15. ¿Estas bien, Ben?

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Ocho

Mamá me reviso y me dijo que me disloque el hombro, me dio unas pastillas para calmar el dolor, además de ponerme un cabestrillo que debía usar por dos semanas.

Cuando terminó decidí irme a mi cuarto a descansar un poco.

Al despertar lo primero que vi fue a Klaus y Diego en el sillón de mi habitación.

—¿Qué hacen aquí?— pregunte mientras tallaba mis ojos e intentaba incorporarme.

—Milagro que despiertas hermanita, venimos a enterarnos del chisme— chillo Klaus con emoción mientras subía sus pies en el regazo de Diego.

—Yo estoy aquí para saber cómo estás— Número Dos sonrió de manera falsa, con esa misma sonrisa que siempre hacía cuando éramos niños y teníamos que mentir para evitar ser castigados.

Lo mire dudosa.

Me levanté para ir al baño y Diego hizo lo mismo— ¿Qué haces?

—Te voy a acompañar— volvió a sonreír de la misma forma. 

—¿Por qué?

—Nada más, solo quiero estar con mi hermana favorita.

—¡Oye!— grito Klaus molesto

—Eso no me parece muy convincente, voy al baño no creo que quieras acompañarme ahí.

—¡Agh! me quedo aquí— dijo con una cara de asco regresando al sillón con Klaus.

Después de un rato note más comportamiento como ese en Diego, ocultaba algo y debía saber que era.

Les conté a mis hermanos lo que había sucedido con Adad y Cinco en la biblioteca, al terminar nos dio hambre y decidimos ir a buscar algo para comer ya que todavía faltaban un par de horas para la cena.

Allison y Vanya estaban en el comedor platicando, Klaus y Diego se sentaron con ellas, por suerte no estaba ninguno de los hermanos Moore.

A falta de un servidor de café fui a prepararme uno yo, pero me costaba hacerlo con un solo brazo.

—¿Cómo estás?— Me preguntó Allison parándose a mi lado y pasándome el azúcar y la leche.

—Bastante bien creo, ¿Sabes dónde esconde Cinco su café?

Allison sacó un sobre de café de su bolsa— La verdad no, pero yo tengo el mío.

Reí ante su acto y se ofreció a hacerme mi café.

Al terminar nos sentamos con los demás a platicar.

—¿Saben donde están las otras molestias?— cuestiono Klaus.

—Luther y Cinco salieron, Ben debe estar en su habitación o en la biblioteca— respondió Vanya.

—Iré por él— Klaus salió de la cocina dando brinquitos.

Seguimos platicando y después de un rato entraron mis hermanos, Ben se sentó a mi lado y Klaus del otro lado de la mesa. Todo iba bien pero notaba raro a Número Seis, además de que Klaus le echaba unas miradas pícaras de vez en cuando.

Ben tomó mi brazo y sabía que quería decirme algo así que activé mi poder para comunicarnos mentalmente.

—¿Qué te sucede? Te noto extraño.

—Es complicado de explicar, pero necesito tu ayuda para borrarle un recuerdo a Klaus— sonaba preocupado.

—¿Por qué?

—No es nada malo, te lo contaré después pero necesito que lo hagas.

—No sé si sea buena idea, ¿Por qué debo hacerlo y qué gano yo?

—¡Porque soy tu hermano favorito! Además de que te compraré un libro.

—¡Aah! no puedes decirle a nadie que eres mi hermano favorito, eso me quitaría cierto favoritismo de algunos— dije de manera dramática— ¿El libro que yo quiera?

—Si, el que sea.

—Esta bien, acepto.

Después de terminar mi café salí de la cocina con el pretexto de que quería descansar un poco antes de la cena, Ben se encargó de convencer a Diego para que no viniera con nosotros.

Aún me faltaba averiguar qué le sucedía al Navajitas.

Nos dirigimos al cuarto de Klaus y nos encerramos en él.

—¿Ahora si me vas a decir que te pasa?

—Bien, este es el plan, le dire a Klaus que necesito hablar con él, lo traeré aquí y tú lo dormirás después de eso ya te meteras a su mente y le borraras ese horrible recuerdo que nunca debió haber visto, y tienes que hacerlo ¡Porque sino me torturara por el resto de mi existencia!— hablaba tan rápido que apenas le entendía.

—¡Cálmate!— le solté una cachetada, mi hermano solo se sobo— ¿De que recuerdo hablas?

—Tú sabrás cuál es.

Salió como loco de la habitación y solo me quedo esconderme debajo de la cama como me había dicho.

5 minutos después los escuche entrar.

—Bien Benito, supongo que quieres negociar— Klaus se echó en la cama— Pero dejame decirte que el precio será demasiado alto.

Quería seguir escuchando lo que tenía que decir Klaus pero debía apoyar a Ben, así que me acerque a uno de los pies de Klaus que salía colgando de la cama y lo dormí.

Ben soltó un pequeño suspiro de alivio.

—Excelente, ahora metete en su mente.

—Que mandon.

Empecé a buscar entre sus recuerdos hasta que unos golpes en la puerta me distrajeron.

—Ben ¿Estas bien?— La voz de Vanya sonó del otro lado de la puerta.

—Ay no no no, estoy acabado— Seis caminaba en círculos exasperado— ¡¿Ya vas a acabar?!

—No me grites, si me dijeras que es lo que debo de borrar sería más fácil, mejor sal y distrae a Vanya.

Hizo lo que le indique.

Yo seguí con mi trabajo mal pagado, solo esperaba no encontrarme nada incómodo.

Y como siempre me equivoque en lo absoluto.

Pero lo bueno de esto es que ya había encontrado el dichoso recuerdo.

No lo describiré porque es realmente traumático, pero imaginate encontrar a tu hermanito, al más lindo, tranquilo, amable, tierno, amoroso y supuestamente al más inocente haciendo cosas que te prohíben el paso al cielo.

Exacto, traumático. Cuanto pagaría por poder borrarme recuerdos a mi misma.

Después de haber terminado de ayudar a Ben y de negociar que ya no solo me debía un libro si no que ahora era una saga completa, salí a buscar a Diego.

Antes de llegar a la sala principal escuche unas voces, me asome un poco y pude ver a papá, Luther y Cinco.

Papá se veía más serio y enojado de lo normal, al igual que Cinco y eso no me gustaba nada.

Reginald se puso justo enfrente de Cinco, azoto su bastón contra el suelo y le dijo algo que no logre comprender, Cinco subió corriendo las escaleras y papá se fue a su oficina.

—¿Qué pasó?— me acerque a Luther quien se veía cansado.

—Nada, es solo que...— Suspiro y continuo— No es un buen momento Ocho, lo siento.

Talvez debería subir para saber cómo esta Cinco y también para terminar la plática que tuvimos en la enfermería.

-Farsa-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora