⚠️ Este capítulo toca temas sensibles de forma cruda, priorizá tu salud mental. ⚠️
Todas las ciudades tienen partes que es mejor evitar, especialmente de noche. Arrashá no es la excepción a la regla, si al caso todo lo contrario. Lejos del centro y la zona turística, más allá de los barrios de trabajadores y los lotes en construcción se podía ver el verdadero color de la ciudad: rojo. Yo era consciente de que en Filux el crimen estaba a la orden del día, siempre en las sombras, avalado por un gobierno que hacía oídos sordos a las necesidades de su pueblo, por eso lo había elegido, era un reto.
Pero el trabajo de campo no era lo mío, prefería ver los números en papel y no a las familias dormir en la calle durante el invierno, que los fríos gráficos me mostraran dónde estaba el error que tenía que corregir en lugar de recorrer callejones mientras sentía a un asesino respirarme en la nuca. Viajar en la motocicleta de Eros me permitía oler la basura quemarse, oír los vidrios de las casas romperse y presenciar los allanamientos de las fábricas abandonadas. El peso de mi deber se recargó como una mochila de rocas sobre mi espalda.
Al parecer el tal Jasper vivía en tierra de nadie.
Estacionamos derrapando en la puerta de un edificio de ladrillos de cuatro pisos con una pequeña escalerita de cemento que daba a la puerta de entrada. Mi hermano se quitó el casco y lo colgó en el manubrio, no había querido decirme cómo era que conocía la dirección, por lo que recordaba él y el muchacho no eran así de cercanos. Volvió a ignorar mi pregunta cuando tocamos el timbre.
-Shh. -Se llevó un dedo a los labios, llenándome de saliva. Apreté los puños en el interior de mis bolsillos, no era momento de pelear.
La puerta de una madera casi podrida que había sido pintada y repintada hasta el cansancio se abrió unos centímetros, detenida por una gruesa cadena de metal plateado.
-No queremos donar a ninguna caridad -gruñó un hombre de acento neoyorkino claramente entonado del otro lado seguido del sonido de un arma siendo cargada. Una luz ultravioleta como las de los antros combinada con la moribunda lamparita que teníamos encima solo me dejó ver la mitad inferior de su rostro, necesitaba afeitarse.
-Y nosotros no hacemos favores -contestó el rubio desafiante haciéndome a un lado para que el hombre tuviera una mejor visión de él.
¿Acaso había perdido la cabeza? ¿Qué mierda le habían inyectado en ese hospital? ¿Estupidinzona?
Lo jalé de la capucha hacia atrás, era mi deber de hermano mayor evitar que a los dos nos mataran.
-No tienes pinta de ser de los que vienen por aquí, ¿no tienes miedo, niño? -Ahora podía ver la punta de la pistola que apuntaba justo sobre la cabeza del oso de peluche.
-Las apariencias engañan. -Se encogió de hombros-. Conozco gente adentro, Conan y Agatha -habló con calma, su interlocutor guardó el arma al escuchar aquellos nombres-, sé un amor y llámalos por mí, ¿si? Diles que Z vino por su paquete semanal, sabrán qué traer.
¿En qué andas metido, hermanito?
El hombre caminó más profundo en la habitación, dejando la puerta tal como estaba. Suspiré, no me había dado cuenta de que estaba conteniendo el aire. Eros tenía la mirada ausente fija en algún punto del espacio y sus manos habían desaparecido en la maraña de su cabello, entrelazadas entre ellas.
La pareja no se hizo esperar demasiado, y parecían salidos de una caricatura noventera. Él tenía la cabeza rapada, las pupilas contraídas y los ojos de un rojo que seguramente ya era permanente, entre los labios sostenía un porro encendido que apestaba a los mil demonios, y ella no estaba nada mejor, su cabello refrito por decoloraciones de mala calidad podría haber sido tranquilamente el nido de algún animal, grandes cantidades de maquillaje barato se corrían en su rostro. Tenía el presentimiento de que nuestra visita los había sacado de la cama, Conan nada más traía sus boxers agujereados y un par de hawaianas viejas, ya hundidas por el tiempo, Agatha solo sostenía una sábana manchada que arrastraba por el suelo.
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Anticupido [ANTI 1]
Teen Fiction¿Quién diría que el hermano de Eros sería capaz de odiar el amor? ▪︎▪︎▪︎ Eros y Eneas están destinados a reencarnar durante toda la eternidad para mantener un balance en las emociones de los mortales, y vivir a la sombra del dios del amor no es nada...