10. El funeral improvisado

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We can't stop - Miley Cyrus.

Ocho

No debí contarle nada a Cinco, no sé porque lo hice, me siento como una estúpida.

Creo que el encierro si me está afectando.

No creo que sea tan malo, lo peor que puede pasar es que se lo diga a todos y ellos se burlen de mí, pero nada más, es algo que podría soportar.

Muy a mi pesar me levanto de la comodidad de mis cobijas para empezar otro tedioso día encerrada.

¡Por favor ya no quiero seguir con esto, ofrezco a alguno de mis hermanos en sacrificio!

Cuándo acabo de realizar todas mis actividades, incluido el entrenamiento con Reginald, son las seis de la tarde.

Estoy tan aburrida que creo que mejor ya me iré a dormir, me pongo la pijama y voy a acomodar la cama.

Cuando estoy a punto de acostarme las cerraduras de la puerta resuenan en la habitación y esta se abre, pero la persona que entra no es la que yo esperaba.

Klaus está recargado en el marco de la puerta mientras juguetea con unas llaves.

—Debes darte un descanso nena— dice con una mirada coqueta.

—¿Qué haces aquí?¿Qué haces con esas llaves? ¡Papá nos va a castigar!— le reclamo alterada.

—Relájate, papá y los demás fueron a un evento del trabajo de Reginald, ya sabes quiere aparentar esa mierda de familia perfecta.

Eso me alivia un poco

—¿Qué hay de Pogo y mamá?

—No sé, fueron a hacer algo a la empresa de— dice encogiéndose de hombros— Eso significa que tenemos una mansión para nosotros solos como por unas 3 horas, baby.

Dudo que sea una buena idea, pero hace mucho que quiero salir.

—¿Por qué no fuiste con ellos?

—¡Fingí que estaba muy enfermo! Soy un gran actor— lo dice con tanto orgullo y entusiasmo que hasta es pegajoso— Y lo de las llaves, las tome hace un par de noches, un amigo me ayudó a hacer una copia de ellas y luego regrese las originales, así que no debes preocuparte por que Reginald se entere.

Parece que tenía todo muy bien planeado.

—¡Vamos Ocho! hay que divertirnos.

Si no toco a Klaus creo que todo estará bien.

Brinco de emoción hacia su dirección— ¡Eres increible Klaus! pero primero necesito hacer algo.

Mi hermano y yo caminamos hacia el patio de la mansión, ambos con la pijama, un saco negro, unos lentes y una corbata negros. Klaus tiene unas flores en la mano mientras que yo tengo una cajita de madera.

—Podemos empezar, pon la música— muevo la cabeza en dirección al tocadiscos que tomamos prestado del cuarto de Luther.

Cuatro hace lo que le digo y empieza a sonar We can't stop.

—Klaus, esa canción no es apropiada para un funeral.

—Pero a mi me gusta y dijiste que yo podía elegir la música— dice de manera caprichosa.

— Está bien, empecemos— respondo poniendo los ojos en blanco.

Antes de esto Klaus y yo hicimos un hoyo en la tierra para meter la cajita.

—Estamos aquí hoy reunidos para despedir a una hermosa criatura que nos arrebataron de manera injusta.

Klaus saca un pañuelo de su bolsillo para limpiarse las lágrimas de cocodrilo que han salido en su rostro.

-Farsa-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora