Mucho gusto, soy...

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La mirada de Jinsu se encontró con la de Iris, más bien a sus orbes dilatados, y lejos de tener miedo por la presente situación, sintió lástima por ella. Porque se había equivocado antes en su valoración debido a que no había podido verla bien. Ella no se había convertido en un Esclavo de sangre como lo era Victor que tenía muchos más beneficios para el humano de lo que se pudiera imaginar. En cambio, ahora que la estudiaba bien ella era mucho menos que eso, tanto que por eso se lamentaba por la decisión que había tomado.

Iris se había trasformado en una marioneta de sangre.

-Te has convertido en algo desechable. ¿lo sabes?

Ella no le respondió. Simplemente alzó sus manos con las uñas cubiertas en piezas de plata con intenciones de atacar de nuevo. Jinsu no bajó la guardia. Una marioneta de sangre era algo que él nunca había intentado antes, pero quien la hubiera enviado era realmente fuerte porque había que tener un control inmenso de la sangre para crearlos.

A diferencia de cómo se creaba un esclavo de sangre que era que el vampiro creara un vínculo tanto por la mordida y el sexo debido a la alta compatibilidad, una marioneta de sangre era el humano quien tomaba la sangre dada por el vampiro en una pequeña dosis y controlándola esta se alojaba en su cerebro controlando las emociones del recipiente.

Con esto el humano a cambio de su vida que se la daría al finalizar su pedido, podía cumplir su venganza por tiempo limitado. Por eso Jinsu odiaba ese método. Era como hacer un pacto con el diablo por su fuerza a cambio de su vida.

Pasara lo que pasara en ese momento, el destino de Iris estaba escrito. Ella moriría una vez terminara su encomienda, en este caso, no había dudas que era deshacerse de ella. El rencor que ella exudaba hacia su persona era inmenso. Bueno... Jinsu no podía objetar, él le había quitado su mina de oro, pero que culpa tenía cuando él y Victor tenían tan buena compatibilidad. Por eso quizás es que años ante no había podido relacionarse como debía con alguien.

Sin embargo, Jinsu estaba claro de una cosa. Tenía que encargarse de ella antes que su esclavo llegara. No podía ponerlo ni en peligro a él ni a sí mismo.

-Speicer debajo del sofá- el tono de autoridad que uso con el perro fue tan duro que este solo lo miró y retrocedió con la cola entre las patas. Para hacer lo que le había dicho.

Jinsu no lo pondría en peligro sobre todo ahora que se estaba recuperando y cuando todavía no había tenido el tiempo de saber la fuerza real del perro. Por ahora solo quedaba encargarse él

-A Victor le va a dar algo si se hace mucho desastre- murmuró con una sonrisa de lado- Lo bueno es que tiene suficiente dinero para reponerlo.

Y tras esto vio como la mujer se movió rápidamente hacia él. Jinsu no estaría alarmado pues él si conocía sus habilidades, que pocas no eran, pero después de al menos unos minutos, donde la puerta de la terraza quedó destruida, junto con el inmenso televisor y parte del mueble, con marcas de garras y demás, él se dio cuenta que el vampiro que había transformado a Iris no era cualquiera.

Más bien, lo que le preocupaba era que le parecía familiar, pero al intentar recordar su cabeza dolía tanto que ocasionó las heridas en su cuerpo por plata.

-Mierda- exclamó golpeando el vientre de la mujer con fuerza mandándola directo al medio de la piscina y se limpió la sangre de la herida que atravesaba su mejilla.

La plata picaba contra su piel, en su rostro, espalda y hombro donde había varias líneas abiertas y sangrantes. Se había contenido con la mujer para no matarla de un solo golpe, pero le estaba pasando factura. Ella si no se estaba conteniendo y lo estaba atacando con plata. Eso dolía como la mierda.

Vio como la mujer salía de la piscina torciendo sus hombros de una forma que le hizo hacer una mueca.

-Realmente no quiero llevar esto mucho más lejos, metería a Victor en un problema y dado que estoy de muy mal genio ahora mismo porque me arruinaste la rica noche que iba a tener, será mejor que dejamos las cosas aquí y vayas por donde mismo viniste. ¿Si? ¿Vale?- Jinsu le decía a modo de llegar a un acuerdo, sin embargo por la forma en que ella lo estaba mirando supo que no lo estaba escuchando.

Eso... terminaría feo, estaba seguro. Y los vecinos de abajo pronto protestarían porque en vez de estar haciendo un perfecto estruendo destruyendo la cama con su esclavo, estaba destruyendo la casa con la ex de este.

Iris traqueó su cuello de un lado a otro y apretando los dientes se lanzó de nuevo contra él. Jinsu esquivó los golpes fácilmente agarrando la muñeca de ella y lanzándola del otro lado. La mujer cayó casi arrodillada.

Jinsu entrecerró los ojos.

-Me interesa saber quién es tu maestro temporal- tenía los dientes apretados, porque se había dado cuenta de un pequeño e importante detalle. Iris estaba siguiendo sus movimientos, mucho más ágil de lo que podría hacerlo un humano normal.

El que la había convertido en su marioneta lo conocía a él. Con más razón tenía que saber quién la estaba controlando. En resumen, cambio de planes. Tenía que atraparla a como diera lugar. Así que tronó sus dedos.

-Esto va a ser complicado para no dañarle un cabello en el proceso- se burló y esta vez fue él el que arremetió contra ella. La mujer atacó, pero Jinsu fácilmente la sujeto desde atrás. Con un golpe en sus piernas la hizo caer de rodillas y trabó sus brazos en la espalda. La mujer se sacudía, pero no podía soltarse dada la fuerza que estaba usando el vampiro.

Jinsu temió que, por la forma en que ella se movía se destrozaría los brazos y tenía que tener cuidado con sus dedos no lo tocaran otra vez, ya tenía suficiente plata en su cuerpo para el resto del mes.

-Bueno querida, hay que dejarte inconsciente por un rato hasta que te controles. Iba a golpear su cuello para ello, cuando en su nuca se visualizó un emblema. Un fenómeno parecido al collar de esclavo, pero en este caso lo que la identificaba como marioneta.

Sin embargo, no fue eso lo que llamó la atención de Jinsu. Su cabeza palpitó tan fuerte que se tambaleó y le hizo soltar un fuerte gruñido. El emblema... era tan... familiar.

Imágenes de su pasado comenzaron a aparecer como cascada en su mente, tan rápido que lo aturdió y Jinsu retrocedió aguantándose su cabeza que quería partirse en dos. El dolor era mucho más fuerte que antes. No se había equivocado, quien la hubiera mandado tenía que ver con él y su pasado, pero quién, por qué no podía recordar.

De repente un recuerdo lo atrapó y se encontró dentro de una habitación envuelta en llamas. El calor pegando en su piel, sacudiendo su cuerpo. Y aunque miró a todos lados solo pudo ver en una esquina un cuerpo parado erguido... mirando una pequeña bola en el suelo que lloraba.

El aire se quedó trabado en su garganta y se aterró. Aquello, aquello... no era un simple sueño o ilusión. Él... seguro que sí, que si... eso había pasado antes. Y él... como en ese momento, había corrido para evitar que aquella persona matara a quien estaba en el piso.

Si, de eso se acordaba, pero quienes eran, por qué no podía recordar sus rostros.

-Sé acabo, es momento de despertar- de repente escuchó una voz que hizo que todo el dolor que Jinsu sentía se esfumara de pronto.

Su mundo alrededor se volvió blanco para volver a la sala y encontrar un brazo alrededor de su cintura que impedía que se desplomara en el suelo dada sus piernas temblantes, y en el otro estaba Iris completamente inconsciente doblada con sus miembros colgando. Al menos parecía estar viva.

Jinsu podría estar en alerta, pero reconoció al momento la fuerza de quien lo sostenía y además... era alguien como él.

-Tú...

-Hola, mucho gusto- el recién llegado sonrió mostrando una sonrisa dejando a la vista sus blancos colmillos, y donde su claro cabello se agitaba de forma magestuosa ante la brisa nocturna- Soy Eugene

Esclavo por equivocación (vampiros)®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora