Alexander Adams
Pido un whisky y espero a la llegada de mis amigos, una peliroja me trae el trago, mueve sus caderas con sensualidad y me deja su número junto al vaso.
Me guiña el ojo y se da media vuelta, me abstengo a poner los míos en blanco ya que sería descortés pero todos aquí saben que soy el dueño, por lo que no me sorprende tener tantos ojos puestos sobre mi. La hotelería es un negocio familiar pero el manejo de clubes es una pasión que se me ha imposible de ignorar.
Siento unos brazos envolverme de atrás y estoy a punto de empujar a quien sea hasta que un olor familiar inunda mis fosas nasales.
- El pequeño del grupo está a punto de casarse, quien lo diría. - Andrew se separa de mi para permitirle a Thomas que me abrace también.
Ruedo los ojos cuando el rubio no me está viendo. Lo que me este pasando sentimentalmente con Isabella no es asunto de nadie más que nosotros.
- Todo son negocios. - les respondo una vez me dejaron respirar tranquilos. - Thomas rueda los ojos.
- Por supuesto señor "no tengo corazón" te quiero ver en un año, estarás igual o peor que nosotros.
Los tres nos reímos pero se que tiene razón, si en tan poco tiempo esa pelinegra me está moviendo el piso de esta manera no me quiero imaginar en un año.
- No estamos aquí para hablar de mi vida sentimental, vamos a divertirnos. - le hago una seña a la pelirroja de recién. - Serviles un trago a mis amigos, el más fuerte.
- Wooooh, el que vomita primero pierde. - Thomas agarra el trago que le ofrece otra de las camareras cuando traen lo que les pedí.
- ¿Cómo se llama esto? - Andrew frunce la nariz mientras huele el trago.
- ¿Cómo vas a olerlo infeliz? Tragalo.
- Mucho tiempo siendo un papá luchón, ya se olvidó que el alcohol se ingiere por la boca y no por la nariz. - el rubio en un segundo se termina el líquido rojo que estaba en su vaso.
Andrew quiere demostrarnos que estamos equivocados y en un segundo también bebe el contenido del suyo, hace un gesto cuando lo traga pero después sus orbes brillan y pide más a la pelirroja que parece estar entusiasmada con atendernos.
(...)
Luego de esos tragos mortales comenzamos a beber whisky, expulsó el humo del tabaco y me río ante las anécdotas que estoy escuchando de la boca de mis amigos.
- Y cuando retaste al profesor de Economía en la fiesta de graduación a qué haga un striptease. - Le dice Andrew a Thomas entre risas de ebrio.
- Yo aún tengo pesadillas con ello, no imaginaba que nos enseñe... Eso. - hago una mueca y me llevo el vaso nuevamente a los labios.
- Ahí descubrimos el porque sus ideales eran tan pobres.
Nos reímos con fuerza al recordar nuestra época en el estudio, siendo jóvenes, dónde la desgracia aún no llegaba a nuestras vidas y nuestra mayor preocupación era saber que beberiamos los fines de semana.
Hacíamos tantas fiestas que eran memorables, nuestro nombre se escuchaba por todo el campus, Thomas era el primero en quedar dormido en cualquier lugar de la casa. En un halloween casi muere ahogado en una piscina.
Son sucesos pasados que ya no volverán, me caso este fin de semana, Thomas será padre, y Andrew es padre y viudo, ya de paso.
Estoy por aportar otra anécdota cuando la peliroja se nos para enfrente, el escote lo tiene más profundo que hace poco, sus ojos brillan con malicia cuando nos mira.
- ¿Puedo saber la razón por la que tres hombres guapos se encuentren solos?
Sin poder evitarlo la miro de arriba a abajo, piernas largas, curvas no tan exageradas y pechos pequeños.
- Si, estamos comprometidos los tres, ¿Te puedes correr que me dificultas la vista de la pista de baile? - le responde Andrew sorprendiendome ya que él no blanqueo nada con Chloe, le gusta pero no hizo nada al respecto aún.
La castaña lo tiene cortito y no lo sabe.
- ¿Y es mejor ver a mucha gente bailando que a mí?
- Por supuesto, deja de entrometerte dónde no te llaman o te despido, y sabes que puedo hacerlo.
Por los reflectores blancos puedo notar su gesto de miedo y rápidamente sale de nuestro campo de visión.
- Parece no amar su empleo al arriesgarse de esa manera. - comenta Thomas antes de llevarse el vaso a los labios.
Concuerdo con él, unos meses atrás le hubiese dicho de irnos a alguno de mis hotel juntos pero ahora al verla de esa manera solo puedo pensar en mi futura esposa y en qué estará haciendo.
(...)
Thomas recorre el hospital con el corazón en la boca, nosotros lo seguimos con la misma adrenalina corriendo por nuestra sangre. Bonita forma de pasar la ebriedad.
Melissa Wilson, la madre del hijo del rubio, habia sido trasladada al hospital de emergencia debido a una amenaza de aborto y los tres habíamos salido del bar como alma que lleva al diablo.
Una vez nos confirman que se encuentra estable nos adentramos a la habitación, ella esta en la camilla con el rostro pálido y preocupado. Según el médico ha sido causado gracias al estrés de los preparativos de su boda.
Les doy la solución mencionandoles a Isabella, luego de nuestra boda no sabrá que hacer y no quiero que vuelva a caer en la tristeza de antes, la prefiero con la cabeza ocupada en otras cosas, cosas que, por supuesto, le gusten.
Bella va a ponerse muy feliz cuando le dé la noticia, con una sonrisa en los labios marco su número y no me contesta al primer timbre, al segundo tampoco, estoy por perder la paciencia hasta que su voz llega a mis oídos.
- ¿¡Hola?! - Grita pero apenas logro oírla, el sonido de música electrónica hace que aleje un poco el móvil de mi oreja.
Creí que estaría tranquila en casa de Andrew.
- ¿Dónde estás?
- ¿Dónde no estoy? - se ríe y confirmo que está ebria, miro a mi amigo y pongo el móvil en voz cuando su niñera se pone al móvil también.
- ¡A mí no me importa que usted sea mayor que yo! Uy esa canción no era, ¡Amelie!
Andrew se pone a mi lado y comienzo a rastrear el móvil de Bella tras escuchar a Amelie gritar al móvil que iban a ver striptease.
- Mi madre está loca.
- No lo dudo.
Luego de avisarle a Thomas, salimos del hospital derecho al club de strippers en el que se encuentran.
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Estrategia Millonaria © ✓
RomanceAveces, cuando menos lo esperas te podés cruzar cara a cara con el hombre que te va a salvar, o quizá lo encontrás tirado en una plaza, ebrio como la mierda. Las circunstancias no ayudan a mis temores pero estoy dispuesta a aferrarme a lo que sea co...