Quizás no había sido una buena idea…
Observé a Yumiko de reojo aplicarse una nueva capa de labial y admirar su reflejo en el espejo del auto, tenía el cabello recogido en un moño para intentar disimular los nudos y estaba usando mi camiseta sobre lo que había quedado de la suya, le quedaba tan grande que su falda apenas se notaba. Las marcas en su cuello ya se habían oscurecido y contrastaban con su piel blanca como los ojos de un animal en la noche, ella las acariciaba cuando pensaba que yo estaba demasiado concentrado en el camino. Esa imagen era suficiente para justificar todos los dolores de cabeza que llegaron después de lo que habíamos hecho.
Nunca decepcionaba.
Tomé una desviación por una zona poco transitada donde solo había edificios vacíos esperando a que sus inquilinos regresaran después de un día ajetreado, necesitaba hablar con ella antes de que Parker se subiera y las cosas quedaran en el aire. Pero no lograba encontrar las palabras, era como si ella se las hubiera llevado todas como aquella bruja de la película que Hermes nos obligaba a ver en cada una de sus visitas. Los labios de la asiática se movían a toda velocidad, como si supiera que era su deber llenar el silencio, sin embargo yo solo podía pensar en volver a besarla. Eso me había mantenido conduciendo en círculos.
Me mordí el labio. La quería viva, tuviera o no potencial para el éxito. Con un pinchazo podía asegurarme de que eso sucediera, aunque sabía que después de eso la decisión más sensata que tomaría sería alejarse de mí.
Y yo la quería viva para mí.
—Quiero que sepas que por muy bueno que haya sido, esto fue solo sexo, no empieces a hacerte ideas raras sobre... —Su voz finalmente alcanzó a romper el muro de mi mente.
Me relajé. Estábamos en la misma página.
—¿Así que fue muy bueno? —Levanté una ceja y lamí el piercing de mi labio con una sonrisa. El gruñido que soltó indicaba que se había arrepentido de armar esa frase, pero ya era tarde—. ¿Del 1 al 10, siendo diez “todo el mundo debería vivir una experiencia como esta”, qué tan probable es que recomiendes mis servicios a tus amigas?
—Cállate. —Me golpeó con su teléfono en el hombro.
—Cállame. —Le saqué la lengua mientras aparcaba el auto frente a un parque.
—Llevo un mes y medio tratando de hacerlo, pero eres demasiado ruidoso.
—Curiosa selección de palabras. —Resoplé con una pequeña risa y ella arrugó la nariz como siempre hacía—. Aunque no me molestaría que sigas intentándolo, tenemos mucho tiempo para repetirlo si puedes soportar no enamorarte de mí. —Apoyé una de mis manos en el espacio entre los asientos y me incliné hacia ella.
—No me gusta eso de repetir las cosas, encuentro más placentero superarlas. —Acercó tentadoramente su rostro al mío, sus ojos fijos en los movimientos de mi lengua. Tal cual yo lo quería—. Y si lo hago, créeme que el enamorado serás tú. —Agregó haciéndome caer en el mismo juego, ya podía saborear las uvas.
—El que se enamora pierde —susurré contra sus labios antes de besarla.
Una imagen titiló detrás de mis párpados antes de que pudiera bloquearla, un atardecer en llamas y un río, ella estaba a mi lado observando algo que para mí no era más que un borrón de tinta, los latidos de mi corazón ralentizados con una intensa sensación de preocupación me obligaron a romper el contacto. Incluso después de volver hacer arrancar el auto todavía pesaba en mi pecho ese malestar, como si hubiera tenido que insistir más en algo y no lo hubiera hecho.
¿Por qué está ella en esos lugares?
Hice sonar la bocina para llamar la atención de Parker que se encontraba hablando con un grupo de cuatro muchachos igual de sudorosos que él, uno de ellos pareció hacer una broma a la que mi amigo respondió dándose la vuelta a medio camino y levantando sus dos dedos medios. Abrió la puerta del asiento del acompañante y sacudió los rulos salvajes de delante de sus ojos, se había dejado crecer mucho el pelo, tampoco parecía estarse rasurando la barba. Me conflictuaba que no le estuviera prestando atención a esas cosas, aunque quizás sólo se le había olvidado hacerlo esta semana por los nuevos horarios.
ESTÁS LEYENDO
Anticupido [ANTI 1]
Teen Fiction¿Quién diría que el hermano de Eros sería capaz de odiar el amor? ▪︎▪︎▪︎ Eros y Eneas están destinados a reencarnar durante toda la eternidad para mantener un balance en las emociones de los mortales, y vivir a la sombra del dios del amor no es nada...