Alexander Adams
El tiempo pasa y aunque no lo demuestre estoy inquieto, el hecho de que Lionel este tan tranquilo, sin intentar acercarse a Bella, es lo que me tiene de esta manera.
Sé cómo funciona la cabeza de personas así, y si alguien está tan quieto es porque va a hacer algo que nos va a joder a todos. Pero antes muerto a dejar que lo haga.
Ella se ve tan feliz y tranquila pegada a mi cuerpo, el anillo de compromiso reluce en su mano, la cual está apoyada en mi torso desnudo mientras duerme.
El sol comienza a colarse por la habitación y yo ya no puedo volver a dormir al sentir la inquietud de que podría pasar algo.— Duerme. - me pide somnolienta.
— Está bien, pero sigue durmiendo.
Murmura algo pero no lo alcanzó a oír, se acomoda y me aprieta más fuerte contra sí.
Las pestañas les descansan en las mejillas, su boca se encuentra entre abierta y su respiración es tranquila, no puedo permitir que algo arruine la paz que está sintiendo en estos momentos, no soy capaz de verla llorar y sufrir nuevamente.
(...)
La cabeza me duele de todas las palabras que acabo de leer en los contratos de nuevas sociedades.
— Señor necesitamos más mercancía para los clubes.
Asiento hacia el encargado de mis clubes de la ciudad, comentándole que en la tarde le llegará todo lo necesario a cada respectivo local.
Miro el reloj y aún falta dos horas para poder terminar con este día de mierda, muero por estar acostado con Bella pegada a mi costado, repartiendo caricias en mi cabello.A las 15 tengo una videoconferencia con una empresa de inmobiliaria, dónde le cuento lo que mayormente estoy buscando, esperando que tengan una casa con esas necesidades.
— Señor Adams tengo exactamente lo que está buscando, le pasaré por correo electrónico la dirección y usted puede avisarnos cuando irá a verla, estaremos complacidos de que nos elija.
Al final de la tarde ya tengo todo lo necesario y paso por Isabella, quien estaba en terapia, para darle la sorpresa. Si a ella no le gusta entonces no la compro.
— ¿Que tal la sesión de hoy? - le pregunto una vez se sentó en el asiento a mi lado.
Ella me sonríe, sus ojos están un poco rojos por lo que deduzco estuvo llorando, estoy por preguntar pero me interrumpe.
— Estuvo bien, hablé de mi familia, razón por la que llore.
Asiento lentamente, odio que llore, así sea por la más mínima cosa, eso solo me trae el recuerdo de la vez que me contó todo lo que le sucedió, todo lo que le hicieron y como sufrió. No me gusta recordar aquello.
— Bueno, yo te tengo una sorpresa que te secara hasta las lágrimas que no derramaste.
Me mira entusiasmada cuando enciendo el auto y conduzco hacia el lugar, que por cierto no queda tan lejos de la ciudad.
(...)
Sus orbes azules brillan con felicidad al ver lo que la rodea y lo que tiene en frente.
— Está es...
— Lo que podría ser nuestro hogar. - termino por ella.
Está todo tal cual le pedí a Sabine, la mujer que nos espera en la puerta. La casa es clásica, no tan moderna como a lo que estoy acostumbrado, está rodeada de campo, ya que quería tranquilidad para Isabella.
Todo lo que buscaba nos lo da está casa y me lo termina de confirmar el recorrido que hacemos, las habitaciones tienen el suelo de madera oscura, los ventanales tras de la que sería nuestra cama, hay muy buena iluminación en cada rincón que nos muestra.
— ¿Y tienen pensado tener hijos?
Aquella pregunta me saca del trance en el que me encontraba e instantáneamente dirijo mi mirada hacia Bella, quien se ha quedado quieta, la observo tragar grueso mientras intenta quitarle importancia al asunto que sé, aún le duele.
— Por ahora no. - es lo único que responde.
Envuelvo mis brazos en ella, atrayéndola hacia mi para besar su cien.
Terminamos el recorrido cuando nos enseña el patio trasero, tiene una piscina climatizada y hay aún más campo.No tenemos vecinos hasta dentro de cinco kilómetros, lo que me parece perfecto, así que me volteo hacia Isabella, queriendo saber si a ella le gustó tanto como a mí.
Sabine nos da nuestro espacio, yendo a anotar unas cuantas cosas, mientras solamente me enfoco en la que será mi mujer en unas semanas.
— ¿Que te pareció? Si dices que no te gustó nos vamos y buscamos otra.
Ella se ríe, provocando que sus ojos se achiquen un poco, antes de volver a mirar alrededor.
— Me encantó, y en todo caso no soy una mujer que va a andar de exquisita Alexander, si me ofreces algo lo tomo, así sea una choza.
Ahora soy yo el que ríe y la abrazo, besando castamente sus labios antes de girar hacia Sabine.
— La queremos.
La mujer sonríe feliz de poder hacer una venta como está, el precio tiene más ceros que cualquier cosa pero sin duda vale la pena.
(...)
— Mis padres quieren que cenemos con ellos, quieren saber más del tema. - se tira en la cama a mi lado.
Hago un mohín antes de abrazarla.
— ¿Eso significa que no podemos dormir ahora? Realmente tengo sueño. - apoyo mi cabeza en su torso y lo siento vibrar cuando se ríe.
— ¿Estás cansado?
— Por supuesto, soy un hombre de negocios que posee muchos clubes y hoteles, son demasiadas cosas bajo mi manejo.
— Cuéntame más.
Me acomodo mejor para poder mirarla y sus orbes están desbordantes de interés ante lo que puedo soltarle.
— Soy dueño de muchos clubes, todos de distintos nombres pero de igual prestigio, son de los mejores de la ciudad al igual que mis hoteles. En el que nos encontramos ahora es el mejor de todo, y el más caro. La cadena de hoteles es un negocio familiar pero los clubes fueron totalmente idea mía.
— ¿Te gusta la vida nocturna entonces? - arquea las cejas y esta vez soy yo el que se ríe.
— Me gustaba, no te lo voy a negar, ya no.
— ¿Y por qué ya no?
— Porque me hundía y ahora ya tengo mi propio salvavidas.
Sus orbes azules me miran con cariño y siento algo pesado en el pecho al detectarlo, podría vivir en esta conexión junto a ella. Podría mover cielo y tierra para que nunca nada le suceda.
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Estrategia Millonaria © ✓
RomanceAveces, cuando menos lo esperas te podés cruzar cara a cara con el hombre que te va a salvar, o quizá lo encontrás tirado en una plaza, ebrio como la mierda. Las circunstancias no ayudan a mis temores pero estoy dispuesta a aferrarme a lo que sea co...