Como me veo

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Quizás era porque se había acostumbrado a estar cerca de Victor, pero aunque la tienda estaba vacía no quería alejarse de él. Y eso lo demostraban sus manos que no habían soltado la manga de su esclavo aun cuando ambos se habían sentado en el sofá y les eran mostrado los trajes para esa noche.

Jinsu tuvo que aceptar que eran hermosos y finamente cocidos. El de él era de un color crema claro, casi dorado, con una corbata blanco a juego. Parecía demasiado elegante, pero se sintió nostálgico, recordaba que le gustaba vestir llamativo en el pasado en las fiestas que hacía su familia dado que los colores vivos siempre contrastaban con su cabello cenizo. En cambio, el de Victor era de color rojo vino tan oscuro que solo con la luz se podía ver el reflejo del color, pues parecía que era negro. Jinsu se lo imaginó puesto y de seguro con el cabello rojizo de su esclavo se vería DIVINO.

-Precioso, vamos a probarte tu traje primero. Fue el que más trabajo me dio, sobre todo el pantalón. Eres muy delgado, pero acumulas mucha grasa en la zona inferior.

-Yo me voy a cambiar solo- y sacó sus colmillos- Nada de tocar mi trasero ¿entendido? - le advirtió con un gruñido- Eso tiene dueño.

Y no fue el único que gruñó. Sebas palideció un poco al ver la intensidad en la mirada de Victor. Esos ojos azules que naturalmente siempre estaban fríos y vacíos ahora parecía que querían quemarle el alma. Y conociéndolo era mejor no cruzar la línea, porque sería su culo el que ardiera en el infierno.

-Prometo tener las manos fuera- dijo el hombre y le extendió la prenda a Jinsu que no había notado la mirada de Victor.

El vampiro se alejó hacia el vestidor seguido de Sebas que mantuvo la distancia.

-Luca- Victor aun no confiaba en él- Vigílalo.

El nombrado no supo si su jefe lo estaba haciendo consciente o inconscientemente, pero estaba cuidando como un perro guardián a su amo. Victor era dominante con sus cosas por naturaleza, quizás porque le habían arrebatado todo y los más preciado cuando era un niño. Y dado que Jinsu era SU amo… entraba en la categoría de suya. El proceso entre ellos era mucho más rápido de lo que se imaginó. Eugene estaría mucho más interesado en ello.

Para suerte de Jinsu, este pudo ponerse todo el traje disfrutando de la textura suave y deliciosa de la prenda hecha a la medida. Al mirarse al espejo notó que esta se adaptaba a su cuerpo dejando en evidencia precisamente su estrecha cintura en una curva agradable y hasta cierto punto sexy. Se veía simplemente hermoso y su pecho se infló.

Pasó la mano por delante con una leve sonrisa en sus labios y sin querer sus ojos se llenaron de pequeñas lágrimas. Este traje tan elegante lo llevó a esos tiempos en que estaba con sus padres, donde recibía el calor de ellos, el amor de ellos, y lo mimaban con cosas lindas y cómodas. Esta vez no eran ellos… sino de parte de su esclavo.

Victor simplemente hubiera mandando a comprar uno cualquiera de aquella tienda o de otra, pero no. Le había mandado a confeccionar uno a medida, con un color que lo haría resaltar y de un material igual de caro que el de él.

-¿Cariño, ya terminaste? ¿Puedo pasar?- desde afuera pudo escuchar a Sebas pero Jinsu no podía responderle.

Las lágrimas estaban cayendo por su rostro y no supo si era por nostalgia o por emoción. Soltó un leve sollozo cubriendo su rostro con sus manos. Ah, de nuevo estaba llorando. Si seguía así, para la noche tendría los ojos como dos enormes globos. Mas no le importó. En ese momento él solo necesitaba algo, después de todo, hacía mucho tiempo que nadie le daba algo de esa forma. No una casa con comodidades porque se iba a mudar con él, o arreglarle su peluche. Sino algo que lo haría sentir de aquella forma, tan especial.

Esclavo por equivocación (vampiros)®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora