Capítulo 29: The Alliance

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Durante la cena, Hermione se quejó de dolor de cabeza. Después de un rato en la Sala Común, se fue a su dormitorio, diciendo que quería ir a la cama. Harry entró tras ella.

-¿Dónde me vas a recoger?-, le preguntó.

-¿Qué?-.

-No podemos salir de aquí. Una docena de personas acaban de verme entrar en tu habitación; tengo que salir, otra vez. Ponte la capa y sube al primer rellano de la escalera de los chicos. Allí estaré-.

-¿Entonces cómo salimos?-.

Harry pensó.

-Bien, ¿qué tal esto? Salgo de aquí con la capa, y me la pongo donde nadie pueda ver, luego te espero. Tú sales, y si alguien pregunta, vas al ala del Hospital por un Dolor de Cabeza. Yo te seguiré, y luego compartiremos la capa-.

-O sea que te la confío a ti-.

-Sí-.

-Supongo-.

-Dame tiempo para conseguir el Mapa del Merodeador-.

En la puerta del baño de Myrtle la llorona, Harry revisó el mapa. No había nadie cerca. Se escabulló de debajo de la capa.

-No te la quites, para que Myrtle no te vea, y sígueme-.

Hermione soltó una risita. -¿Se encuentran en nuestro antiguo baño?-.

Harry se llevó un dedo a los labios, negó con la cabeza y entró. Cruzó inmediatamente hasta el inexistente lavabo, y se sentó junto a él para lanzar el Encantamiento Escalera. Balanceó las piernas sobre el borde. -¡Abajo!-, exclamó alegremente a la habitación vacía, y luego entró y bajó a uno de los peldaños elásticos.

En un momento, oyó a Hermione, por encima de él, tanteando.

-Hay una escalera-, susurró. Levantó la mano para intentar guiarla y escuchó un pequeño grito. No estaba muy seguro de dónde la había tocado, pero sospechaba que era un lugar donde no debía hacerlo. -Sube el dobladillo-, susurró. Ella lo hizo, haciendo visibles sus pies y tobillos. Harry le guió el pie izquierdo hacia un peldaño y ella se acercó. Cuando ella bajó, él deslizó las manos con cuidado por sus piernas hasta que pudo agarrar las lianas a ambos lados de sus muslos.

-¿Qué estás haciendo?-, siseó ella.

-No te gustan las alturas, ¿verdad?-.

-Que me acaricies no ayuda-.

Insultado, Harry bajó unos peldaños más y descendieron en silencio.

En el túnel, Hermione se quitó la capa, y luego se giró lentamente para mirar a su alrededor. -Esto-, dijo incrédula, 'es el camino a la Cámara de los Secretos-.

-Ya-.

-¿Has estado merodeando por el escondite personal de Salazar Slytherin? ¿Estás loco?-.

-Espera a ver la decoración-, se burló Harry.

-Sinceramente, Harry. Estás loco-. Hermione miró hacia el oscuro túnel y suspiró. -Vamos, entonces-.

Caminaron juntos por el túnel. En el punto estrecho, donde había ocurrido el desprendimiento de rocas, Harry se puso delante. Cuando llegaron a la cámara propiamente dicha, lo primero que notó fue a Draco, paseándose de un lado a otro en la franja de luz de las antorchas como un tigre en una jaula. Hermione, detrás de él, soltó un grito de diversión.

Draco se giró.

-¡Ahí estás!-, gruñó.

Harry se apresuró a avanzar, con Hermione a su lado. -Hermione tenía un asunto de la casa-, se disculpó.

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