sueño. Tengo miedo y no siento mi cuerpo. Es como si flotara. Pocas veces me he sentido así, ni siquiera cuando era militar.

NAYRA: Por tu posición. Está en juego tu territorio, no uno ajeno. 

AINHOA: Si solo fuera un trozo de tierra...

Ainhoa dirigió su mirada al mar.

12:00 Desireé derramó el acero fundido sobre un molde de una forma similar a una pistola. Cerró el grifo de su horno cilíndrico y abandonó la sala. En el comedor de la casa, Gabriel, con una pinza, depositaba en un gran recipiente de agua las figuras que previamente obtuvo.