Destino paradisiaco

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Jinsu se encontraba tenso sentado en su asiento mientras el jet privado descendía. Con sus manos aferradas fuertemente en su regazo y con la espalda empapada de sudor se arrepentía de haber aceptado montarse en ese tipo de cachorro grande volador.

No le gustaban.

Es que de por sí, se preguntaban porque los humanos se aferraban tanto en facilitarse la vida como vagos que eran creando equipos para todo. En su tiempo era a caballo y coches los pudientes como ellos. Eso muchos años atrás. Pero ahora...

Suspiró e intentó relajarse para agarrar el collar que colgaba en su cuello. Un pendiente en forma de cabeza de lobo de cuarzo negro en una cadena dorada. Recordó antes de salir cuando Eugene se lo había dado.

-Toma- el vampiro más adulto le agarró la mano y le puso el collar- Es un cuarzo algo especial. Te va a permitir guardar a tu perro dentro. Es un familiar después de todo. Tiene una runa por detrás por lo que el hechizo aún está vigente. Te puede servir para este tipo de viajes y te lo puedas llevar contigo.

Los ojos de Jinsu se iluminaron.

-¿En serio?- después giró su rostro hacia el perro con una sonrisa y extendió la piedra que al momento palpitó en su mano y como si fuera una sombra de estar Speicer delante de él, había desaparecido.

Incluso Jinsu se impresionó. Aun con todo el poderío que había tenido su familia él nunca había tenido algo como esto.

-Cuando Victor vea esto se va a caer de culo al suelo- se rio acariciando la piedra donde ahora estaba ligeramente caliente sintiendo la energía del perro dentro- ¿Y puedo llevarme también a Toby?- le puso ojos de cachorro a Eugene.

Solo que ese tipo de ojitos con alguien sádico como lo era Eugene no funcionaron.

-Ese peluche enorme lo dejas aquí. No le va a pasar nada. Y está muy grande para donde vamos- usó un tono firme que le hizo sacar un puchero a Jinsu.

-Siempre que puedo me lo llevo- su puchero se hizo más grande- es lo único que siempre ha estado conmigo- casi murmuraba su protesta.

Eugene se apretó el entrecejo.

-Lo que pasa es que ahora no estás ni estarás solo. Ahora tienen un esclavo con el que te reunirás en nuestro destino así que no lo necesitarás.

-Victor no protesta por la presencia de Toby- Jinsu bajó la cabeza como ahora un cachorro dolido.

Eugene cerró los ojos y buscó paciencia. Tanto el esclavo como el amo eran igualitos.

Y habían funcionado sus respuestas después de todo, pues al lado de él iba sentado el peluche al que le habían tomado la oreja y esta se encontraba en la boca del vampiro.

Eugene solo podía mirarlo sentado frente a él con una ceja alzada tomando sorbitos de la bolsa de sangre de Luca de la reserva, aunque él siempre prefería que fuera caliente y directa de la fuente no tan convencional como era el cuello sino un poco más abajo.

Y así terminaron bajando en la pista junto a un lujoso hotel en medio de una isla paradisiaca de esas que Jinsu había visto más de una vez en películas y anuncios pero que nunca había podido ir. Lo que era estar forrado en dinero en pleno siglo 21. Bueno... en el pasado su padre no solo tenía una isla, tenía tres, pero era para los negocios y se llegaba a ellas por barco, no por avión, mas no lo diría.

-Nos quedaremos aquí al menos tres días hasta que las aguas se calmen. Y tú querido te me relajas porque si no tendré que aguantar al imbécil de Victor por no sé qué tiempo y que me esté llamando 24/7 para que te cuide ese trasero lindo que tienes.

Ante todo, aquello Jinsu no pudo evitar sonrojarse y llevar las manos a su trasero para cubrirlo.

-Victor no está tan obsesionado conmigo para que te mande a cuidarme tanto y mi trasero es pomposo, pero no lo llames lindo- refunfuñó Jinsu.

Eugene soltó una carcajada mirando por el rabillo del ojo como los empleados del hotel recién llegados ya acomodaban sus equipajes en el carito.

-Créeme cariño que tu esclavo está emperrado contigo- le sonrió mostrando sus colmillos- Y ahora vamos- se le acercó y antes que Jinsu pudiera hacer algo se encontró sobre el hombro de Eugene con Toby colgando de su mano.

Una palmada cayó sobre su trasero que lo hizo crisparse.

-Vamos para la habitación que nuestros queridos bocadillos deben estar de vuelta dentro de poco y debemos prepararte para que uno de ellos... te devore a ti.

Su comentario era tan subido de tono que incluso los demás presentes se sonrojaron ante la sugerencia y más aún Jinsu que no pensó que podría avergonzarse de esa forma y más por como lo estaba llevando.

-BAJAMEEEEEEEEEE-

***

-Puedes quitar ya ese puchero- Eugene se detuvo delante de Jinsu sentado en la cama y le apretó entre dos dedos el puchero de este que chillo del dolor y se corrió hacia atrás, ahora con la boca roja e hinchada.

Se tocó la zona con la punta de los dedos y hasta Speicer que estaba hecho bolas en la cama alzó la cabeza y movió las orejas, lo que al saber que Eugene no era una amenaza se giró al otro lado y siguió durmiendo.

Maldito perro traidor. Había protestado Jinsu sino fuera porque sus labios estaban medio entumecidos ahora.

-Mira la cara que tienes. Nadie diría que no estás en un paraíso caribeño. Incluso arreglé para que no fuera una isla con un sol muy fuerte- Eugene ya le había dejado varios potes de protector solar. Aun cuando al tomar sangre estaban relativamente protegidos su piel se ponía como pollo rostizado con mucha facilidad- Ahora deja esa cara y vamos a vestirte. Estoy seguro que a Victor le va a gustar la sorpresa que le tengo, después de todo le dije que te prepararía para cuando él llegara.

Jinsu alzó una ceja y comenzó a retroceder en la cama con las alarmas activadas.

-¿Qué me vas a hacer?

Eugene sonrió girándose para comenzar a sacar cosas de la bolsa maquiavélica que antes le había dado a Jinsu.

-Pues... poner lindo ese culito.

Y el brillo de sus ojos no le gustó para nada al vampiro más joven.

actualización doble

Esclavo por equivocación (vampiros)®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora