-Farsa-

15. Besame sin sentir

Besame sin sentir - Micro TDH

Cinco

Decidimos salir un rato a tomar aire puesto que ya estábamos hasta el tope o como diría Diego "Tan ebrios como una cuba".

Ocho estaba jugando en la orilla del mar sin importarle que su vestido se mojara. Yo estaba unos cuantos metros más atrás recostado sobre las rocas, disfrutando del aire de la noche que de vez en cuando golpeaba mi cara con suavidad.

Los dos nos habíamos quitando los zapatos para poder disfrutar la sensación de la arena en nuestros pies.

Ella se acerco sentándose a horcajadas sobre mí y me sobresalte al sentir la prenda mojada sobre mi piel.

―Lamento lo del bar.

―No te preocupes, fue mi culpa― le dije mientras pasaba un mechón de pelo detrás de su oreja.

Sus ojos estaban decaídos y rojos por el exceso de alcohol, aun así se veían preciosos.

―Fue la culpa de ambos― su actitud había cambiado a una más sombría.

Se recostó sobre mi pecho y comencé a acariciar su cabello, sin darme cuenta ambos nos quedamos dormidos.

.....

Mis parpados se sentían pesados y estaba completamente desubicado, la mayoría de el alcohol en mi sistema ya había desaparecido, mire el reloj en mi muñeca, habían pasado dos horas desde que salimos del bar, aún era de madrugada.

Comencé a buscar a Ocho puesto que ya no se encontraba encima de mí, no tarde mucho en encontrarla ya que estaba a un par de metros lejos de mí, sentada con la mirada perdida en el inmenso océano.

―¿Hace cuanto estas aquí?― le pregunte mientras me sentaba a su lado.

―No llevo mucho tiempo aquí, desperté hace 10 minutos― dejo caer su cabeza en mi hombro y yo recargue mi cabeza en la suya― No quería despertarte.

Nos quedamos en silencio unos minutos hasta que ella decidió hablar―He hecho cosas malas Cinco, cosas de las que no me enorgullezco y de las cuales me arrepiento demasiado.

La voltee a ver confundido y hasta ese momento me di cuanta que había estado llorando, sus ojos estaban hinchados y rojos, al igual que sus labios y por sus mejillas aun destellaban los caminos que habían recorridos las lágrimas.

―Si supieras todo lo horrible que he hecho― tomó el valor para mirarme a los ojos, su mirada expresaba demasiadas cosas en ese momento que me atemorice―Si supieras todo lo que he destrozado ¿Me seguirías amando?

No sabía a que se refería, me estaba asustando.

Pero tampoco me atreví a preguntarle― Para tu desgracia o para la mía, te seguiría amando.

La tome de la cintura para acercarla a mí y abrazarla, ella se acurruco en mi brazos hasta que se tranquilizo. Trate de levantarla para irnos al hotel, pero ella me suplicaba que todavía no.

De un momento a otro su rostro se acerco al mío―¿Puedo?― le dije que si con un movimiento de cabeza casi imperceptible.

El beso era cálido y reconfortante, pero no era suficiente. Queríamos ¡No!... Necesitábamos más, el deseo, la necesidad, el calor, la pasión, todo nos invadió en menos de un segundo. Lentamente baje dejando besos y unas cuantas mordidas, primero pasando por su mandíbula y dirigirme a su cuello.

Sabía que esto iba a llegar a más pero no estaba seguro si ella realmente lo quería.

Me detuve para confirmarlo―¿Estas segura?― ella asintió con la cabeza, pero no estaba conforme con eso― Necesito una respuesta verbal, sino no puedo continuar.

―Estoy segura Cinco, quiero hacerlo.

Deja que el momento fluya como las olas...

Ya comenzamos a soñar así que mejor sigamos soñando.

Acércate a mí, bésame sin sentir que si sentimos vamos a morir...

No puede ser así, querernos es fingir que nunca vamos a pasar de aquí.

Dime ¿Qué me causaste?