09. La primera noche

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Shinunoga E-wa - Fujii Kazw

Cinco

Tengo a T/n agarrada de la cintura para evitar que se caiga.

―Cierra la boca, vas a despertar a todos―le digo riéndome igual que ella.

―Lo siento, pero no puedo evitarlo.

Son las dos de la madrugada, así que no es conveniente que papá o Pogo nos escuchen.

Estamos jugando twister, lo sé, somo muy maduros.

Ella esta abajo de mi en una extraña posición, tan extraña que le ha ganado la risa y yo no he podido evitar reirme con ella.

Por suerte sus costillas ya sanaron por completo, porque ahora mismo se rompera otras dos.

Logro levantarme y levantarla a ella sin salir lastimados.

―¿Ya estas mejor?― le pregunto quitandole el cabello que cubre su rostro para pasarlo detrás de su oreja.

―Si― dice limpiandose las lagrimas que salieron por la risa.

Me mira tiernamente y se acerca para darme un beso en la mejilla y luego se dirije a mi oido para susurrarme―Tengo una idea.

Mi piel se eriza al instante con esas simples palabras, pero logro disimularlo―Si es tu idea, no creo que sea muy buena.

―¡Por favor! yo sé que te va a gustar― junta sus manos cerca de su menton y hace un puchero suplicante.

―Bien, pero si no te paras al rato para los entrenamientos no volvere a hacerte caso.

Ella corre entusiasmada a su armario para sacar algo, es una pequeña caja de madera que contiene varias cosas singulares, de entre ellas destaca un juego de llaves.

¿Qué planeas hacer?

Mi entrecejo se frunce con curiosidad cuando se acerca a mi alzando y sacudiendo las llaves frente a mi cara.

Me toma del brazo para jalarme a la ventana―Bien, teleletransportanos a ese callejón― me señala con el dedo dónde y nos teletransporto.

Era un callejón común y corriente, había un contenedor de basura con bolsas alrededor y más cosas.

T/n camina detrás de este para sacar una motocicleta cubierta por una sabana.

―¡Taran!― dice quitando la sabana de un tirón.

Mire a Ocho estupefacto―¿De dónde sacaste esta cosa?― pregunte mientras rodeaba la máquina suicida.

―Klaus me la regalo poco después de mi secuestro, dijo que era para que nos fuéramos de fiesta.

T/n volvió a acercarse al contenedor de basura para sacar una bolsa negra que contenía dos cascos, me entregó uno y ella se puso el otro, se montó en la moto y me dijo que hiciera lo mismo dando palmaditas en la parte trasera del asiento.

Era unamotocicleta italika chooper negra muy bonita, no lo voy a negar, pero tampoco voy a negar que me aterra subirme con T/n manejando.

El que tenga miedo a morir que no nazca

Pensé antes de ponerme el casco y subirme a la moto. Para ser honesto T/n manejaba muy bien, sin embargo yo seguía aferrandome a su cintura como si no hubiera un mañana.

Nos detuvimos en la gasolinera para recargar gasolina a la moto y comprar un enorme bote de helado y Ocho no dejaba de burlarse sobre como me aferraba a ella e iba temblando durante todo el viaje.

Luego seguimos nuestro camino hasta llegar a un parque donde nos sentamos en unos columpios para comer el helado mientras conversabamos de trivialidades.

No podía creer que entre los dos nos acabaramos un litro de helado, apenas podíamos caminar así que mejor nos acostamos en el pasto para ver el cielo, el cual estaba completamente despejado.

—¿Cómo te sientes?— le pregunte volteando a verla.

—Demasiado llena por el helado, pero bien, ¿Por qué la pregunta?— cuestionó con una sonrisa de duda, sin voltear a verme.

—Me refiero a cómo has sobrellevado lo de tu secuetro— su sonrisa se borro en un segundo— se qué debió ser un gran trauma para ti y me preocupa que no hayas hablado de eso con nadie.

—No hay nada que decir Cinco, ya todo se lo conté a Reginald ¿Recuerdas? Tú estuviste ahí— su tono era de estrés y enojo.

—Lo sé, pero jamás contaste cómo te sentías— la tensión nos empezaba a invadir, no quería pelear con ella por eso, solo que me preocupaba— No quiero incomodar te, ni presionarte ¿Okey? Solo quiero que sepas que si quieres hablar sobre eso o algo más, aquí estoy para ti.

Volteo a verme algo desconcertada y me incorpore un poco sobre mis codos.

»O incluso si no quieres hablar conmigo puedes hacerlo con alguno de nuestros hermanos.

―Lo sé Cinco, te lo agradezco mucho― esbozo una sonrisa de alivio y agradecimiento por no insistir con el tema.

Se acercó a mi para darme un suave beso en la mejilla, luego me dio otro y otro, así hasta llegar a la comisura de mis labios, pero ahí se detuvo. Tome su mejilla acariciandola con mi pulgar, pase mi mano por detras de su nuca para acercarla más y animarla a seguir.

Nuestros labios se acercaron tanto que rozaban entre sí y por fin después de tanto tiempo nos dimos nuestro primer beso, fue muy tierno y tranquilo al principio, poco a poco la intensidad fue aumentando hasta que nos tuvimos que separar por falta de aire.

Nos volvimos a recostar en el césped, esta vez más cerca. Sentí como su mano tomaba la mía lentamente, pude ver por el rabillo del ojo cómo se formaba una hermosa sonrisa en su rostro y no pude detener la que se formó en él mio.

-Farsa-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora