Un fragmento de pasado

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«Eres un desgraciado»

«Abominación

«Demonio»

«Seres despreciables»

«Deberían morir. Todos ustedes»

-AHHHHHHHHHHH-

Un grito seguido de un audible sollozo se escuchaba por entre el conjunto de personas con cuchillos, escardillas, palas, barretones, muchos de ellos con el metal recubierto de sangre fresca. Los cuerpos se movían golpeando al que estaba en medio de ellos una y otra vez a la par que la piel se regeneraba. El cuerpo afincado en el suelo, con estacas que atravesaban sus tobillos y manos no lo dejaban moverse o luchar mientras era golpeado, una y otra vez.

El dolor era terrible, cegador. Tanto que perdía las fuerzas para hablar, gritar.

Las lágrimas de sangre que corrían por sus ojos no paraban manchando la yerba seca y podrida alrededor de él.

-Yo no hice nada. Mi familia nunca les hizo nada. Porque no traicionan asó- gemía con buches de sangre saliendo de su garganta mientras su estómago era atravesado y rastrillado sacando sus intestinos.

-Sufrirás por los pecados de todos ellos. maldita bestia- uno de ellos se alzó con una antorcha entre la multitud.

La sangre manchaba los rostros a su alrededor dándoles un aspecto más terrorífico que cuando un mismo vampiro estaba molesto.

Entonces… quienes eran los monstruos.

Y como había pasado en todos los días anteriores en que su cuerpo había sido torturado al punto de no saber si su cuerpo podría regenerarse, la antorcha fue soltada sobre su cuerpo. Las llamas no se detuvieron para quemar la piel y los músculos desgarrados.

AAAAAAAAAAHHHHHH

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHH

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH

-JINSUUUUUU-

Una voz se escuchó en medio de la bruma que lo envolvía, en medio de solo una mísera parte de recuerdos de un pasado que tanto había querido olvidar pero que siempre volvía una y otra vez. Atormentándolo, haciéndole recordar que la muerte muchas veces era mejor que llegara rápido.

-Jinsu- otra vez fue sacudido y abrió sus ojos de golpe.

Su cuerpo estaba empapado, pero no de sangre.

Una densa capa de sudor mojaba su ropa y su cabello, su rostro desfigurado en una mueca de terror y sus mejillas manchadas de lágrimas. Un sollozo salió de su garganta sin poder evitarlo mientras temblaba incontrolablemente.

-Tranquilo, respira- Luca, quien lo sostenía en sus brazos, agachado en el suelo lo había salvado cuando pudo sortear el bulto de personas que habían atestado la tienda.

Se había asustado realmente al ver el cuerpo de Jin inclinado en el suelo derramando lágrimas y tan tenso que se marcaba por encima de la ropa. Su cuerpo se convulsiona en fuertes arcadas que detenía cubriendo su boca con las dos manos. Había tenido que correr y cargarlo sintiéndolo duro y frío y sus ojos no enfocaban nada hasta que se cerraron con fuerza. Le había costado casi diez minutos despertarlo mirando como su rostro pálido como el papel y sus labios morados de contorsionaba en muecas de dolor.

Luca nunca había visto a alguien estar tan aterrado en su vida. Esto estaba más allá de un ataque de pánico total en medio de un trance.

Una vez despierto no fue mejor. La respiración del vampiro era agitada, su pecho bajaba más rápido de lo que subía, estaba hiperventilando. Sonidos de sollozos y gemidos asustados salían de su garganta sin poderse manifestar completamente. Era una escena desgarradora ver a alguien tan firme y decidido como Jin terminar así. Con razón se había puesto pálido cuando le había indicado que subirían a ese nivel.

Esclavo por equivocación (vampiros)®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora