Capítulo 32: Revelations and Plots

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Al día siguiente, Harry decidió que debía trabajar en su lectura de Transfiguración entre la última clase y la cena. La investigación con Hermione y Draco le estaba ocupando la mayor parte del tiempo de la tarde. La Sala Común era demasiado ruidosa y le distraía, así que pronto subió al dormitorio. Un minuto después de instalarse, Seamus entró en la habitación.

Harry suspiró. Ya no parecía estar solo. Le dio vueltas a la idea en su mente. Durante varios minutos, trató de recordar alguna vez reciente en la que hubiera estado en el dormitorio sin la presencia de uno de sus compañeros. No pudo.

Harry intentó concentrarse en sus deberes de Transfiguración, pero cada vez que Seamus se movía o suspiraba, su atención volvía a centrarse en su compañero de curso. Finalmente, dejó su libro y miró a Seamus. Seamus tardó unos minutos en darse cuenta.

-¿Harry?- preguntó Seamus.

-¿Por qué estás aquí?- Preguntó Harry sin rodeos.

-Estoy estudiando para...- Seamus se detuvo a mitad de la frase. Miró escudriñando a Harry, y luego suspiró.

-Muy bien, entonces. McGonagall ha pedido que alguien se quede contigo. Sé que Neville es irritante, y Dean es inquieto, y tú y Ron.... Bueno, me parece que el menos intrusivo soy yo-.

-¿McGonagall quiere a alguien conmigo por qué?- Preguntó Harry. -No tengo mi capa, así que no puedo escabullirme por la Sala Común, y no voy a saltar por la ventana sin mi escoba-.

Seamus se rió. -Pues yo no lo creía-, dijo.

-¿Y?-.

-A McGonagall le preocupa que seas un suicida. Tonterías, creo, pero Ron y Neville se lo están tomando en serio-.

-¡¿Qué?! No soy un suicida, Seamus-.

-Ella dijo que tú dijiste que no importaba si vivías o no-.

-Aunque lo hiciera, no es lo mismo. Y acabo de decir que no importaba demasiado, porque las posibilidades de que viva más allá de salir del colegio son minúsculas-.

-¡Oh, eso!- Seamus sonrió. -No dejes que te afecten, Harry. Eres mejor para cuidarte de lo que los profesores parecen creer-.

-A corto plazo, sí, ¿pero a largo plazo?-.

-Creo que sí-. Seamus le miró de forma directa. -Si no te rindes-.

-Entonces moriré matando a Voldemort-.

Seamus se mordió el labio.

-Por supuesto-, continuó Harry, -eso es al menos útil. Y significa que no tienen que decidir si me encarcelan para siempre por la Maldición Asesina. No es la muerte lo que me preocupa-.

Seamus se estremeció. -¿Cómo se han metido los imperdonables en esto?-.

-Creo que eso es lo que hará falta para matarlo. Eso de mi parte-.

Los ojos de Seamus se abrieron de par en par. -Mejor que no muera antes, entonces-, dijo, y pareció sorprendido por sus propias palabras.

Harry se quedó helado. Le dio vueltas a la idea en su mente. Si realmente era el único que podía destruir a Voldemort, entonces tenía que vivir para hacerlo.

-Harry, es un poco dramático, ¿no crees?- Seamus le dijo tardíamente. -No veo por qué tendría que ser eso, o tú-.

Pero si es así, pensó Harry, sin ver realmente a Seamus, y muero haciendo alguna estupidez...

Harry consiguió zafarse de la conversación con Seamus y bajar a la Sala Común, donde podía estar solo entre la multitud. Durante la cena, no perdió de vista a Dumbledore, listo para saltar si el director se iba antes. Dumbledore se quedó. Cuando parecía haber terminado con su fruta y sus natillas, Harry se puso de pie y se dirigió a la mesa del personal. Se detuvo frente a Dumbledore.

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