Era 1985 cuando sus caminos se cruzaron.
Estaba destinado a ser.
Dos jóvenes enamorados en una época sanguinaria para los suyos, la aceptación y la negación estaban colgando de un hilo.
¿Por qué si TaeHyung era tan correcto y religioso tuvo que top...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"No quiero ser tonto, quiero ser genial, quiero ser amado" —Like.
Estaba recostado sobre su cama, el ruido de las manecillas del reloj avanzando era el único sonido que lo acompañaba.
¿Por qué siempre terminaba así?
Las voces en su cabeza le gritaban que había cometido un error, que diera media vuelta y volviera a ese lugar sin luz para mantenerse a salvo.
¿Era eso lo que debía hacer? ¿Huir de nuevo?
Sus ojos picaron con el solo pensamiento de volver a correr lejos de JungKook.
¿Era capaz de volver a causar daño a esa persona que corrió sobre la fría calle solo para no dejarlo ir de nuevo?
Él había hecho una promesa, la que estaba en juego por todos sus miedos, porque sus barreras continuaban ahí, no podía dejarlas cuando la inseguridad de ser dañando seguía.
Estaba aceptando su miedo, porque vivía en un lugar donde nada de lo que sentía era permitido, sabía que salir con JungKook era como caminar descalzo sobre vidrios.
Porque nadie podía asegurarle que no serían descubiertos y condenados como los demás, como todas esas personas en sus sueños, él no quería eso para JungKook, ni para nadie.
Se levantó y a pasos rápidos llegó hasta su baño, lavó su cara con fuerza y se miró al espejo, se sentía sofocado.
—No puedes echarlo a perder. —dijo en un susurro, como si las paredes escucharan. —No puedes hacerlo de nuevo.
Cerró los ojos con fuerza, tratando de olvidar esos pensamientos, tratando de salir a flote una vez más.
—Respira TaeHyung. —volvió hablar. —No seas un cobarde, no huyas...
Sin abrir sus ojos aún, tomó un respiro sosteniéndose del lavabo con fuerza, no sabía en qué momento podía caer.
Debía respirar y relajarse, alejar sus dudas y dar un paso más a la carrera. Y como si de magia se tratara, un recuerdo iluminó su mente, alejando a todos esos fantasmas que amenazaban con dominarlo.
Estar en los brazos de JungKook fue como una corriente de destrucción, porque con ella se llevó todas las inseguridades que existieron en ese momento, continuó como las olas de un mar azotando con fuerza, como los sentimientos a su pobre corazón, luego, todo se sintió como una tarde de verano, cálida y hogareña y terminó como un soplido de aire intenso.
Como si por ese instante en que sus cuerpos se unieron, el mal del mundo hubiera dejado de existir, como si solo ellos pisaran la faz de la tierra, como si no fueran dos personas juzgadas por la sociedad.
"Sal conmigo. Y no como amigos, sal conmigo en una cita, vayamos a la noche anual juntos, ese es mi deseo TaeHyung. "
Una suave sonrisa apareció en su rostro por unos segundos y antes de que el miedo regresara para tratar de dominarlo, recordó.
