09. Sin duda es un imbécil

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Cinco

Son las 11 de la noche, todos se han ido a dormir, espero que T/n no esté dormida.

Me acerco a su habitación, pongo mi oreja en la puerta para tratar de escuchar algo, pero todo está silencioso.

Al entrar ella está sentada en el umbral de una de las ventanas, su cabeza está recostada en sus rodillas.

—Honguito— el apodo sale de mi como un susurro.

—Cinco, ¿Qué haces aquí?— Ocho se levanta sorprendida.

Dudo un poco antes de contestar ¿Por qué estoy aquí? Solo sentí una fuerte necesidad por saber como estaba, por saber qué había sucedido hace dos días.

Antes de que pudiera decir algo, me tomó por los hombros y me empujo a la puerta.

—No puedes estar aquí, debes irte— dice en un tono nervioso.

—Relájate, tú tampoco eres una buena compañía.

—Es peligroso que estés aquí conmigo, ¿Acaso ya olvidaste lo que pasó la última vez?

Agarré sus muñecas para que dejara de empujarme y me percate de que estaba usando guantes— ¿Qué me hiciste?

—¿No lo recuerdas?

Niego con la cabeza.

—Te dormí, tengo un nuevo poder. Reginald dijo que puedo dormir a las personas con solo tocarlas.

—¿En serio?¿Dormir?— solté una pequeña risa que a ella no le agrado tanto— ¿Solo por eso estás encerrada?

—No estamos seguros de la magnitud de esta habilidad, puedo dormir a alguien por minutos, horas, días, dejarlos en coma o puede que incluso matarlos— se cruzo de brazos por la indignación que le había causado mi comentario.

Suspiro y me miró afligida.

»Dormiste por dos días Cinco.

—Pero no fue tu intención.

Sonrío de manera maliciosa— Bueno, eso no es del todo cierto pero fue porque me estabas molestando.

Nos quedamos en silencio, ella regresó a sentarse en el umbral y yo me senté a un lado en el suelo.

—¿Entonces te quedarás aquí para siempre? Aunque no me molesta, todo estaría más silencioso.

—No imbécil, solo necesito aprender a controlarlo para poder salir.

.....

T/n ha estado encerrada por 3 meses, padre nos contó a todos lo que estaba pasando con ella, dijo que la entrenaría y que cuando supiera controlarlo podríamos convivir como lo hacíamos antes.

Las primeras semanas creímos que sería algo sencillo, algo que ella manejaría a la perfección. Pero en el segundo mes Reginald salía de la habitación de número Ocho más enojado y decepcionado de lo normal, poco a poco todo fue empeorando.

—¿Entonces ya nos quedamos sin hermana?— preguntó Diego bromeando.

Este imbécil quiere unos putazos en la cara.

—No digas eso tarado— Allison le respondió molesta.

—No estaría mal, me refiero a que nos podríamos repartir la parte de su herencia, más para nosotros.

Todos lo miramos mal, Luther le dio un sape.

—De hecho no suena mal— dijo Klaus dándole la razón a Diego.

-Farsa-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora