10. Que mal perdedor

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Cinco

El cansancio es evidente en nuetro rostro, ambos tenemos unas enormes ojeras que se podrían ver a kilometros de distancia.

―¿Lo ves? Si me levante― dice T/n cayendo a mi lado, cansada y con sueño.

Debido a la fatiga y debilidad en nuestros cuerpos ambos recibimos una paliza en el entrenamiento, cosa que a papá no le gusto tant y nos castigo poniendonos a limpiar la biblioteca.

―¡No puedo más, quiero dormir ahora mismo!― Ocho avienta el trapo que esta usando para limpiar los libros y se acomoda en uno de los sillones dispuesta a descansar.

Rodeo su cintura con mi brazo y la jalo hacia mí levantandola.

―Ni se te ocurra dejarme el castigo a mi solo― la tomo de la mandibula obligandola a mirarme puesto que su cabeza estaba colgando.

―¡Por favor! te lo recompensare, lo juro.

Lo pense un momento y la mire con los ojos entrecerrados― No me tientes― le respondí con una sonrisa de lado.

La solte y le entregue el trapo que había tirado con anterioridad― Toma, no seas floja y ponte a limpiar.

Ella hizo un puchero y se avalanzo sobre mi rodeando mi cuello con sus brazos, y sus piernas con mi cintura.

―Vamos, yo sé que tú también quieres dormir― susurra en mi oido mientras me acaricia el pelo.

―¡Oh no! no voy a caer tan fácil en tu jueguito y prefiero limpiar ahora a tener otro castigo.

―¿Estás seguro?― me tomó de la nuca y me jalo hacia atrás, levantando mi cara ella se acerco demasiado a mí, podía sentir sus labios rozando mi mentón para luego dirijirse a mis labios.

La solté para que cayera al suelo y así alejarla de mí―¿Crees que soy así de fácil?― dije poniendo una mano en mi pecho y otra en mi cintura de manera indignada.

Ella me miro desafiante―Tal vez no voy a convencerte así, pero ¿Si logro tirarte al suelo y mantenerte ahí por 10 segundos, me dejaras dormir?

―¿No tienes fuerzas para limpiar, pero si para luchar?

Levantó los hombros con algo de indiferencia―Gastare mis últimas energías.

Lo pense un segundo analizando las probabilidades que tenía Ocho de ganar―Bien, pero si yo logro tirarte a ti tendras que hacer este castigo tú sola, además de que haras dos futuros castigos más que me den.

―Trato― nos estrechamos las manos.

Ella se levantó y se puso en posición de pelea, decidida a ganar.

―Vamos pequeña, enseñame lo que tienes― le dije provocandola.

Ocho sonrio de lado y se abalanzó contra mi dispuesta a darme un puñetazo, yo la esquive y aprovechando su impulso con mi pierna magulle su muslo, haciendo que se tropezara y se tambaleara.

Le dí un suave empujon con mi cadera y así cayo por completo.

Tome sus muñecas obligandola a quedarse en el suelo.

―Uno...dos...tres― comencé a contar lentamentente haciendo entrar a T/n en desesperación.

Sentí como su rodilla se estrellaba contra mis partes íntimas provocando que me retorciera yaflojara mi amarre, aprovechó para levantarse.

¡Uh! Golpe bajo.

Volvimos a la posición de pelea, esta vez fui yo quien dio el primer golpe, gire sobre mi propio eje para tomar impulso y con una patada logre golpear sus corvas para tirarla de espaldas.

Maldijo entre dientes mientras me acercaba a ella para tomarla nuevamente de las muñecas, pero sin previo aviso sus pies se enredaron con los míos para hacerme caer a su costado, con una mano intente derribarla por completo, mientras que con la otra me apoyaba en el suelo para no caer.

Estamos tirados de costado, ella tiene agarrados mis pies, con una de nuestras manos hacemos fuerza para empujar al otro y con la otra cada uno se sostiene para no caer.

Ejerzo más fuerza para derrumbarla de una vez, pero ella se inclina hacia adelante dandome un beso en los labios, acto que hizo que me desconcentrara. Ella logro tumbarme e inmovilizarme para que no pudiera levantarme.

―...Nueve y diez.― levanto sus manos triunfante mientras daba un gritito de alegría.

―¡No es justo! Hiciste trampa.

―No seas un mal perdedor Hargreeves, acepta tu derrota― dijo con una maldita sonrisa altiva.

Nos levantamos y rápidamente tome sus muñecas para acorralarla en un estante de libros, la expresión de asombro no tardo en aparecer en su cara.

―Sabes que hiciste trampa― le susurre mientras clavaba mi mirada en la suya.

Sus mejillas se pusieron rojas en un segundo y sus nervios comenzaron a aperecer― Perdiste, aceptalo.

Comence a acercarme más a ella y mientras lo hacia no deje de mirarla, era como si un iman invisible me atrajera a T/n, era algo inevitable.

Hasta que el sonido de la puerta de la entreda nos interrumpio y nos alejamos rápidamente haciéndonos los tontos.

―Papá quiere vernos en la oficina Cinco― me informo Luther antes de salir de la biblioteca.

―¡Hijole! Creo que vas a tener que limpiar tu sola.

Ella me lanzo una mirada asesina y me saco la lengua.

Es el karma

―Lastima cariño― salí antes de que pudiera responderme.

-Farsa-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora