† capítulo 25: el hogar de los amantes

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El hogar de los amantes

"Hoy es otro día para encontrarte

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"Hoy es otro día para encontrarte. Rehuyendo. Iré por tu amor, ¿de acuerdo? Encárgate de mí. Llévame. "
—Take on me.

El sol estaba colándose por el pequeño ventanal, el ruido de la sartén predominaba junto a esa melodía que se repetía sin parar.

I'm coming out. I want the world to know. Got to let it show.

Ese canto estaba acompañado de risas, un momento... había risas también.

<Ignóralo, es tu imaginación> pensó.

Sabía que tenía razón, las mañanas en su casa jamás serían así, no había manera de que su madre encendiera la radio y cantara al ritmo de esa canción tan popular.

Era imposible el solo imaginar que el sartén chillando en ese instante pertenecía a su hogar, la señora Kim jamás dejaría que Jun cocinara algo con grasa a esa hora de la mañana.

Frunció el ceño aún dormido, ¿qué era esa molestosa luz? Estaba seguro de que la lámpara que descansaba en su mesa de noche estaba apagada, nunca dormiría con la luz encendida, él había dejado de temer a la oscuridad hace años.

Pero entonces... ¿Qué era todo eso? Ya no estaba seguro de que fuera solamente una ilusión. Cansado de divagar hasta en sus propios sueños, abrió los ojos para llevarse la sorpresa de que esa no era su casa, ni la de su mejor amigo.

"—Solo será esta noche, TaeTae... quédate, ¿sí? "

Cierto, lo había olvidado, la noche anterior estaba fuera de sus cabales, tanto que aceptó al primer ofrecimiento de JungKook para quedarse en la casa de su primo.

Sonrió al recordar como el azabache creyó que dormirían ambos en la misma cama. Al menos hasta que YoonGi llegó y pateó su trasero fuera de su mejor amigo, con la excusa que ellos llegaron juntos y así tendrían que dormir también.

"Yoonie y TaeTae juntos" fue lo último que dijo YoonGi antes de caer profundamente dormido.

Min seguía a su lado, lo comprobó al verlo dormir como un roble, como si el sol fuera un adorno y los murmullos una simple brisa mañanera.

Aún mantenía su ropa del día anterior, excepto por ese pañuelo en su cabeza, ni siquiera recordaba donde pudo haberlo dejado. Sin tomarle más importancia —y con algo de esfuerzo—, se levantó.

Estiró su cuerpo y a pasos lentos salió de la habitación. El corredor de la casa era pequeño, la casa en general lo era, y ahora que tenía más tiempo para contemplarla notó que era muy acogedora.

Prohibido ✞ kookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora