Alexander Adams
Empujo la puerta de vidrio del hotel que mayor ingreso me ha dado este último tiempo, Isabella está con sus padres y hermanos paseando en el centro por lo que puedo trabajar tranquilo, sin pensar en que está sola en casa.
Mi humor está en subida y saludo a mis empleados con una enorme sonrisa en el rostro.
- ¿Las estadísticas? - le pido al encargado.
Lo sigo cuando me hace una seña para ir a un lugar más privado, cuando entramos a su despacho me enseña las ganancias de este último mes y quedo fascinado. Este lugar nunca decepciona a mi bolsillo, valió la pena cada centavo que inverti en él.
Me deja solo cuando se lo pido y saco el móvil marcando el número de uno de los hermanos de Andrew.
- ¿Y ahora que quieres Adams? - ruedo los ojos ante su tono, pero se que alguna sonrisa debe tener en el rostro.
Adrien Kouzouni es un muy buen arquitecto, él diseño y llevó a cabo la construcción de este hotel, el cual tiene dos años de estar en pie.
El hotel Sophia.
Si bien son todos más conocidos como hoteles Adams, hay algunos que poseen un nombre en particular y eso ha comenzado a ser así desde que yo estoy a cargo de la cadena.
- Tengo en la cabeza un nuevo hotel, algo enorme y con muchas expectativas, me gustaría que nos reunamos para hablarlo.
Él silba en la otra línea.
- Bien, espero que tengas ganas de gastar dinero ya que tienes tantas expectativas, y tienes suerte de que esté en Estados Unidos.
- No me importa el precio, te veo esta semana.
Cuelgo la llamada y miro la ciudad con una sonrisa al saber que la próxima adquisición será majestuosa.
(...)
Isabella está sentada en mi regazo mientras subraya unos párrafos con marcadores de colores, yo estoy leyendo el correo que me envió Adrien con todo lo que necesitará para llevar a cabo el proyecto, un adelanto de lo que me dirá en la reunión que tendremos este fin de semana en casa de Andrew.
Mi esposa se remueve y me tenso bajo ella, de reojo veo las comisuras de sus labios elevarse y se que lo hace a propósito.
- ¿Me está provocando señora Adams?
Tiene un camisón de satén color rosa, los pelos despeinados ya que acaba de despertar y frente a ambos tenemos nuestro desayuno, aparte de los papeles.
Llevo la taza de café a mis labios y ella se estira un poco para besar mi mejilla.- ¿Hacemos algo hoy? No vayas a trabajar. - me hace un puchero y no le puedo negar nada a ella.
Sus manos dejan los marcadores para pasearse por mi torso hasta enredarse en mi cuello y dejar suaves caricias allí.
- No lo se, deberías convencerme más.
Sonríe abiertamente antes de girarse completamente, dejo la taza de café a un lado y le permito a su boca estrellarse con la mía.
Sus besos son una caricia al alma que no sabía que necesitaba, cada momento en el que su lengua se encuentra con la mía es como si fuese la primera vez que compartía este grado de intimidad con alguien.
Ella estaba rota y en parte aún lo está, el hecho de que me haya permitido entrar a su vida y adorarla no solo sentimental sino que también físicamente era algo que me hacía sentir especial, queriendo cumplirle a todo lo que me pida para nunca defraudarla.
Mi esposa, mía.
(...)
- ¿Ya me puedo quitar esta mierda de los ojos? - inquiero cansado, a mi mujer le dieron ganas de darme sorpresas y solo voy rezando para que no tengamos un accidente ya que no tiene licencia y es poco lo que sabe conducir.
Eso me lo dijo cuando ya estábamos a un kilómetro de casa, ya no pude replicarle nada.
- Ya llegamos.
- Gire a la izquierda en veinte metros.
La voz de la de Google maps me tiene rodando los ojos a pesar de que no se vea por el antifaz de dormir que me obligó a usar.
Gira el auto con tanta fuerza que me agarro de los asientos cuando creo que voy a matar.
- Joder Isabella, no falte al trabajo para morir hoy.
No me responde pero escucho su risa cuando el auto se detiene.
- Antes de que te quites el antifaz quería hacer esto por ti ya que siempre has hecho tantas cosas para mí, es mi forma de devolvertelo.
Siento sus manos acariciarme el rostro antes de quitar el jodido antifaz que me impedía ver lo que me rodea.
Frente a nosotros hay un lago pero lo que me sorprende realmente es el mantel a cuadrille rojo y blanco y la cesta sobre él, los árboles que nos rodean hace parecer el panorama como una película.
- Se que es poco pero tenía la idea hace mucho y Paul vino a traer todo lo que prepare y... - la cortó antes de que siga parloteando.
- ¿Querías ser una romántica? Porque no me importa que tan extravagante sea, lo eres, lo sencillo es lo más hermoso. - me inclino un poco, besando su nariz antes de bajar del vehículo.
Lo sencillo podría ser lo más hermoso pero la belleza de mi mujer no lo es, resalta en cada lugar al que va, la blusa beige y la pollera a conjunto que trae me hace sonreír cuando se la acomoda un poco.
- ¿Quieres probar todo lo que cociné para ti? - inquiere tendiendome la mano.
- Por favor señora Adams.
Sonríe y ese simple gesto es todo lo que me acelera el corazón, creo que soy capaz de escuchar mis latidos en los oídos.
Nunca fui de los hombres creyentes en el sentimiento del amor, siempre creí que si me casaba iba a hacer para tener un heredero a quien dejarle la cadena de hoteles y nada más.Pero ahora estoy casado con una mujer a la que ayude a sanar, una mujer que no me puede dar ese heredero aún pero no me siento triste de pensar en ello porque la amo y nada importa más que eso.
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No olviden seguirme en Instagram (jacquelineivanawb)
Solo quiero preguntar si disfrutaron estos capítulos tan románticos porque los próximos... Uff
Edit de mis nenes para que no me odien por lo anterior.
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Estrategia Millonaria © ✓
RomanceAveces, cuando menos lo esperas te podés cruzar cara a cara con el hombre que te va a salvar, o quizá lo encontrás tirado en una plaza, ebrio como la mierda. Las circunstancias no ayudan a mis temores pero estoy dispuesta a aferrarme a lo que sea co...