✨Capítulo con música, reprodúcela cuando sea el momento!✨
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Día de la partida.
Afuera el mar se veía oscuro pero cristalino, las personas empezaban a abrir los comercios y el amanecer había llegado más temprano que de costumbre. Estaba un poco nublado y frío por la lluvia de anoche, era un clima digno de unos abrigos.
Había silencio en casa, la pálida luz mañanera se colaba por las ventanas, y en una cama, bajo arrugadas sábanas blancas, se encontraban dos cuerpos desnudos que se abrazaban estando profundamente dormidos.
Luca fue el primero en despertarse. Se había quedado dormido sobre el cuerpo del mayor, quien plácidamente suspiraba al soñar. Con su mano diestra se frotó los ojos para poder abrirlos de forma más cómoda, y luego con sus dedos empezó a dibujar pequeños círculos en los brazos de Alberto, sintiendo aquella estrellada piel en su tacto, tibia, suave y tersa. Paseó sus toques hasta la cicatriz que tenía de niño y suspiró con ternura.
Levantó un poco la mirada, rozando un mechón de su cabello con el cuello de su amado, pues había estado reposando en su pecho. Al verlo, se preguntó qué sería lo que estaba soñando, porque sonreía. Era maravilloso ver a Alberto descansando de esa manera, con el cabello rizado despeinado y su perfume invadiendo cada rincón de esa habitación.
Sonrió al recordar que ahora le pertenecía, que se pertenecían mutuamente.
Con eso en mente, se acomodó un poco más arriba en aquel colchón, y cuando estuvo a su altura, depositó un par de suaves besos en los ojos cerrados del moreno, despertándolo de a poquito, sintiendo como se removía bajo suyo.
—Mmm... Lu... Burbujita...
El mencionado, en silencio, comenzó a acariciar su cuello con la punta de su nariz, y luego empezó a darle suaves y cuidadosos besos esquimales. Con esa acción, Alberto, aún medio dormido, dejaba escapar ligeras risillas.
—Luca... —Murmuraba entre sonrisas relajadas. —Me haces cosquillas...
—Buen día, amore della mia vita... —Le saludó, separándose y sosteniendo su peso en sus brazos extendidos a los costados del mayor, aún encima de él.
Alberto parpadeó un par de veces para luego bostezar y estirarse, colocando sus manos detrás de su nuca. —Buongiorno, caro mio... Qué guapo te ves hoy...
—Ay, Beto... —Murmuró, sonriendo sin remedio ante la voz ronca de su amado y por el cumplido que le había dado. Dicho eso, le dio un beso sonoro a la vez que apretado en sus carnosos y apetitosos labios.
— ¿Cómo dormiste, burbujita?
—Plácidamente... ¿Y tú? —Preguntó, rizando el cabello de su novio con su dedo índice.
—Eso es bueno de oír. Yo maravillosamente, solo que... Con una ligera sensación extraña allá atrás.
Luca se rio suavemente ante esa declaración. —Sí, también yo. Pero bueno, acordamos que probaríamos cómo era mejor, no hay derecho a quejarse. —Se acomodó a su lado, listo para rodearlo con sus brazos y sus piernas.
—No me quejo, es más, me alegro de que mi durazno tenga dueño, Luca.
Luca dejó salir una risa nasal y después se rio en voz alta, incapaz de controlarse por aquella frase. — ¡Alberto, eres todo un personaje! ¡No vas por ahí diciendo esas cosas de esa forma! —Exclamó, carcajeándose y cubriéndose la cara.
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¡Ciao, Ciao! /Luberto Fanfic
Fanfiction"¡Ciao, Ciao!" narra la historia de Luca y Alberto reencontrándose una primavera de 1972, a casi cuatro años desde la última vez que se vieron. Cuando Luca no cumple su promesa de regresar a Portorosso cada verano, Alberto decide superar su antiguo...