Speicer

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Jinsu terminó de atender cierto asunto y sonrió aunque no era una sonrisa feliz. Realmente quería hacer más pero no sabía si a Victor le gustaría que lo llevara a su casa. No era precisamente que le incomodara que Victor no lo quisiera, era que su relación aun estaba en proceso como para meter más problemas. Además no se creía con la confianza de cuidar a alguien más cuando ni él mismo podía hacerse cargo de sí mismo en algunos momentos.

Ya había estado a punto de morir no hacía mucho. Aunque no sería la primera vez.

Suspiró y volvió a su casa. Estaba cansado y pensar le rompía el cerebro. El día había sido bastante extenuante y realmente necesitaba la calma de las paredes de su cuarto.

Solo no se dio cuenta que estaba siendo observado desde arriba.

-¿Así que me cambió por eso?- Victor dijo mirando desde arriba con las manos en los bolsillos.

-Presidente, eso…-

-No importa, no tiene importancia- se dio la vuelta y se dirigió al elevador para ir a su oficina, tenía mucho que hacer.

Se había sentido curiosos después de lo que Jinsu le había dicho así que mandó a que Luca lo siguiera. Era un hombre grande pero sigiloso como ninguno y solo después de que lo llamara bajó al segundo piso y miró desde esa distancia al chico arrodillado en el medio del callejón. Primero pensó que podía ser uno de los atacantes del día anterior pero no había aceptado, en cambio lo que estaba allí no era precisamente una preocupación.

Pero lo que no podía sacarse de la mente era la sonrisa que había estado en el rostro de Jinsu casi todo el tiempo. Una sonrisa natural y sincera.

***

Ya estaba anocheciendo para cuando Jin se levantó de la cama de su esclavo. No sabía porqué pero por inercia había terminado acostado entre las mullidas sábanas y es que todo olía a él. En otro momento se hubiera bofeteado mentalmente pero estaba un poco deprimido después de lo de la tarde. Así que simplemente sin recatos fue a la cama de él y se quedó dormido en cuanto se derrumbó.

La casa aun estaba en penumbras, signo de que nadie había llegado. Miró su celular y marcaba las 9 de la noche. Era tarde y Victor no había vuelto. Vaya, que su esclavo hiciera horas extras no estaba en su rutina, pero bueno, era el jefe y al otro día tendrían que presentar el proyecto en la tarde así que se imaginó que debía estar puliendo detalles. Solo esperaba que no se olvidara de él.

Un sonido fue lo que lo sacó de su nebulosa. La estancia oscura se iluminó tras un fuerte estallido de un trueno que había caído muy cerca. Jinsu se sobresaltó sobre todo porque sus oídos eran muy finos y el ruido fue estremecedor.

Se los tapó con los dedos y corrió al baño para ponerse tapones. Solo después de hacer eso sintió que su cabeza no colapsaría. Miró hacia la puerta de cristal que daba a la terraza y apenas se podía ver algo. Estaba cayendo un enorme aguacero y la tormenta eléctrica era terrible. Parecía casi una tormenta.

Algo preocupado marcó en el celular el número de Victor y esperó que diera timbre.

-¿Qué quieres?- lo oyó decir del otro lado.

-¿Estás bien? Está lloviendo mucho ¿Aun estás en la empresa?- Jinsu dijo casi gritando pues no se percataba que por los tapones alzaba la voz

Hubo unos segundos de silencio.

-No grites- le dijo su esclavo y fue que Jinsu reaccionó y se quitó uno de los tapones.

-Tenía tapones en los oídos. Los sonidos de los truenos son muy fuertes para nosotros-

Esclavo por equivocación (vampiros)®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora