Isabella Campbell
El dolor que siente mi corazón en estos momentos es indescriptible. Es un dolor muy diferente a aquellos que experimente en mi vida, inclusive a los físicos.
Creo que no soy la única mujer con deseos de ser madre, ni tampoco soy la única a la que le arrebataron ese sueño.
Me meto debajo de las frazadas, ahogando el llanto con la almohada mientras intento reprimir la rabia en mi interior.
Si tan solo no hubiese sido tan idiota, si nunca me hubiera acercado a él... Este sería un cuento diferente, mi dolor no existiría, tendría todo por lo que luche tanto tiempo.
Se que no puedo cambiar el pasado y debo de afrontar las consecuencias del mismo, es todo lo que se hace, afrontar tus problemas y la vida misma. Mi mente por ahora necesita un descanso.
Después de salir de terapia me di cuenta de muchas cosas pero la principal es que la vida me dió una segunda oportunidad, hay mujeres que no logran salir como yo lo logré. Pero los resultados de los estudios han sido como un balde de agua fría de realidad.
La mirada de compasión de Alexander me persiguió toda la noche, hasta que la luz del amanecer comenzó a adentrarse en la habitación.
Cuando era niña, mi mayor sueño era ser madre, se que muchas mujeres no comparten ese sueño pero el mío lo era. A medida que fui creciendo más de una vez me pasó por la cabeza el como se sentirá tener a una vida dentro de ti, creciendo durante nueve meses.
Anoche ese sueño se ha ido a la mierda, con el cautiverio que viví en lo último que pensaba era en ser madre, pero no fue hasta que me dijeron que ya no podría serlo que caí en ello. En todo lo que ya no podría tener.
Un sollozo se escapa de mi boca y la puerta es golpeada levemente.
— ¿Isabella? ¿Estás ahí? - habla Alexander desde el otro lado.
— Quiero estar sola.
— Yo no voy a dejarte sola, voy a entrar ¿Si? - no contesto y escucho la puerta abrirse despacio.
Me gustaría preguntar por qué razón tiene una llave de mi habitación pero es obvio, es su hotel después de todo.
Siento la cama hundirse detrás mío mientras yo continuo siendo un ovillo bajo las frazadas.
— No sé cómo afrontar la situación, se que te duele y que no puedo hacer nada para aliviar ese dolor. Con solo ver tu rostro anoche se cuan importante era para ti y lo que más quiero es que estés feliz después de todo lo que viviste. - suspira y se acerca un poco mas hasta colocar la mano en mi hombro y girarme, mis ojos hinchados se enfocan en los suyos. - Puedes verme como un amigo, uno que te apoya y lo va a seguir haciendo hasta que superes todo.
Me mantengo en silencio por unos momentos hasta que finalmente decido responderle.
— Agradezco que estés, solo me duele, siento un dolor tan grande en estos momentos que no podrías imaginarlo siquiera. Pero estoy agradecida de que te hayas cruzado en mi camino.
— Yo estoy más agradecido de que te hayas cruzado en el mío.
Me acomodo mejor en la cama y apoyo mi cabeza en sus piernas, dejando que Alexander reparta caricias en mi cabello. Mi mente en paz por un momento y las lágrimas reprimidas.
(...)
— No es la primer mujer que me dice lo mismo pero se que es algo que usted puede superar. - las palabras del terapeuta me hacen cerrar los ojos.
— Estoy luchando contra mi cabeza en estos momentos. Se que tengo muchas cosas para sanar pero la noticia ha sido como un golpe extra, uno difícil de curar.
Coloco mis manos entrelazadas sobre mi vientre plano, el cual estará de esa manera siempre ya que nunca sentiré lo que es estar embarazada.
— Es una noticia dura señorita Campbell, sin embargo existe algo llamado optimismo.
Reprimo una sonrisa ante ello, no puedo creer que un terapeuta me venga con eso ahora.
— Con todo respeto no soy optimista con esto, no me voy a aferrar a un 5% de posibilidad.
— Nada es imposible señorita, el primer paso es hablar de sus problemas, el segundo es comenzar a superarlos.
Estoy en eso.
La hora con él se termina y salgo del consultorio, me inquieto al no ver a Alexander esperando por mi en el aparcamiento.
— ¿Dónde estás? - preocupada miro a los dos lados de la calle, deseando ver su auto viniendo hasta aquí.
Espero en frente del consultorio, sin querer apartarme de la seguridad que me transmite el guardia parado a un lado de la puerta.
Miro nuevamente a mis lados y sigue sin haber rastro alguno de Alexander, me acerco al hombre uniformado y le hablo.
— ¿Me podría decir que hora es señor? - el asiente y mira la pantalla de su móvil antes de volver a enfocar sus orbes en mi.
— Son las 17:10 señorita.
— Está bien, gracias.
Debe de haber tráfico y por esa razón se está atrasando, pero el miedo de estar sola en la calle es algo que no se me quita. Y se intensifica al momento de mirar a la acera del frente, dónde un rostro conocido me sonríe.
Lionel levanta la mano y gesticula con sus labios en mi dirección hola preciosa.
El corazón late fuertemente contra mi caja torácica, el miedo corre por mis venas y la respiración se me agita al momento que veo sus intenciones de cruzar la calle. Comienzo a inhalar y exhalar con fuerza, rezando a todo el mundo de que en ese instante aparezca algo que me salve.
¿Dónde estás Alexander?
Quiero gritar y llorar al momento de ver a la causa de todos mis problemas a mitad de camino hacia mi.
Por favor no... Por favor no.
Me acerco aún más al guardia, pero nada sale de mi boca, me siento paralizada al no poder soltar palabra alguna ante la presencia de esa persona.
(...)
Recordemos que la historia de Alexander e Isabella transcurre al mismo tiempo que la de Andrew y Chloe (Ayuda Millonaria) y apenas estamos en su comienzo.
Yo sé que quieren saber cómo es que llegaron a lo que son en Propuesta Millonaria pero aún faltan muchos capítulos para ello. Actualizaré una o dos veces por semana, según la universidad me deje.
Los amo mucho.
No olviden seguirme en ig (jacquelineivanawb)
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Estrategia Millonaria © ✓
RomanceAveces, cuando menos lo esperas te podés cruzar cara a cara con el hombre que te va a salvar, o quizá lo encontrás tirado en una plaza, ebrio como la mierda. Las circunstancias no ayudan a mis temores pero estoy dispuesta a aferrarme a lo que sea co...