Capítulo 42 - Epilogo

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Colgó el teléfono, su padre estaba muerto.

Jamás imaginó que la muerte de una las personas que más amaba con el alma le brindara tanto consuelo, pero así fue.

Después de tres años luchando contra el cáncer, gastando hasta su aliento día con día, el gran general Kim, había perdido su primer batalla después de haber vivido todo.

Regresó a Seúl, había terminado su carrera hace unos años, y las piezas se habían ordenado de tal forma que consiguió asociarse con una empresa interesada en su trabajo tan pronto volvió.

Decidió que era tiempo de regresar, tras siete años de aventuras, desvelos, y visitas cortas en vacaciones. Se encontró con un espacio vacío en la mesa, pero su casa olía a flores. Su padre lo había estipulado, después de su partida, nadie tenía permitido estar triste.

Y así sucedió, un mes después de su regreso, Jiwoo brillaba como la estrella que era. Visitó a Jungeun, quien aún se encontraba viviendo con su abuela. La mayor había conseguido el sueño de su vida; moverse entre las personas más populares y relevantes del mundo, y el juego del destino la condujo a ser representante de la mejor actriz en ascenso; Jeong Jinsol.

También, había teñido su cabello rubio, como tanto deseaba, a pesar de que su representada ahora lo tenía azul. La ausencia de Jiwoo en su rutina la hizo más allegada a la actriz, volviéndose casi inseparables. No hizo falta tiempo para que Jinsol destacara y despegara su carrera en el entretenimiento, agradeciendo en cada momento a su ahora mejor amiga, la chica que corría tras ella en la escuela. Aún así, Jungeun conversaba con Jiwoo todas las noches desde que entraron a la universidad, logrando que su amistad perdurara.

Jungeun no fue la única. Chuu conoció a una infinidad de personas en la escuela, siendo entre ellas la más cercana Shin Ryujin, con quién solía compartir habitación los primeros años y quien en un viaje a su ciudad natal, quedó flechada por Hyunjin, convirtiéndose en una hermosa pareja meses después.

La vida de Heejin también iba de maravilla, aunque no hablaran tanto con ella. Consiguió una beca deportiva al final sus estudios permitiéndole entrar a una de las mejores universidades, y viajaba cada semana a una ciudad diferente. Heejin encontró el amor en el trabajo y conocer cada rincón del mundo le alimentaba el alma.

Choerry se graduó con honores y abrió su propia librería, cerca de la casa de Yeojin, a quien presumía sin pena, como su mejor amiga. Su carácter jamás cambio y a pesar de que un par de malos momentos atravesaron por su vida, la energética sonrisa nunca desapareció de su rostro.

Y el amor perduró en su círculo de amigas, pues años más tarde, Vivi se arrodilló frente Haseul implorandole permanecer en su vida para siempre. Se casaron tiempo después, siendo el primer evento en unir nuevamente a cada una de sus amigas.

No volvieron a escuchar sobre Chaewon y Hyeju, pero Jiwoo deseó con el alma que siguieran juntas y fueran tan felices como merecían serlo.

- Es una pena que Choerry no esté aquí.

- Es viernes Heekkie, cuida al bebé de Yeojin mientras ella trabaja - mencionó Hyunjin, recibiendo un beso en la cien por parte de su novia.

Las luces de colores, la fuerte música y los cuerpos moviéndose sin control era adictivo, y lo sabían. En especial Heejin quien tenía que tomar un vuelo a primera hora. Pero era el cumpleaños número 25 de Jiwoo y unos cuantos tragos de alcohol, valían la pena, aunque terminara con dolor de cabeza en el asiento de un avión.

- Tu teléfono Lip - apuntó la cumpleañera, quien ridículamente llevaba un gorro de cumpleaños.

Madurar no era sinónimo de aburrimiento, lo había entendido, Así como también descubrió que al crecer la vergüenza se haría a un lado y todo lo que disfrutabas en tu juventud, ahora lo gozabas sin remordimientos.

First GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora