Virgen - Adolescentes
Cinco
Desperté gracias a la luz del sol que daba directo a mi cara, todavía era temprano, pero no faltaba mucho para que Reginald fuera a buscarnos a la habitación.
Mire a T/n que seguía dormida sobre mi brazo, su rostro se veía tan pacífico.
Le dí un beso en la frente y comencé a agarrar nuestras cosas que estaban esparcidas alrededor de nosotros para después tomarla en brazos y teletransportarnos a la habitación. La acomodé en su cama para que pudiera dormir un poco más.
Me di un baño y me cambie para después salir a preparar un café.
Todo estaba en su normaliad, cada uno de mis hermanos estaban durmiendo en sus respectivas camas, a excepció de Klaus y Diego que estaban dormidos en la sala, y de Luther y Allison que estaban los dos en la cama de Allison.
Ordene un poco la habitación y escondí algunas botellas que se encontraban alrededor de Klaus y Diego, puse todo en orden para que Reginald no sospechara nada.
Cuando termine fui a sentarme en la mesa de centro de la cocina para tomar mi café y justo como lo predije a los dos minutos Reginald entró junto a mamá.
―Buenos días muchachos.
Miro para todos lados percatandose que no estabamos en formación como los días anteriores en los cuales nos poniamos en fila antes de que llegara Reginald para recibirlo.
Por desgracia, su mirada me encontró y solo pude levantar una mano para saludarlo mientras daba un sorbo a mi café.
Camino en dirección a la sala para examinar mejor a Diego y Klaus, mamá iba detrás de él y yo hice lo mismo. Papá solo me miro con una ceja levantada.
―Ayer se pusieron a ver películas de terror y se quedaron aquí dormidos― alegue antes de que pudiera preguntar cualquier cosa.
Me miró con ojos entrecerrados, pero se conformó con mi respuesta.
Le pidio algo a mamá a lo que ella lo saco de su bolsillo y se lo entregó.
Mamá se acerco a mi para acariciarme el cabello y llevarse la taza vacía que había en mis manos, le susurre un gracias y ella me sonrió.
Reginald se inclinó para quedar más cerca de mis hermanos y comenzó a soplar el silbato que Grace le había dado. Mis hermanos se sobresaltaron y se levantaron en un instante chocando entre sí.
Pude notar como las comisuras de los labios de Reginald se elevaban lenvemente, era obvio que disfrutaba torturarnos.
Me teletransporte con T/n para despertarla antes de que Reginald lo hiciera con su maldito silbato.
―Levántate― le exigí mientras la jalaba tratando de levantarla, ella solo comenzó a quejarse y a manotearme de vez en cuando.
Podía oír como el silbato sonaba en cada una de las habitaciones, solo faltaba la nuestra, pero cuando papá llego Ocho ya estaba despierta y luchando por mantenerse en pie, así que se digno a lanzarnos una mirada de desaprobación y se fue.
―Los quiero arreglados antes del medio día, ni un minuto más ni un minuto menos― nos ordeno desde la sala antes de salir de la habitación.
T/n se dejo caer en la cama en cuanto la puerta principal se azotó y yo hice lo mismo.
―Que pesado es el viejo― dijo Ocho mientras agarraba una almohada―Ni modo, me volveré a dormir.
Solte una carcajada y le arrebate la almohada―No puedes dormirte, solo tenemos 3 horas para desayunar y arreglarnos.
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-Farsa-
FanfictionCinco ¿Alguna vez han dudado de algo bueno que les ha pasado o que jamás creerían que les pasaría, que creen que no lo merecen y que en cualquier instante se irá? ¿Por más que se aferran a ello no es suficiente porque en el momento menos esperado t...