Ocho

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I'm tired - Labrinth & Zendaya

Los días pasaban unos tras otros y casi todos eran iguales, el día empezaba con el desayuno, seguido de un arduo entrenamiento, luego sus horas correspondientes de estudio y casi en el atardecer debían reunirse nuevamente en el comedor para la comida con su padre. Por suerte, contaban con ciertas horas libres, para ser exactos de las 7 de la tarde hasta las 9 de la noche, su hora de dormir.

Los días parecían tan iguales a como eran antes del secuestro de Ocho a excepción de las horas libres. Anteriormente los Hargreeves aprovechaban al máximo esas dos horas para pasar tiempo como hermanos, creando juegos, intentando compartir sus vidas y sus gustos, les encantaba compartir comidas.

Sin embargo todo había cambiado, los juegos y las pláticas se convirtieron en peleas y reclamos, los hargreeves se encargan de deshacerse de la culpa de la muerte del prescidente para dársela a Ocho, quien claramente se ponía a la defensiva.

―Deja de defenderla― le decía la morena a su hermano Ben―Ella ha hecho cosas desagradables. No merece que la protejas.

El pelinegro solo se sostenía la sien, ya cansado de que sus hermanos siempre le dijeran lo mismo: "Si la sigues defendiendo jamas se dara cuenta de lo que hizo", "Es una maldita psicópata, mira a donde nos ha llevado", "Debimos sacarla de la academia en cuanto pudimos, tal vez así el mundo podría volver a confiar en nosotros", "Es una traidora".

―Entiendo que estés enojada Allison, pero ella también es nuestra hermana, no pienso abandonarla.

―¡Es una maldita traidora que nos ha dejado en la ruina!

―¡NO LA LLAMES ASÍ!

Ambos hermanos se miraban con furor.

―Ella ha sufrido demasiado, ha pasado por cosas inimaginables. Fue abusada y manipulada por Crowe y sus hijos. Le arrebataron la vida ¿Y tú estás molesta por que "te traiciono"? Eso es patético. ¡TODOS USTEDES SON PATÉTICOS!

El chico se quedó callado al darse cuenta de que ya estaba gritando. Allison se dejó caer en el asiento frente a él, aun así su mirada de desaprobación no desapareció.

Ben volvió a acariciarse la sien en un intento de evitar que la migraña aumentara.

―Estoy de acuerdo en que ha pasado por situaciones horribles, pero eso no justifica las cosas desagradables que ella ha hecho― hizo una pausa para inclinarse hacia él― ¡Mató al presidente Ben!― declaro entre dientes.

―Lo sé lo sé, no tienes que recordármelo.

El silencio se hizo presente entre ambos por un largo rato hasta que fue interrumpido por la morena.

―Te está desgastando, Ben― susurro.

Él la miró sabiendo que tenía razón, el cuidar de Ocho lo estaba desgastando emocional y físicamente, y más ahora que la adición de T/n estaba empeorando.

Por muy extraño que sonara ella no era como Klaus, para nada. Él se drogaba y tomaba, sí, sin embargo tenía cierto límite que siempre respetaba; en cambio Ocho lo hacía hasta olvidarse de quién era y de la asquerosa realidad en la que estaba, incluso ya había sobrevivido a una sobredosis.

Ben quería defenderla de todo y de todos, pero no habían suficientes argumentos para hacerlo, aun así no pensaba abandonarla y mucho menos dejarla a un lado, no como sus hermanos, Reginald y Cinco lo habían hecho.

Mientras tanto, la chica en su habitación se encontraba con las piernas dobladas y las manos extendidas a sus costados intentando, una vez más, entrar a los sueños del pelinegro, así se había mantenido en contacto con él cuando ella estaba con Crowe, aunque al principio lo había hecho involuntariamente.

-Farsa-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora