† Capítulo 31: ejercicio

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Ejercicio

"Nos enamoramos en octubre

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"Nos enamoramos en octubre.
Por eso, me encanta el otoño
Mirando las estrellas, admirando de lejos.
Mi niña, serás mi chica"
—We fell in love in october.

—JungKookie.

La vida era una paradoja extraña. Las personas se convierten en esclavos de los placeres, adictos a aquello que los hace alucinar al punto del éxtasis.

Él también encontró el suyo, no lo mostraba y así nadie podía detenerlo, porque todo lo que pasa en el closet, se queda dentro.  

—¿JungKookie? —preguntó con un ligero puchero aferrándose a ese calor.

Cuando no obtuvo repuesta, se removió, y luego sus ojos estaban abiertos.

Si tan solo su sueño no se hubiera enfocado en su «JungKookie» no habría tenido que...

—¡6:40! —gritó y empujó las sábanas de su cuerpo.

El despertador no había sonado, el sol había sido tragado por sus cortinas y su sentido del tiempo se perdió en cuando cierto pelinegro hizo presencia en sus tiempos de descanso.

Se levantó de prisa tratando de buscar sus sandalias de baño para meterse a la ducha, era demasiado tarde. Seguro su pareja estaba esperando por él en aquel cuarto que convirtieron en su santuario.

Maldijo por ser tan descuidado y se metió al baño a tropezones.

Incluso si era tarde, el agua estaba helada y ni siquiera pudiera coordinar sus movimientos para terminar su baño, no podía sentirse de mal humor.

Estaba feliz, su corazón latía con fuerza al recordar a JungKook. Sus sentimientos eran mutuos.

Salió cinco minutos después con la toalla enredada en su cadera, con toda la prisa del mundo, buscó entre las prendas de su closet su uniforme limpio. Cuando encontró el pantalón, se lo puso de inmediato.

Estaba parado frente al gran espejo de su habitación, su torso descubierto con pequeñas gotas cayendo, sonrió antes de acariciar con las yemas de sus dedos las marcas en su abdomen y pezones.

JungKook se había vuelto loco al marcar el cuerpo de su novio en sus encuentros íntimos.

O como el menor lo llamaba; hacer el amor.

Estaba tan perdido en sus pensamientos y tratando de mantenerse sereno al recordar sus buenos momentos con el azabache que no notó el aviso de que su puerta estaba siendo abierta.

—¿Joven TaeHyung?—la mujer soltó las prendas y tapó sus ojos de inmediato, haciendo reverencias. —Perdón, perdón.

—Mierda.

—¿Ah?

—Perdón Jun, yo no quise... —usó sus manos para cubrirse. —¿Esa es mi camisa?

—Sí, la señora Woo olvidó plancharla, pensé que usted ya estaba en la escuela y por eso entré cuando no respondió. —dijo nerviosa. —Discúlpeme.

Prohibido ✞ kookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora