Algo pasó con Jinsu

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A pesar de tener mucho dinero para gastar, más bien, todo el que les diera la gana sin límites, Jinsu no parecía muy motivado para comprar muchas cosas. Luca era el que había escogido la mayoría de las piezas dado que conocía la talla dado la vez anterior en que le había comprado ropa. Había notado que el vampiro era bastante quisquilloso con el precio y revisaba la calidad de la pieza antes de escogerla.

Al parecer el tiempo en que había vivido en la pobreza le había hecho valorar el dinero, fuera de él o el ajeno. Es que más bien, el apartamento estaba completamente decorado con cosas que había comprado Victor cuando adquirió el apartamento. Las pocas cosas de Jinsu estaban en su cuarto y no había adquirido nada después de mudarse.

Era alguien muy extraño.

Al menos estaba al tanto de en donde ponía los ojos Jinsu y dependiendo su reacción agarraba la pieza de ropa y la compraba. Gracias a ese método al menos ahora tenía unas seis bolsas grandes con unas 15 mudas sin contrar los zapatos. Faltaban esos, ropa de dormir, así como interior. Eso departamentos quedaban en la planta alta donde la conglomeración de personas era mayor.

Era un centro comercial de lujo pero dada la zona había muchas personas con buena posición económica, además que hacían algunas rebajas de fin de mes y personas con menos recursos aprovechaban para comprar piezas que en su precio regular no podrían.

-Vamos a la plata superior- le dijo a Jinsu después de salir de la quinta tienda.

Jinsu miró hacia arriba dado la forma en espiral del centro y una gota de sudor cruzó su sien.

-Hay, muchas personas allá arriba- un tono incómodo salió en sus palabras.

-Más que otros días, porque hoy es día de rebajas-

-Oh, entiendo- Jinsu asintió con la cabeza y retrocedió- ¿Victor no se nos va a unir? Dijiste que lo haría y ya ha pasado como media hora-

Luca miró su reloj maniobrado con todas las bolsas que cargaba. Pues sí, se estaba tardando, al parecer la cosa era peor de lo que se imaginó.

-Ya le debe faltar poco. Aprovechemos y vamos por un par de zapatos, solo tienes tres en la casa y están desgastados- Luca comenzó a caminar.

Y a pesar de que Jinsu no quería ir en esa dirección no le quedó más remedio que seguirlo. Tragaban en seco y su espalda comenzaba a cubrirse con una fina capa de sudor frío. La razón: había muchas personas, y él le tenía pavor a las conglomeraciones. Le hacía recordar cosas del pasado y como los humanos lo rodeaban y le gritaban y le...

-Jinsu- Luca lo llamó cuando este se había detenido a unos metros detrás de él con el rostro pálido una vez llegados a la planta superior. El esclavo notó algo raro y se giró para acercarse a donde estaba él cuando...

-Rebaja del 60%, solo por 5 minutos, aprovechen la oportunidad- un grito resonó en todo el lugar tan alto que hasta Luca frunció el ceño.

De pronto, de todos lados comenzaron a aparecer personas corriendo de un lado y otro en esa dirección. Una ola de al menos 50 personas y Luca no pudo hacer nada para evitar ver a Jinsu ser arrastrado en medio de esta.

Maldición.

***

Victor salía del auto limpiándose las manos con un pañuelo con alcohol que botó después y se acomodó el traje. Se pasó la mano por su cabellera levemente húmeda corriéndola hacia atrás inútilmente pues mechones se posaron en su frente. Esa había sido una media hora un poco tormentosa resultando tener posar la imagen de aquel trasero respingón y rosado del muy conocido vampiro para correrse.

A esa altura no sabía si ponerse molesto o golpearse por imbécil. Se estaba volviendo loco. Masturbarse en el auto en el centro comercial. Acaso era un adolescente precoz. No, era un hombre adulto, solo que con un maldito vampiro que hacía que sus hormonas tuvieran vida propia.

«Céntrate Victor» se repitió por no sabía que vez.

De finitamente. Podía afirmarlo. Estaba frustrado sexualmente. Necesitaba sexo y pronto y la idea de tener a Jinsu debajo de él gimiendo desnudo casi le provoca una nueva erección. Pero el sonido de su celular lo hizo salir de sus fantasías sexuales.

Lo sacó y miró la pantalla. Era Luca, así que respondió. Había notado el tono exasperado de Jinsu cuando dijo que no podía ir con él de compras, por el momento, por lo que esperaba que le quedara algo de tiempo, sino lo escucharía por bastante tiempo quejándose.

-Dime-

-Presidente, disculpe si lo molest...-

El sonido de una arcada acompañado de un sollozo lo interrumpió.

Victor frunció el ceño.

-¿Qué fue eso?- el humano apretó el celular y una extraña incomodidad se alojó en su pecho.

-Presidente, por favor, venga rápido al baño. Jinsu lo necesita ahora mismo. No está bien-

Pero Victor ya estaba caminando hacia donde ellos estaban.

-¿Dónde están?- preguntó tenso pasando por al lado de dos mujeres que se lo comieron con la mirada pero él apenas le hizo caso.

Luca se demoró en responder dado que vino otra arcada y otro sollozo más largo. Eso erizó el vello del cuerpo de Victor. Jinsu no parecía de los que lloraran tan fácilmente por lo que se preguntó seriamente que lo había puesto en ese estado.

-Estamos en el baño del segundo piso, por la joyería- fue lo que dijo Luca y ya Victor iba en esa dirección caminando tan rápido que sus piernas se tensaron.

Solo no estaba preparado para encontrar lo que estaba en el baño una vez llegó. El pulcro y mediano baño estaba desierto a excepción de varias bolsas por allá de uno de los lavamanos y en el tercer y último casillero pudo notar a Luca arrodillado en el suelo.

Se acercó y vio entonces a Jinsu. El sonido de una nueva y dolorosa arcada llegó el espacio y los dos hombres se tensaron impotentemente. Luca le levantó la cabeza que perdía fuerza casi cayendo dentro del retrete lleno del cereal que Jinsu se había comido esa mañana dado que era el más crujiente que tenía y le gustaba como sonaba en su boca y algunos hilos de sangre que aun su cuerpo no había absorbido. Su estómago ya no tenía más nada que devolver y aun así se forzaba a vomitar causándole un potente dolor.

Pero aun así lo que más alarmó a Victor fueron esos ojos rojos cubiertos de lágrimas que machaban como cascadas sus mejillas y esa expresión de terror y pánico puesta en su rostro pálido.

Esclavo por equivocación (vampiros)®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora