Capítulo 44: Ejércitos extranjeros

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Por la Calle de Embajadores, abandonando el Distrito de Arganzuela, Desireé avanzaba con la mochila sobre sus piernas. De ella, escogió un zumo de manzana y una magdalena. A sus espaldas, el resto de la Resistencia realizaba la misma comida. Soraya era la única en no masticar.

GABRIEL: Aunque no tengas hambre, debes llevarte algo a la boca.

SORAYA: Comeré por la tarde. Este sol me quita las ganas.

GABRIEL: No me esperaba que siguieras con nosotros. Me alegro.

SORAYA: ¿Tengo otra opción?

GABRIEL: Sí.

SORAYA: Opción positiva.

GABRIEL: Eso solo lo sabes tú.

SORAYA: Me gustaría ayudar más. Pero todavía sigo...

GABRIEL: Somos un grupo de gente normal y corriente. Luchamos, pero también ayudamos. Si en algún momento necesitas parar...

SORAYA: Prefiero caminar. Así, me alejo de los lugares donde he estado.

GABRIEL: Pues por aquí ya he...

SORAYA: No me estropees la frase.

Gabriel sonrió involuntariamente. Soraya también quería, pero su boca todavía no tenía fuerzas para hacerlo.

DESIREÉ: Nos acercamos a las calles estrechas. Aquí ya no hay que acelerar. Usad los ojos y no las piernas.

Nahuel abandonó las filas traseras para aproximarse a Desireé. Terminó su retransmisión con un saludo a la cámara del móvil.

DESIREÉ: ¿Novedades?

NAHUEL: Sí. Me dio tiempo a interactuar con un compañero periodista. Los distritos de Fuencarral-El Pardo y Moncloa-Aravaca están controlados por el Ejército francés y británico.

DESIREÉ: ¿En serio?

NAHUEL: No se detectan ataques ni combatientes sospechosos.

DESIREÉ: Al menos, una buena noticia.

NAHUEL: Bue...

DESIREÉ: ¿Qué?

GABRIEL: Que pueden haberse movido hacia el sur. Si no los han abatido...

DESIREÉ: Es una buena noticia y punto. Dos distritos bajo control. Poco a poco. A por los diecinueve restantes.

NAHUEL: También algunos distritos de Barcelona ha sido controlados por ejércitos extranjeros.

DESIREÉ: No me digas. Sarrià.

NAHUEL: No sabría decirte.

DESIREÉ: Ya te lo digo yo.

13:00. Tres puertas y una mesa de despacho fueron colocadas en lo alto de las escaleras que conducían a la planta baja. Viniendo desde el pasillo, Meritxell traía consigo la última pieza de madera para colocar en la zona de bloqueo.

MERITXELL: Ja está tot, oi?

XAVIER: Sí. El último acceso, el del fondo de este pasillo, tiene un hueco pequeño que recubrí con mochilas. Por ahí saldríamos cuando... cuando... nos veamos capaces.

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