Divorcio, el dolor de un lazo roto.

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Es la mañana más gélida, cruda y amarga que ha experimentado Yoongi en su vida. También dolorosa, sin embargo el día que enterró a su pequeño Sun Ank en esa fosa, siempre será el peor de los días en su vida.

El cielo está nublado y gris. El viento frío le cala hasta los huesos, el maldito invierno ya debió de haber acabado. Se encoge entre sus hombros, sus manos como cubos de hielo metidas en los bolsillos de su pantalón negro, oculta su rostro pálido y demacrado en la tibieza de su bufanda. Bueno, al menos su nariz.
Pero de nada sirve, su cuerpo se congela un poco más a cada respiro que da. Camina con pesar y lentitud hacia el edificio del juzgado.

Su espalda y sus costillas ya le duelen de tanto temblar de frío. ¡Pero que demonios! ¿Es él o es que el día está jodido a más no poder?

Se detiene y alza la mirada hacia el gran edificio frente a él. Tribunal supremo de lo familiar de Seúl.

Cierto, hoy debe firmar su divorcio con Jin.

Si, él día solo está jodido para él.

Sube las escaleras con dificultad, sus pies se vuelven de plomo. Literalmente los está arrastrando. El peso de su realidad es abrumador. Más de cuatro meses ha pasado separado de Jin y curiosamente ese tiempo alejado de él, aunque doloroso, le dió también un consuelo. Porque tenía la esperanza de que su separación terminaría, creía que podría arreglar sus problemas con él castaño y volverían a estar juntos.

Pero ya no hay mas tiempo, saber que no hay marcha atrás le oprime el pecho.
Su corazón le late desbocado por el miedo, ni siquiera tiene la más mínima idea de lo que dirá.

No quiere hacer esto.

Son las nueve con treinta minutos de la mañana. La cita para el matrimonio Min es a las diez, pero siempre hay que estar antes por cualquier situación o inconveniente. Exhala pesado al estar ya afuera de la oficina correspondiente del juez que les atenderá. Ya no siente frío pero su cuerpo está adormecido.
Irónicamente es él quien llega primero a la cita.

Jin llega diez minutos después, en el pasillo se topan. Yoongi siente alivio de verlo y lo mira con anhelo en un tenso silencio, más en cambio Jin lo ignora y pasa a su lado con desdén, eligiendo el último asiento en la hilera de asientos de espera.
Yoongi no puede dejar de verlo y cierra sus puños con impotencia. Quisiera poder abrazarlo, su aún esposo se ve tan lindo y cálido con ese suéter azul cielo de lana, la bufanda gris puesta alrededor de su esbelto cuello. Probablemente también tenga frío.

Yoongi apretuja su corazón y se acerca despacio hacia él. Quiere hablarle, siente que debe hacerlo y decirle quizás un; “Hola Jinnie, ¿Cómo has estado? ¿Estás bien? Porque yo no, creo que estoy muerto en vida” Regalarle una sonrisa rota pero sincera e intentar llevarlo lejos de aquí; “¿Te parece si vamos antes de firmar nuestro divorcio, a tomar un café juntos? Probablemente recuerdes nuestros días felices y entonces, ¿Creés que podrás arrepentirte como yo, y desearas recuperar el tiempo perdido?”

Pero Jin se ve tan distante, tan frío y ese gesto de hastío y enfado que ya jamás pudo borrarse de su bello rostro le hace doler el corazón.

—Jin...

Su voz sale con un susurró ronco, tiene un nudo en la garganta. “Mirame, Jinnie” quiere decirle. “¿Te parece si me dejas abrazarte? ¿Si te acaricio despacio y te saco una a una las espinas que te hicieron sufrir por mi culpa? ¿Me perdonarias? ¿Te sentirías mejor?”
De repente, como si Jin hubiera escuchado sus lastimeros pensamientos, le mira a los ojos y Yoongi sufre al ver tristeza la rabia y determinación en sus bellos ojos.

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⏰ Última actualización: 4 days ago ⏰

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