18 | Plena

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Isabella Campbell

Creo que muchos sentimos ese extraño estremecimiento cuando vemos a nuestros padres, a nuestra familia en sí, luego de mucho tiempo.

No quería verlos, he de admitirlo, sin embargo me hace feliz que se encuentren frente a mi. Y no quería hacerlo ya que aún no me sentía preparada, no deseaba que mi familia me viera lo jodida y dañada que me dejaron.

Pero acá están, frente a mi, felices de verme y de envolverme en sus brazos, el anillo de compromiso brilla en mi mano y capta su atención pero lo importante soy yo ahora, y abrazarme como lo están haciendo.

- No puedo creer que te tengo de nuevo en mis brazos mi niña. - Philippe parece no querer soltarme, mi papá ha sido sobreprotector conmigo desde siempre y mis hermanos tampoco se quedan atrás, mi secuestro habrá sido para ellos un total martirio.

- No me volverán a alejar papi.

Me suelta cuando mis hermanos se lo exigen, ambos me abrazan al mismo tiempo, Jacob y Jaden no son sentimentales pero ahora esto los sobrepasa. La felicidad la desbordan y yo no dejo de llorar.

- Pequeña loca, te extrañamos tanto, nuestra vida adulta no es lo mismo sin la pequeña con aspiraciones a diseñadora. - me dice Jacob.

- Y que critica todo, hablando como una lora. - Jaden se burla y lo pellizco. - Espero no te hayan quitado eso. - el gesto serio vuelve a su rostro y todo queda en silencio.

Alexander se acerca a nosotros y me toma de la cintura, pegándome a su costado, cosa que se le está haciendo costumbre hace un tiempo.

- Va a terapia y está yendo demasiado bien con sus sesiones, cosa que me sorprendió luego de que me contó que pasó casi dos años en ese lugar - mis padres miran atentos a mi prometido - su hija y hermana es más fuerte de lo que creen.

- Eso no quita que no quiera matar a ese infeliz. - Jacob se enfada y mamá lo tranquiliza.

Ha pasado tanto tiempo que no veo cosas como está, que no veo a la familia que me dió la vida y me enseñó los valores de la misma.

- A todo esto... ¿Por qué mi hija se está comprometiendo contigo? Siendo que hace poco logro escapar de su cautiverio. - mi papá lo mira de arriba a abajo, sospechando hasta de la mosca que pasa por su lado.

- Porque Lionel cuando me tenía drogada con alguna cosa, me hizo firmar un papel en el que me convertía de su propiedad, la única forma de romper la validez de ese contrato era casándome.

- ¿De su propiedad? ¿Como si fueses un objeto o algo material que adquieres? - es que no hay que matarlo, hay que torturarlo antes. - Jaden coloca sus manos en puños y sus ojos arden en furia cuando nos mira.

Alexander le habla a mis hermanos con familiaridad, como si está no fuese la primera vez que se comunican.

- En el momento en el que nos casemos ese contrato será inválido, no se preocupen que mientras dependa de mi nadie va a tocar a su hija.

Mi mamá asiente y se acerca a abrazarlo, cosa que lo toma por sorpresa y le corresponde el gesto quitando la mano de mi cintura.

- Gracias por ayudar a mi hija, te debemos la vida.

- Lo hago porque quiero señora Campbell, no tengo malas intenciones con Isabella, lo haría una y mil veces más.

- Admito que la vez que hablamos me dejaste un poco inquieto pero gracias, realmente. - Jaden le sonríe honestamente y yo ya me siento perdida pero mi prometido me mira de la manera en la que me dice que me contara todo por lo que no hago preguntas.

(...)

- ¿Están cómodos en sus habitaciones? - le pregunto a Alexander cuando se adentra a nuestra habitación.

- Si, les di una a cada uno de tus hermanos ya que según ellos no podían dormir juntos.

Asiento con una tonta sonrisa en el rostro y lo invito a que se siente en la cama, junto a mi.

- No sabía que te habías comunicado con mi familia.

- Lo hice para que sepan que estás bien, se que estuvo mal ya que no tenía tu autorización, pero se lo que es estar viviendo un martirio sin saber de tu hermana.

Asiento comprendiendolo y lo abrazo, juntando mis labios a los suyos en un beso dulce que transmite toda mi gratitud hacia él.

- Ahora estamos comprometidos. - le muestro mi mano, dónde yace el anillo de compromiso que me dió hace unas horas.

- A partir de ahora somos uno, voy a velar por tu bienestar así sea lo último que haga. - roza su nariz con la mía. - No te encariñes con el hotel, no viviremos aquí.

- Tu vivías aquí.

- Pero ahora no soy solo yo.

Las mejillas se me ponen de colores cuándo sus orbes me enfocan con un cariño que pocas veces ví que me era dirigido. Dejando que el pequeño cosquilleo que siento, envuelvo sus labios con los míos en un beso que ya deja de ser dulce.

Pasando mis manos por las hebras de su cabello, tirandolo levemente, sin ser demasiado brusca. Me muevo a sus piernas y me siento a horcajadas sobre él.

Sus manos comienzan a acariciar los costados de mi cuerpo sin llegar a propasarse, demostrándome una vez más que no es lo que yo acostumbré por mucho tiempo, es un caballero en toda la extención de la palabra.
No soy ciega, se que quiere llegar a otro nivel conmigo, más que solo besos y caricias inocentes pero espera a que yo me sienta lista y se lo agradezco.

Cuando nos separamos ambos tenemos los labios rojos e hinchados, acomoda su cabeza en mi pecho y me permite que lo acaricie en esa posición, dejándolo tranquilo e inofensivo a mi disposición. Soy feliz en sus brazos, no existe la Isabella que fue abusada un año y medio.

Solo existe la Bella que va a ser su esposa

— Mañana comenzaré con los preparativos de la boda, tengo que admitir que estoy muy ansiosa. - murmuró sobre su cabeza, aún repartiendo caricias.

— Lo sé, y se que harás de esa una celebración digna de recordar.

Sonrío y beso su cabeza, esa fiesta va a significar el inicio de mi nueva vida, dónde este hombre que está pegado a mi cuerpo me va a proteger y yo lo voy a salvar de él mismo.

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No olviden seguirme en Instagram (jacquelineivanawb)

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