Capitulo 19

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- ¿Estás segura que no quieres quedarte de nuevo en mi casa? - preguntó Haseul, caminando a su lado rumbo a la salida.

No vio a Jiwoo el resto del día. Compartió lo que quedaba del almuerzo con Jongsuk y después de una indeseable sesión de besos, pudo deshacerse de él, asegurándole que se verían pronto.

- Está bien Seullie, necesito regresar de cualquier manera.

- En ese entonces... - tomó su mano y comenzó a caminar - Ven, vamos por un helado.

- Lo siento, no...

- ¡Yo invito! Lo que sea que haga sonreír a mi mejor amiga.

El lugar estaba un poco alejado de lo que frecuentaban pero valía totalmente la pena. Existía una gran variedad de sabores y era el sitio favorito de Haseul. Así que cuando Yves entró por primera vez, descubrió lo maravilloso que era.

- ¿Sooyoung?

Las dos amigas conversaban alegremente sobre el baile de graduación y los posibles ridículos vestidos que usarían. La plática se volvía cada vez más divertida logrando sacar algunas carcajadas en el proceso. Haseul estaba cumpliendo su objetivo y Sooyoung estaba liberandose de la angustia que sentía.

Sin embargo la paz duró solo unos minutos.

Pues cuando Yves volteo hacia la tímida voz llamándola a su espalda, su mundo se vino a abajo.

- Wow no pensé verte aquí... no... pensé verte nunca más - la chica sonrió rascando su cabeza.

- Hola - Haseul saludó intentando romper la notoria tensión que había en el ambiente - Haseul - ¿Era amiga se Yves? ¿No? Aquella chica tenía que ser su amiga.

- Wong Kahei - sonrió alegre de vuelta - Pero acostumbran decirme Vivi, puedes hacerlo si deseas.

- ¿Qué estás haciendo aquí? - el tono molesto de la más alta, terminó con cualquier encuentro amistoso entre las chicas que acababan de conocerse.

- Mi primo Jackson vive a una calles y bueno... este lugar es delicioso - explicó, como si de lo más obvio se tratara - Soo, crees que... ¿Podamos hablar?

- No, y por favor no vuelvas a buscarme - salió apresuradamente del local, conteniendo sus lágrimas, intentando no derrumbarse.

Tal vez si hubiera visto hacia atrás, se habría dado cuenta que Vivi se encontraba de la misma manera. Tal vez si se hubiera tomado la molestia de girar por última vez, entonces habría notado lo que acaba de hacer, pero sobretodo, con quién la había dejado.

Pero el hubiera no existe.

No tenía intención de llegar a su casa, comenzaba a atardecer y sentada en un columpio observaba los colores cálidos del cielo preguntándose si su madre la llamaría preocupada por su paradero o si la llamada se convertiría en un espantoso regaño, a los que estaba acostumbrada. Quería desaparecer, necesitaba hacerlo.

Cuando alzó la vista nuevamente, en el horizonte una pequeña silueta se acercó. Su tren de escape estaba llegando. Su ruta de emergencia la había encontrado.

- Hey Yves - en su patineta, Jiwoo cargaba algunas bolsas de compras, mirándola con preocupación - ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Está todo bien?

- ¿Podrías llevarme lejos?

Era increíble como el cielo teñía sus colores al pasar los minutos. Podríamos quedarnos horas contemplándolo y no darnos cuenta que cada segundo que avanza, el cielo cambia su forma. Nosotros también lo hacemos. Pintamos nuestros colores y nos modificamos, hay días donde el cielo parece más oscuro y otro, donde brilla intensamente, como si algún milagro estuviera a punto de suceder.

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