Capítulo 22

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Viernes.

Una semana exacta desde la llegada de Luca y Giulia a Portorosso.

Otra vez una mañana soleada, alegre, donde las aves cantaban y un Luca somnoliento luchaba por abrir sus ojos, porque al despertar, sus párpados siempre le pesaban. O tal vez era porque el sol también le daba un poco en la cara.

Cuando al fin logró abrirlos por completo, se encontró con una sorpresa agradable. Finalmente no despertaba en soledad.

Sonrió con dulzura al ver esos ojos verdes que tanto le gustaban, mirándolo en silencio con cariño. Ese cabello castaño claro y rizado, esas pecas adornando aquellos suaves pómulos. Ay... Todo de Alberto le gustaba, pero más despertar y verlo ahí, a su lado.

—Al fin despiertas, Lu. Buenos días... —Le saludó, tocando su nariz con su dedo índice.

—Mmm... Buenos días. —Murmuró, con la voz algo ronca para luego estirarse y bostezar. —Estás aquí.

—Por supuesto que estoy aquí, es temprano aún. Como las siete de la mañana apenas.

— ¿En serio? Eso explica por qué amanecí y te veo a mi lado, porque siempre despierto solo.

—Sí, dormilón. Es que siempre despiertas pasadas las diez. Y sabes bien que trabajo a las nueve. —Murmuró el moreno, también con la voz algo ronca porque había despertado unos minutos antes.

—Me da tiempo suficiente para hacer esto. —Susurró, acurrucándose más frente a él y abrazándole, enterrando su rostro entre el cuello y su pecho.

El mayor le acarició el cabello y le dio un pequeño beso en la frente, sintiéndose feliz de inmediato al recordar de que... Ahora los dos eran novios.

Ah, adoraba cómo sonaba eso. Novios, pareja, enamorados. Sonaba lindo porque ahora podía referirse así para hablar de ambos.

Se quedaron así un buen tiempo, recostados en aquel colchón en el suelo, mimándose y tratándose con cariño, con ternura. Juguetearon diciendo pequeñas bromas sobre cómo dormían, provocando algunas risas de voz baja, porque aún era muy temprano.

— ¡Es verdad! —Murmuró Luca, entre risas que esperaba controlar para no despertar a los demás en casa. — ¡Roncas como hipopótamo en agonía!

— ¡Yo no ronco tanto, Luca!

—Ah, no claro.

—Doy señales de vida mientras duermo, deberías ser más consciente. Además, no es siempre. —Se defendió.

—Bueno, te doy crédito por eso. Es que a veces eres silencioso, y otras... Estás en cierta posición y entonces haces esos sonidos que me hacen pensar que hay un... —Luca soltó una risa nasal. —Un tractor levantando piedras... —Mencionó y empezó a reírse sin control, cubriéndose la boca con ambas manos para no hacer tanto ruido.

—Ja, ja. Muy gracioso. Sabía que debía levantarme temprano hoy.

— ¡No! Es broma, es broma... Te quiero con todo y eso. Aunque ocupes la mayor parte del colchón, y ronques como... Como... —Volvió a reírse y Alberto lo miró con seriedad.

— ¿Ya terminaste, Luca?

—Sí, perdón.

—Bueno, si quieres estar conmigo, vas a tener que soportarme así o mejor dejamos nuestra relación hasta acá. —Dijo, recostándose boca arriba con los ojos cerrados y los brazos cruzados.

—Hmmm...

— ¿¡Lo estás pensando!? —Reclamó, levantándose indignado.

Luca volvió a reír y le abrazó nuevamente, tumbándolo otra vez en esa ''cama'' improvisada. — ¡No, Alberto! Sería muy poco tiempo, un día apenas. Así que mañana te termino.

¡Ciao, Ciao! /Luberto FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora