Bienvenido

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-Parezco puta con esto- fue la expresión de Jinsu mirándose en el espejo de cuerpo entero de la habitación. Su ceja estaba alzada mirando el conjunto que Eugene le había puesto... a la fuerza.

Todavía recordaba como lo había hecho correr por toda la habitación huyendo de él porque no quería ponerse algo tan... dios es que eso era peor de lo que se había probado aquella vez en el vestidor junto con Victor. Y es que era una tanga muy finita detrás con una hilera de perlitas que se perdía entre sus glúteos y que con cada movimiento era estimulante para esa zona, y por delante estaba adornado por peluche que cubría solo su miembro en lo necesario. La parte de arriba era un sujetador adornado en peluche cubriendo sus pezones y un poco de carne más y le seguía un corsé de varillas adornado con tul que ajustaba hasta la cintura dando la ilusión de una cadera más ancha.

Y todo de un color rosa pálido muy... muy... hasta le daba vergüenza verse en el espejo con aquello. Al menos no era blanco porque de virginal no tenía nada.

-De seguro a Victor le encantará. Al menos me gustaría ver como ese rostro de él cambia de expresión- Dijo Eugene acostado en la cama como todo un marajá admirando una de sus creaciones más exclusivas- Seguro que ahora le gustará tener sexo contigo mucho mejor que las otras veces.

Eso golpeó el pecho de Jinsu donde se mueca se hizo más grande.

-Solo... hemos tenido sexo hasta el final una sola vez.

Eugene pestañeó.

-¿Perdón?

-Que solo lo hemos hecho una vez y fue cuando lo marqué. No lo hemos hecho más porque ha habido situaciones y siempre nos interrumpen.

Acto seguido una oleada de carcajadas invadieron la habitación.

-Con razón está tan gruñón- jjajaaja, se reía a más no poder- Lo tienes a pan y agua. Pobrecito, no le dejas darle un mordisco a la carne.

Jinsu lo miró por encima del hombro.

-¿Crees que puedas dejar de joder a Victor? No me lo estreses que el que tiene que aguantarlo después soy yo.

Eugene alzó sus manos en son de paz, pero la sonrisa en su rostro no desaparecía como signo que no le haría ningún caso.

-Bueno, dale, pruébate lo que falta- le señaló las medias con ligas, las guantillas, la gargantilla y hasta los pompones para la cabeza. Todo de rejilla y peluche.

-No creo que pueda con más cosas- se acomodó la tira de perlas en su trasero que lo hacía estremecer cada vez que se movía. Eso... iba a ser un problema.

-Vamos, no te quejes. Eso lo diseñé especialmente para ti, y para que puedas conquistarlo. Lo tendrás besando el piso por dónde camina cuando te vea con eso.

Jinsu hizo una mueca.

-Ya lo tengo besando el piso por donde camino, así que no veo la necesidad de ponerme tan pinki para él- se miró de nuevo en el espejo- parezco niña bonita buena y putona a la vez.

Eugene suspiro.

-No te han dicho que tienes la lengua suelta.

-No quiero oír eso de quien también la tiene- argumentó Jinsu devolviéndole el golpe que solo sacó una carcajada de Eugene.

-Bueno, qué vas a hacer... porque esos dos acaban de bajarse del jet privado- dijo el vampiro tomando de sorpresa a Jinsu.

Los ojos de este se abrieron de la impresión.

-¿Victor ya llegó?- preguntó emocionado.

Eugene asintió.

-Y dejé ya todo preparado así que no creo que se demoren más de 15 minutos en llegar aquí así que- lo repasó con la mirada de arriba abajo- ¿qué harás?

Jinsu no entendió al inicio, para después caer en su pregunta y sus mejillas se volvieron completamente rojas.

-Demonios- exclamó el vampiro agarrando las cosas que descansaban arriba de la cama y las guardó dentro de la bolsa y esta... la llevó al baño para esconderla en uno de los estantes, solo escuchando la risa de Eugene. Cómo que le gustaba reírse mucho de él.

Luego intentó quitarse el corsé, pero no tuvo éxito, de por si Eugene era el que lo había amarrado detrás, y le había comentado que justo era para eso... para que la pareja se sintiera más caliente mientras lo quitaba después.

Vaya momento para ponerse creativo. Pal carajo, no podía dejar que Victor lo viera así entrando al cuarto o lo tendría burlándose también de él. Primero lo recibiría y después ya se encargaría de quitarlo, romperlo, no sabía.

-Ya están en el elevador- escuchó decir a Eugene haciendo que saliera del baño casi atacado.

Agarró la ropa que tenía antes y se la puso rápido por encima de la lencería, aunque se arrepintió de no haberse quitado la braga. Sería realmente una molestia si o sí. Valoró quitársela, pero al ver a Eugene caminar hacia la puerta abortó misión.

Él era bueno para aguantar.

Eugene solo disfrutaba con todo aquello. Nunca se imaginó que fastidiar a alguien más que no fuera Victor, sería tan pero tan divertido. Pero más que eso, era una forma de despejar el ambiente del vampiro. Estaba pasando por muchas cosas en los últimos días. Al menos allí estarían a salvo.

Se detuvo delante de la puerta esperando a que del otro lado llegaran los hombres. Podía sentir a Luca por lo que sabía en el momento exacto en que irían a tocar, cuando la abrió. Efectivamente el cuerpo de Victor estaba allí y detrás Luca.

-VICTOOOOOOOORRRRRR- en eso se escuchó desde la habitación el nombre gritado y Eugene tuvo que quitarse de en medio cuando Jinsu pasó por su lado y se lanzó sobre el humano.

Abrazó el cuello y la cintura de este como koala y una sonrisa apareció en su rostro. Victor casi perdió el equilibrio dado que estaba muy cansado por tener que acumular el trabajo, hacerlos todo en un tercio del tiempo y apenas poder dormir en el viaje resolviendo lo que faltaba. Apenas le dio tiempo a reaccionar y aguantar por los muslos al chico que se le había propinado encima. Y no solo él.

De pronto a su lado apareció una bola peluda oscura en dos patas y que jadeaba contra él moviendo su cola de un lado a otro. Hasta él estaba impresionado con el recibimiento.

-Ni tú te crees que eres tan bienvenido. Mira cómo te quieres- se buró Eugene.

-Quieres callarte- suspiró Victor pero no apartó a ninguno de los dos.

Esclavo por equivocación (vampiros)®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora