House of memories - Panic! at the Disco
Los edificios estaban en llamas, las casas y tiendas estaban destruidas, no había calle alguna que no tuviera escombros. Tampoco había ningún ser vivo en el planeta.
A excepción de él, aquel chico pelinegro que desafortunadamente terminó varado en ese maldito futuro post-apocalíptico.
¿Por qué todo estaba en llamas?¿Cómo había terminado el mundo así?¿Dónde estaban las personas? ¿Qué año era? Todo aquello se preguntaba el ojiverde mientras corría por las calles buscando lo que había sido su hogar.
Mientras más veía a su alrededor más perdía la esperanza de que tal vez su familia estuviera bien. Tal vez lograron esconderse en el sótano de todo aquello que había acabado con la tierra. Su esperanza desapareció por completo cuando llegó a la entrada de la academia o lo que quedaba de ella.
—¡OCHO!— fue lo primero que necesito gritar—¡Vanya! ¡Ben! ¡Papá!
Evidentemente nadie contestó.
Se dejó caer de rodillas al sentir como el aire dejaba de entrar a sus pulmones, el dolor se expandió y con una mano sostuvo su pecho con fuerza por el miedo de que le diera un infarto.
El mundo ha sido destruido.
Aún con el punzante dolor se levantó, se adentro como pudo al terreno y comenzó a mover escombros con la esperanza de encontrar a alguno de sus hermanos o incluso algún indicio de lo que había causado todo.
Tropezó y se giró molesto, una mano se había entrometido en su camino, lo que más le llamó la atención de aquella mano fue el tatuaje, aquel maldito tatuaje de un paraguas que representaba lo que era más importante para su padre.
Se acercó rápidamente para quitar los escombros de encima del cadáver y encontró a un hombre mayor, de unos 30 años más o menos. Lucía tan diferente a comparación de la última vez que lo había visto, hacía apenas 5 minutos, a pesar de eso Cinco logró identificarlo por sus chinos y el color verde azulado de sus ojos que desgraciadamente estaban abiertos y sin vida, Klaus era el dueño aquella mano.
Las lágrimas nublaron la vista del chico, con una mano se las limpio deprisa, mientras que con la otra le cerraba los ojos a su hermano.
—Lo siento— murmuró entre sollozos a pesar de que no sabía exactamente lo que sentía.
Siguió buscando y poco a poco encontró los cuerpos de Diego, Luther y Allison que no estaban tan lejos del cadáver de Klaus.
Una vez que identificó a cada uno, los puso en una fila, tomó más escombros y los cubrió para formar torres en cada uno de ellos.
En el momento en que estaba haciendo la tumba de Luther dos cosas llamaron su atención, su cuerpo era extrañamente más grande de lo normal y la segunda cosa era su mano, estaba en una forma peculiar sosteniendo una bola, el pelinegro tomó la esfera y la limpio un poco, era una prótesis ocular, la guardó en el bolsillo de su saco y siguió cubriendo a su hermano.
Los días pasaban, a pesar de eso no dejo de buscar, aún faltaban los cuerpos de Vanya, Ben y Ocho, e incluso, a pesar de toda la destrucción y muerte que ya había visto, esperaba encontrar a alguien con vida.
El chico iba por toda la ciudad con su ropa sucia llena de hollín y su carrito rojo donde llevaba dulces, latas de comida, una manta, una lámpara de gas y algunas prendas agujereadas. Tomó un chocolate rancio de una bote que había encontrado en una tienda de dulces, era lo único "decente" que había encontrado para comer, pero sabía que pronto se le acabarían, comió dos chocolates más resistiendo las ganas de vomitar y continuó con su búsqueda.
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-Farsa-
FanfictionCinco ¿Alguna vez han dudado de algo bueno que les ha pasado o que jamás creerían que les pasaría, que creen que no lo merecen y que en cualquier instante se irá? ¿Por más que se aferran a ello no es suficiente porque en el momento menos esperado t...