Los exámenes estaban a la vuelta de la esquina, y algunos profesores ya se habían adelantado y nos habían enviado largos trabajos de investigación. Para asegurarme de que Parker no se distrajera mensajeándose con Cassandra toda la tarde o viendo las repeticiones de algún evento deportivo, y perdiera de vista el promedio mínimo que debía tener para inscribirse a su futura carrera en la universidad, el viernes lo arrastré a la biblioteca del colegio ni bien sonó la última campana. Allí el internet solo funcionaba en las viejas computadoras que había instalado el colegio y casi no había señal, así que nuestra única fuente de información eran los antiguos libros roídos por ratas que había desordenados en los interminables pasillos llenos de estantes.
Yumiko, que todavía no sabía cómo lograba permanecer a salvo de las garras de mi hermano, había ido a reunirse con sus padres para intentar solucionar las cosas, por lo que podía permitirme este lujo sin tener que mantener ocupado a Eros también. No confiaba en que aquella conversación tuviera buenos resultados, incluso le había dado la opción de ir a continuar el mural por su cuenta hasta que yo terminara con mis deberes si lo que quería era salir de la casa, pero ella insistió en que era su deber como hija mantener viva la relación con sus padres. Quizás por ese tipo de pensamientos era que no estaba destinada a ser alguien en la vida.
Los humanos eran seres curiosos, podías intentar ayudarlos, ponerles la respuesta a todos sus problemas enfrente y aún así negarse a verla. Por eso el Olimpo había creado los alfileres. Por eso existía yo. Y sin embargo todavía no la había pinchado a pesar de haber tratado de convencerme todo el día anterior de hacerlo.
Me acerqué a la mesa que habíamos reservado en una de las cómodas áreas del fondo destinadas a ese fin con una pila considerable de libros que portaban gran parte de la historia geográfica del continente y cuyos mapas descoloridos íbamos a tener que calcar a mano. Mi amigo se hallaba con la cabeza metida en un volumen de bordes rojizos que no podía descifrar de qué se trataba y tomaba nota sin voltearse a ver la hoja como si su vida dependiera de ello. Pasé por detrás de él para darle un vistazo a lo que hacía sin sacarlo de su estado de intensa concentración, e inevitablemente inhalé el aroma cítrico de su shampoo dos en uno que se instaló en mi nariz como un huésped no deseado. Estaba escribiendo un borrador de la carta que nos había pedido la profesora de literatura, volviéndose más cursi a cada palabra.
—Le echas demasiado esfuerzo a algo que no va a servirte de nada en el futuro. —Me agaché para que mi rostro quedara justo al lado de su pluma, haciendo una mueca de desaprobación.
—Te equivocas, quizás no tenga nada que ver con mi camino profesional, pero…
—Entonces no sirve. —Lo corté cerrándole el libro y reemplazándolo por el primero de los que yo había llevado mientras me sentaba junto a él.
—Deja ya de ser tan amargado, ampliar el léxico es útil para conquistar a una señorita. —Se levantó para colocar la silla en la que estaba sentado con el respaldo en mi dirección, luego volvió a sentarse a horcajadas sobre ella, una posición extraña para descansar.
—Permíteme adivinar, a Caz le gustan los libros —dije con cansancio, en todo el tiempo que llevaba conociendo a Parker jamás se preocupó por aquella asignatura. Por lo general sus trabajos consistían en garabatear lo primero que se le viniera a la mente en una hoja arrugada manchada con gotas de café y esperar conseguir un siete.
—Quiere ser escritora. —Sonrió apoyando los brazos en la parte superior de la silla y descansando su cabeza sobre ellos—. Primera regla de las citas: ve preparado, interésate en algo que le apasione.
Muerta de hambre.
—¿Así que ahora tú me vas a dar clases a mí? —Eso podría ser interesante, quería ver hasta dónde llegaría antes de que lo golpee en la cabeza para callarlo cual despertador.
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Anticupido [ANTI 1]
Teen Fiction¿Quién diría que el hermano de Eros sería capaz de odiar el amor? ▪︎▪︎▪︎ Eros y Eneas están destinados a reencarnar durante toda la eternidad para mantener un balance en las emociones de los mortales, y vivir a la sombra del dios del amor no es nada...