Capítulo 41 - Final

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- Sé que te gustó aquel espantoso vestido Borgoña cariño, pero fue un gran acierto comprar este lindo vestido rosa, combina a la perfección con tus hermosas mejillas.

- No quiero ir al baile.

- No digas tonterías Sooyoung - habló agresivamente sin dejar de sonreír mientras acariciaba su cabello - Tu padre accedió a dejarte regresar más tarde, no seas amargada y lo arruines cariño - seguido de sus palabras, escuchó la puerta cerrarse con fuerza, hundiéndose más sobre su almohada.

Finalmente el día había llegado. La ceremonia de graduación se llevó a cabo un día antes, dónde sus padres orgullosos grababan cada momento de la mañana, mientras que el baile de fin de curso sería en pocas horas. Sooyoung estaba cansada y harta de la falsa vida que llevaba, ¿Cómo era posible que a los 18 podría sentir que lo había vivido todo conociendo que faltaba mucho por venir?

Se levantó molesta de la cama y cerró la puerta con llave. Se metió de nuevo en su miseria y temblando sacó de la almohada una tira de fotografías que le fue enviada de forma anónima.

En un inicio se aterró al encontrarlo en su buzón, pero una pequeña mancha olor a limón en el margen superior izquierdo, le indicó quien era la responsable del regalo.

Abrazó con fuerza la fotografía. Era una imagen preciosa, Jiwoo la miraba y Sooyoung correspondía, sus manos unidas en un pacto silencioso y sus hombros ligeramente rosandose. Podía sentir la intensidad y cada sentimiento plasmado de forma artística en la foto, podía sentir incluso el olor que la menor expulsaba de piel, embrigandola de amor eterno.

Las fotografías venían decoradas con márgenes extraños y adorables al mismo tiempo, uno de ellos lleno de corazones y otro, con un par de llamas en las orillas. Sooyoung sintió que cada fuego de la imagen podría ser ridículamente apagado por el calor que sus miradas desprendían y pensó que si éstas ardían tanto como el infierno, entonces, tan solo por una vez no le importaría quemarse.

- Perdedora, adivina quién está aquí - su celular vibró, y en él un mensaje de Hyeju acompañado de una fotógrafa junto a Chaewon luciendo hermosa - ¿No vendrás? Esta mierda acaba de empezar.

Miró el reloj, eran casi las 8 pm. Recordó haber escuchado a su madre un par de veces tocar su puerta y preguntar si ya estaba lista, pero la realidad es que nunca lograría estarlo.

Terminó de bañarse, y mientras se arreglaba escuchó risas provenientes del primer piso; era su padre y Jongsuk. Quiso escapar, deseó tener alas y volar lejos donde nadie la conocía y donde podía ser libre, pero tan pronto abrió sus alas, aterrizó.

Ese era su mundo, su realidad, y si quería ser feliz, entonces la única responsable debía ser ella.

- ¿Qué...? - su madre amaba la moda más que a su propia vida, y no solo la ropa estaba dentro de su catálogo de tesoros. Sooyoung sonrió ante la idea de su madre siendo una estúpida al soltar una de las piezas más finas que tenía en la casa, rompiendo la taza al instante contra el suelo.

Su padre y el universitario la miraban con la boca abierta, pero no le importó. Los conocía, y sabía que si sus bocas eran lo suficientemente grandes para insultar y llenarse de comentarios sobre opiniones no deseadas, entonces debían serlo para albergar la sorpresa acompañada del silencio.

- Llamé un taxi, está llegando - respondió con simpleza, y con la mano escondida dentro de su bolsillo, acarició la fotografía.

- Pero... ¿Qué estás haciendo Sooyoung? - aún sin palabras correctas, su madre se acercó unos pasos, rodeando de forma lenta los pedazos de porcelana - ¿Qué significa esto?

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