-Farsa-

28. He caído en el acantilado

Another love - Tom Odell

Cinco

El cielo esta completamente despejado y la luna resplandece en su punto más alto, pero el alcohol en mi sistema hace que su brillo se distorsione.

Han pasado dos días desde que todo ocurrio, desde que deje a mi supuesta T/n en manos de Crowe.

Sigo sin poder procesar todo lo que ocurrio ese día, pero gracias a eso ahora todo toma sentido.

—Ella despertó, esta abajo con Ben— me informa Luther a mis espaldas.

Doy un trago a la botella que tengo en la mano antes de responder— ¿Eso a mi qué?

—Pense que te gustaría hablar con ella— dice mi hermano dubitativo.

—Te equivocas querido hermano, lo que menos quiero ahora es verla.

Luther me arrebata la botella antes de que pueda darle otro trago y me levanto velozmente para tratar de quitarsela.

—Ella es nuestra T/n, tienes que ir a hablar con ella. No puedes quedarte para siempre en el ático ignorandola y ahogandote en alcohol.

Me abalanzó a mi hermano para derribarlo, pero toma mi cabeza con su mano para evitar que me acercque a él.

—Claro que puedo, observa— me teletransporto a su lado y le quito la botella para echarme lo que queda de está de un solo trago.

Luther pone los ojos en blanco y se cruza de brazos.

—Te comportas como un mocoso malcriado.

Ignoro su comentario y tomo otra botella del suelo, sonrió al ver que esta completamente llena. La destapo y se la restriego a Luther en la cara— ¡Salud!

.....

Número Uno no dice nada, pero se queda acompañandome hasta tarde, aguantando mis quejas y berrinches.

—Ya que tu precencia va a estar molestandome, ¿No quieres un poco?— le pregunto a Luther ofreciéndole la botella, pero él niega— Quita esa cara de amargado que se me van las ganas de tomar.

Mi hermano me fulmina con la mirada y yo solo suelto una risa amarga.

—Quiero regresar en el tiempo— le confieso luego de un rato— Quiero regresar a esa noche en la playa o tal vez al día en el que la rescatamos— la nostalgia llega de golpe cambiando todo mi humor— Me gustaría nunca haberla salvado.

Luther me mira con lastima y toma la botella para darle un trago.

—¿Qué te ha pasado?

Sonrió de lado recordando lo que ella una vez me dijo en sueños—He caído en el acantilado.