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Maratón: 2/3

Alexander Adams

Andrew responde al tercer tono, calmando un poco mi furia, su voz se oye agitada al otro lado de la línea.

- ¿Sucedió algo?

- Estoy en la mierda.

Se escuchan ruidos antes de que se enfoque nuevamente en el móvil y me responde a la vez que se escuchan sus pasos.

- Dime qué sucedió.

- Conocí a una chica, en una de las peleas me excedí y termine en una plaza tirado, ebrio, ella me encontró.

- Siempre te dije que esas peleas de mierda te iban a destruir.

- No voy desde que la conozco.

- Bien, ¿Que hay con ella? ¿Me llamas porque quieres consejos de pareja? Soy el menos indicado con ello, mi mujer falleció.

- Eres más razonable que Thomas y el tema es serio, su ex novio era un abusivo y estaba metido en mierdas de la trata, de la cual ella escapó y... - no me deja terminar porque me interrumpe.

- Y ahora él la quiere devuelta, ella es un cabo suelto en su negocio.

- Exacto. Tiene unos papeles que le hizo firmar drogada, los cuales ya los reviso un abogado y son bastantes auténticos, no se que hacer Andrew. No la voy a dejar a su suerte, sabes mi sensibilidad con el tema.

- Lo se, pero ella no es Sophia, con ella tienes la oportunidad de ayudarla y a su vez ayudarte a ti mismo. Te enviaré unas cuantas posibles soluciones, solo enviame el contrato.

Asiento, aunque se que no puede verme. Tanto Andrew como Thomas son los únicos amigos en los que puedo confiar, vivimos momentos fuertes juntos. El último fue el día del parto de la pequeña Alice Kouzouni y a su misma vez el día de la muerte de Hannah Kouzouni. Fue un momento duro para mi amigo y ni yo ni Thomas le fallamos.

Podremos no hablar siempre pero cuando el mundo del otro se cae, entonces siempre estamos para ayudar a levantarlo.

(...)

Isabella no quiere salir de la habitación, es como volver a los primeros días en los que nos conocimos.

Se siente segura en esas cuatro paredes, con la única diferencia de que duermo junto a ella ahora. Han pasado dos días desde que llegó ese contrato a mi email y no he parado de buscar posibles soluciones a ello.

No he podido dormir bien, a diferencia de ella, quien se duerme cuando acaricio su brazo y le hablo de cualquier cosa.
Cuando le pregunté por qué ella me respondió porque por alguna extraña razón tu voz me tranquiliza.

Fue inevitable la calidez que envolvió mi pecho ante esas palabras, llevándome a unos años atrás en dónde esas mismas palabras me hacían feliz, en dónde estaba completo.

- ¿Encontraste algo?

En la pantalla están tanto Andrew como Thomas, a quien lo pusieron al tanto y está buscando soluciones también.

Estrategia Millonaria © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora