Capítulo 14

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Maratón 1/2

Después de meditarlo bastante, Alberto se aproximó al encuentro de Luca, caminando hasta donde él le avisó que estaría en la mañana

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Después de meditarlo bastante, Alberto se aproximó al encuentro de Luca, caminando hasta donde él le avisó que estaría en la mañana. La casa en la que su madre confeccionaba vestidos.

El cielo ya estaba nublado y corría viento, pero eso no sería impedimento para lograr lo que se había propuesto.

Quería que resultara todo bien, pero estaba un poco perdido y en cierta forma desorientado por la discusión que tuvo antes con Damiano; una discusión que le trajo más dudas que nada, pero no sobre sí mismo, sino sobre su amigo.

Estaba preocupado y arrepentido de haber sido tan duro con él. Pero de todas maneras... Alberto ya había dejado bien en claro las cosas en el pasado. Miles de veces.

A pesar de eso, Dam, quien lo había apoyado siempre, ya no lo hacía más. Pero no creía que él fuera mala persona y aunque lo hiciera, no podría odiarlo con nada, porque era imposible hacerlo. De todas maneras, sí se sintió un poco abandonado, pues esperaba buenas palabras de aliento y no todas las que en realidad recibió.

A la vez, Alberto se sentía responsable por las palabras que él también dijo. Hubo cosas que mencionó por la rabia del momento, pues no se detuvo a pensar bien las palabras que iban a salir de sus labios, y fue por esa misma impulsividad que terminó dañándolo.

Es que el moreno no soportaba cuando hablaban mal de las personas que quería en frente suyo, y tampoco soportaba ser "juzgado" por las cosas que quería en lugar de ser apoyado. No importaba qué tan vulnerable se pusiera, Alberto tenía un carácter fuerte. Si algo se le mete en la cabeza, mejor que no te interpongas en el camino, porque de todas formas lo hará. Si juegas con fuego, te vas a quemar, así de simple.

Aunque... Eso no lo eximía tampoco de haber sido cruel. Es que hasta sus propias palabras le dolieron, porque él jamás habría usado a su amigo. Nunca lo había hecho y tampoco lo haría. Todavía se preguntaba qué diablos pasaba por su cabeza cuando esa frase fue dicha.

Para escudarse ante esa reflexión, pensó que Damiano no tenía por qué meterse, pero ahora que lo pensaba bien, fue él mismo quien le pidió su opinión.

Ambos estuvieron mal.

Quería disculparse y quería hacerlo ya, pues sentía culpa... Pero a la vez de ser emocional, también era extremadamente orgulloso. 

Pero ya en fin, no era tiempo para pensar en eso.

La puerta de aquella cabaña amarilla en la colina se abrió después de escucharlo llamar, y de inmediato fue muy bien recibido, como siempre.

¡Ciao, Ciao! /Luberto FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora