Capítulo 9

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-Capítulo Largo-

Al abrir la puerta de ese lugar sonó una campanilla y el ruido del ambiente se mezcló con la música que salía de una gran rocola que se ubicaba en el medio de la pista.

''Mi Batte Latte'' era uno de los tantos cafés más que estaban de moda en esa época. Las paredes eran rosas con azulejos de patrón blanco y negro a cuadros, como de carreras. El piso era de baldosas iguales, y los asientos junto a las mesas eran de un llamativo azul turquesa. Había letreros de neón y posters de cantantes italianos y americanos por doquier, había también varios vinilos colgados en las paredes que sí se utilizaban pero a la vez le daban un toque decorativo al ambiente.

El lugar era una oda a la música y un imán para los adolescentes y jóvenes adultos, pues verán, había un espacio libre que se usaba para bailar y alrededor de él se encontraban las mesas y los taburetes. El local estaba lleno, ya se imaginarán el ruido de toda esa gente, de los camareros y camareras hablando sobre las órdenes que iban saliendo y los jóvenes bailando en aquel espacio libre.

No pasó mucho para que Giulia, que estaba sentada junto a la ventana, se percatara en aquella mesa turquesa que finalmente su amigo y su hermano habían llegado finalmente. — ¡Aquí, ragazzi! —Les llamó, y estos lograron divisarla, por lo que se acercaron nuevamente al grupo.

—Disculpen la tardanza, hubo un escándalo allá afuera. —Mencionó Alberto, deslizándose en aquel asiento largo junto a su hermana para dejarle el espacio libre a Luca.

— ¿El loco con el tubo de pólvora verdad? Nos asustó, pero no hay nada de qué preocuparse.

— Bien, no nos desviemos del tema, quiero seguir contándoles. —Dijo Rossana, quien había doblado una servilleta en forma de barquito de papel durante la conversación previa.

— ¿De qué estaban hablando? —Preguntó Luca, acomodándose en su asiento.

—A esto iba, les tenemos una propuesta. Verán, cuando vivíamos en Roma, con Dam nos hicimos amigos de una chica y ella se mudó hace muy poco a La Spezia, ustedes saben, esa ciudad... Y se fue sola con algunos amigos, tiene como veintiún años.

—¿Y? —Preguntó Alberto, con curiosidad.

—Y el viernes dará una fiesta increíble para inaugurar su nueva casa a la que Damiano y yo estamos invitados, y ahora nosotros los estamos invitando a ustedes.

—Se llama Francesca, y nos pidió que lleváramos amigos. Habrá mucha comida, mucha gente simpática, música buena, de todo un poco... ¿Qué dicen? —Les invitó Damiano.

—Yo voy. —Dijo Giulia, de inmediato.

—Yo tendría que preguntar, esa ciudad queda como a una hora de Portorosso. —Mencionó Luca.

—Y nosotros también tenemos que preguntar, ''señorita me mando sola.''—Le dijo Alberto a Giulia, recordándole que él era el hermano mayor, a lo que la pelirroja le dio una sonrisa engreída.

—Papá nos dejará ir, estoy segura. Acabo de avisarle que llegamos, por lo que sabe que soy responsable y obediente. Además yo llegué primero a la familia, soy la hermana mayor.

—Sí ''hermanita mayor'', después del último escándalo que hiciste el verano pasado en casa de Dam y Rossi quiero ver que lo intentes. 

— ¿Yo? ¡Tú tampoco eres un santo, Alberto! ¿Debo recordarte todas las cosas?

— ¿Qué hicieron? —Le preguntó Luca a la rubia, entre susurros.

—Mejor que te lo cuenten ellos, pero estaban liquidados. ¿Verdad, Marcovaldo's?

¡Ciao, Ciao! /Luberto FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora