Capitulo 39

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Alexa amor tranquila toda va estar bien...—hace una pausa y continua —Alexa quiero que cojas el celular y marqués a papá entendido..

De mi parte asiento frotándome los ojos, en segundos algo nos impacta logrando que el auto se volcara dando varias vueltas y después todo negro.

No te vayas

Mamá.

No me dejes sola

Mamá

—Tienes que ser fuerte Alexa, te amo mi niña.

—¡Mamá!—Despierto asustada, mi visión es borrosa, la cabeza me da vueltas. Trato de levantarme de la cama pero no puedo. Estoy cansada. Enfoco mi vista  a mi alrededor y veo Abel sentado en una esquina, su cabeza hacia un lado, recorro sus facciones, no es feo, es guapo, aun tiene la camiseta negra. Sus labios rosados. Pero verlo a el me tranquiliza.

<<Dios, llámalo de una vez>>

Volteo los ojos.

Luego de haber salido de esa casa recuerdo haber caído inconsciente.

—Abel—susurro con la voz rasposa, este sigue inmóvil.

—Abel....—vuelvo a llamarlo, no hay respuesta de parte de el.

Sujeto una almohada, trato de lanzarla hacia el pero cae hacia el otro lado.

<<Estúpida>>

Infeliz

Sujeto ahora la otra almohada, esta vez efectivamente cae en el pero sigue inmóvil.

—Ah—suspiro, saco el dedo del medio.

El sonido de un teléfono logra despertar a Abel. Espabilo y escondo mi mano, el de inmediato saca el teléfono de sus bolsillos.

—¡Aló! —responde, aclara su voz, es ronca y varonil. Sus músculos se contraen en cada movimiento que da, lo miro hipnotizada.

—Si señor, estamos en el hotel que usted indicó...

—No, nadie nos persiguió, me asegure de no dejar ningún rastro y que nadie nos siguiera..—se levanta y se acerca a la ventana, se asoma un poco haciendo a un lado la cortina.

—Aló..—hace una pausa—No se entiende señor..

—Que sucede...—miro impaciente esperando alguna respuesta de parte de el.

—Tenemos que irnos—busca algo entre la mochila, saca un arma y la esconde detrás en su espalda.

—Papá, no vendra por nosotros..—musité con un poco de dolor.

—No lose, había interferencias en la llamada, y solo significa una casa....—murmura mientras ojea por la ventana.

Toc Toc

Se ollen golpes en la puerta, Abel me hace una seña, llevando su dedo índice a la boca, indicando que haga silencio. Asiento con la cabeza.

Toc Toc

Vuelven a tocar.

—Servicio...—pronuncia la voz áspera de una persona, exactamente un hombre.

Abel no emite ningún sonido, e igual yo. Solo se escucha la leve respiración de ambos. Mis manos empiezan a sudar, el nerviosismo trata de tomar control en mi cuerpo.

—¡Aqui no es,  no hay nadie!—se escuchan voces.

¡riiin, riiin!

Suena el teléfono de Abel.

¡riiin, riiin!

—¡Maldicion!—Susurra Abel, mientras trata de colgar la llamada.

Pum Pum, tratan de tumbar la puerta.

—Al suelo ahora—me ordena Abel, mientras recarga su arma.

El miedo empieza a entra en mi cuerpo.

La puerta se abre y por ella entran dos  hombres que inmediato caen al suelo con una bala en su cabeza.

—¡Tenemos que irnos, no tardarán en llegar!—me tiende su mano, logro ponerme en pie.

—Sabes utilizar un arma—pregunta mirándome fijamente.

Recuerdo cada sección de entrenamiento que papá y la tía Rebeca me dieron.

—Si.. si —tartamudeo, sujetando el arma que me entrega.

—¡Siento que voy a tener un ataque de ansiedad!—sujeto mi pecho al sentir una presión, tratando de respirar, mi visión se pone borrosa.

—¡Alexa, reacciona!—Abel sigue disparando, cuánto hombre entre en la habitación.

——¡Por favor, aquí no!—susurro con lágrimas en los ojos..

Caigo de rodillas, tratando de respirar, puedo escuchar los latidos de mi corazón y un zumbido llena mis oidos, mientras siento que la  presión se hace fuerte en el pecho.

—¡Abel, huye, a mí no me mataran!—hablo con dificultad.

—Pero sin duda lo harán contigo.

No quiero perderte, no quiero perder a nadie más. No en mi presencia, no protegiendome.

Primero fue mamá, murió protegiendo me, ya no quiero que mis seres allegados sigan muriendo.

Siento la impotencia, de no poder proteger a nadie, ni a mi misma, la sola idea de volver a las garras de Jeremy me es repugnante. Las veces que ensucio mi cuerpo y lo profano, me hace odiarlo con todas mis fuerzas.

Trato de ponerme en pie, manteniendo un poco la visión borrosa, diviso Abel en el suelo casi de rodillas con sangre deslizándose por su brazo, su mirada es dura y afilada, emite una aura peligrosa.

—Son unas pequeñas ratas escurridizas —mi cuerpo se eriza, al escuchar esa voz...

Esa maldita voz...

—Jeremy—me acerco apuntado el arma hacie el.

Deseo darle una bala en su frente, ver su sangre derramada, pero el arma que tiene entre sus manos apunta hacia Abel, al igual que todos sus hombres.

—Mi preciosa Isabella—pronuncia acercándose a mí.

—No des ni un solo paso más o dispararé—amenazo sin soltar el arma.

El empieza a reírse, en un movimiento rápido sujeta a Abel por el cuello y pone la arma en su cabeza.
Parpadeo varias veces tratando de enfocar la visión

—Ven conmigo o le vuelo la cabeza, tú decides—asegura con una sonrisa en su rostro.

—No señorita, yo no importo, tiene que huir—masculla Abel.

—Callate—Jeremy le da un cachaso en la cabeza Abel, provocando una herida, en la parte superior de su cabeza. —Nadie te dió permiso de opinar.

—Esta bien —musité, bajando la arma, Abel negaba con su cabeza con desesperación.

—Buena chica..—Jeremy tiende su mano hacia mi con una sonrisa.

<<No lo hagas>>

Llevo el arma hacia mi cabeza y la presiono junto a mi cien, veo la expresión de Jeremy quien tiene sus ojos muy abiertos asombrado

—¡Tú decides Jeremy o dejas libre a Abel o me sacarás de aquí pero muerta!—ahora soy yo la que sonríe sin duda me estoy volviendo completamente loca pero no quiero que nadie muera tratando de protegerme nunca más.

—Tú decides, Jeremy —vuelvo a pronunciar con una sonrisa en mi rostro.



La hija pérdida de la Mafia✔+18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora