La quieres? Ruega por ella

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Jinsu estaba sumido en la oscuridad o eso creía él. De que estaba ya consiente era un hecho, pero entonces por qué aunque tuviera los ojos abiertos no podía ver nada. Intentó mover sus manos para encontrarlas retenida.

Tembló.

Tembló impotente.

Estaba amarrado otra vez. Recuerdos fugaces de su pasado volvieron a él y quiso gritar pero se encontró que tampoco pudo. Algo estaba en su boca presionando su lengua hacia atrás solo dejando salir sonidos lastimeros.

Se sacudió. La superficie bajo él era suave pero aun así no impidió que fuera presa del pánico. Así había iniciado su tortura cuando había sido capturado y había terminado empalado y siendo quemado prácticamente vivo. Todavía podía recordar la sensación de su piel siendo devorada por las brasas de fuego. Un dolor que aun, después de muchísimos años lo hacía tener pesadillas.

Sus lágrimas mojaron la venda oscura que cubría sus ojos y los sollozos retumbaban en su garganta. Era una imagen reproblable, pero a Jin no le importó llorar. Esperaba morir pero no de aquella manera, ya había decidido que lo haría al lado de su enorme peluche hasta que su cuerpo se volviera polvo. No nuevamente quemado.

-Luca- una voz conocida llegó a sus oídos en medio de la trágica nebulosa de su mente. Eso hizo que sus sollozos se detuvieran aunque las lágrimas seguían saliendo.

Jinsu sintió como dos manos se posaban en sus hombros y lo sentaban recostando la espalda contra algo. El vampiro temió que lo hubieran llevado a un lugar desconocido. Victor podía parecer frío pero nadie mejor que el mismo Jinsu para saber que los humanos siempre esconden su verdadera naturaleza detrás de una máscara de cordero.

Unas manos maniobraron detrás de su boca y la mordaza fue retirada de esta. La saliva acumulada corrió a lo largo de su barbilla. Casi no podía tragar, su garganta dolía después de ser apretada por demasiada fuerza por los dedos de Victor.

Jadeó con fuerza para luego toser. No podía moverse mucho, las manos habían vuelto a sus hombros y lo mantenían bien sujeto en el lugar. Además las suyas propias estaban amarradas firmemente detrás de su espalda, cortado la circulación de la poca sangre a los dedos. Ya ni siquiera los sentía.

-¿Quién eres?- la voz de Victor venía frente a él. No tan lejos pero tampoco tan cerca que pudiera patearle el rostro.

A pesar de que las lágrimas aun empapaban las mejillas por debajo de la venda de los ojos de Jinsu no cedería tan fácil. El pánico que había invadido su mente se había difuminado. Tal vez porque aquella voz lo había devuelto a la realidad. Una sonrisa surcó sus labios dejando en evidencia tus colmillos.

No respondió.

El ceño de Victor se frunció marcadamente y sus ojos azules se hicieron aún más oscuros.

-Luca- volvió a decir y acto seguido la venda de los ojos del vampiro fue retirada bruscamente.

Para su sorpresa la luz golpeó directamente en sus ojos y tuvo que parpadear varias veces para que sus orbes no dolieran. Cuando pudo abrirlos sin problemas los fijó en el hombre sentado frente a él. Ya no llevaba sus anteojos grandes y grueso por lo que su rostro era fácilmente visible.

Victor solo llevaba el pantalón y una nueva camisa blanca que ni siquiera se había tomado el trabajo de abrochar por lo que su pecho y abdomen trabajado estaba descubierto. En su regazo descansaba un pañuelo que dentro de poco cambiaría su color de blanco a rojo. La hemorragia de su nariz no había cedido y necesitaba limpiarse constantemente.

En otro momento a Jinsu se le hubiera hecho la boca agua más no en ese momento. Apretó sus dientes y sin miedo ante la imponente figura del humano frente a él sonrió nuevamente.

Esclavo por equivocación (vampiros)®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora