Capítulo 24

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Capítulo con música, dejé la canción arriba. Cuando llegue el momento, le das a reproducir. 🤍✨

(Maratón 2/2)
***

Continuando con el recuerdo de ese sábado...

Ninguno de los dos se rendiría. Querían ya decirle a sus familias la gran noticia y no esperar más, por lo que después de una charla motivacional por parte de ambos y con un poco de música, se pusieron manos a la obra. 

Nada impediría que estos dos fuesen unos anfitriones dignos del broche de oro. Nada se interpondría en el camino de compartir su relación amorosa con sus seres queridos.

Pensando en que lograrían todo lo que se habían propuesto en el tiempo acordado, los dos probarían que eran un dúo eficiente que sabía trabajar bajo presión y a contrarreloj.

Por ende, Luca llamó a su mamá por teléfono y le avisó que la reunión sería más tarde, es decir, una cena a las siete. Alberto para ese entonces, ya había juntado un par de utensilios de limpieza.

En tiempo récord de una hora, limpiaron de arriba a abajo, dejando la casa tan impecable como estaba en un principio, claro, a excepción de que el sofá ahora tenía algunas marcas de costura y las patitas de Machiavelli se notaban si mirabas de cerca... Pero esos eran detalles mínimos.

Chocaron los cinco por su eficiencia. Para ese entonces, Giulia y Massimo ya habían llegado a casa y los chicos no tuvieron que dar explicaciones porque ninguno se había percatado de las diferencias mínimas dentro del hogar.

Solo notaron el desastre de afuera, pero la pelirroja al verlos estresados, se ofreció a limpiar el patio y les dejó terminar sus labores. Después de agradecerle infinitamente, ambos se dirigieron a la calle, donde la camioneta de la pesquería esperaba por un cambio de batería.

En esto Alberto era un maestro por su trabajo del taller, por lo que en vez de cambiarla, logró "revivirla" sólo con corriente y bicarbonato en una hora más. Luca se encargó de acelerar el vehículo, y después de que ambos lo empujaran una cuadra, la camioneta pudo volver a encender.

— ¡Frena! —Exclamó Alberto, y Luca lo logró. Después, se bajó del asiento del piloto y celebró otra victoria más.

— ¡Está lista! ¡Eres un genio, Alberto! —Exclamó, corriendo a los brazos del mayor y siendo girado en el aire.

—Lo sé, repítelo todas las veces que quieras. —Dijo, guiñándole el ojo.

—A ver niño presumido... Debes enseñarme a conducir y entonces podrás alardear.

—Dalo por hecho.

—Mi ragazzo es increíble. —Dijo el de ojos chocolates, plantando un beso en su mejilla. —Ahora solo nos queda repartir las entregas y cocinar.

— ¿Qué hora es?

—Las tres. ¿Almorzamos afuera?

—Bueno, súbete. Así terminaremos antes.

A toda marcha se fueron en la camioneta. Se pasearon por los pueblos vecinos de forma veloz. Luca era rápido sacando cuentas mentales por lo que él recibía el dinero y Alberto conducía además de ayudarlo a organizar las cajas con mercadería.

Así se pasó rápido el tiempo y el estrés.

Almorzaron comida chatarra dentro del vehículo, escuchando, tarareando y bailando en sus asientos al ritmo de sus canciones favoritas.

Era una sensación única compartir esos momentos tan simples el uno con el otro. Ya saben, volver a casa con el radio cassete a más no poder del volumen, cantando a la par con una pasión inigualada, todo mientras Alberto conducía con la mano izquierda en el volante y con la derecha tomaba la palanca de cambios. Ahí donde a Luca le gustaba dejar su mano, reposando en la contraria.

¡Ciao, Ciao! /Luberto FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora