Era 1985 cuando sus caminos se cruzaron.
Estaba destinado a ser.
Dos jóvenes enamorados en una época sanguinaria para los suyos, la aceptación y la negación estaban colgando de un hilo.
¿Por qué si TaeHyung era tan correcto y religioso tuvo que top...
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"El dolor fantasma que me atormenta sigue ahí me perdí, o te perdí. De repente corro hacia el lago, ahí está mi cara, por favor no digas nada. " —Singularity.
La sangre corría por sus manos, el cuerpo entre sus brazos aún lograba dar sus últimos suspiros.
—TaeHyung... —escuchó su nombre salir de sus labios.
La multitud los rodeaba entre gritos.
La sangre no dejaba de salir, su anatomía lucía tan maltratada.
Vio el momento exacto en que sus ojos perdían su brillo, escuchó como su corazón se detenía y como sus últimos versos eran pronunciados con pesar.
—¡NO! ¡POR FAVOR , NO!
Sus manos se unían sobre el pecho del contrario, hasta que una dejó de tomar fuerza y cayó.
—No, no puede ser. —murmuraba mientras trataba de tomar su rostro, pero este caía, se había ido, ahora solo era un cuerpo más.
Había muerto entre sus brazos, no podía dar vuelta atrás, porque los errores se pagaban y los enfermos tarde o temprano mueren.
De pronto ya estaba rodeado de miles de cuerpos sobre el suelo, todos ellos tenían la misma palabra en su frente, todos ellos compartían la misma enfermedad.
Ellos estaban muertos...
—¡NO! —despertó.
No podía estar pasando, rápidamente quitó las sábanas de su cuerpo y se levantó a mitad de la madrugada.
Estaba hincado sobre el suelo, con las cuatro paredes encerrándolo.
Debía pagar por su pecado.
Todo era tan estrecho, no había salida ni cura.
Las rodillas le dolían, pero no podía dejar de pedir perdón, porque a los pecadores se les castiga y a los enfermos sin cura se les condena.
En un santuario de mentiras, él rezaba.
—Acaba con esto... —fueron sus palabras.
¿Cómo acabar con algo que corría por sus venas?
Sabía que estaba mal, que estaba cavando su tumba, como todos ellos.
