Capítulo 31: The Imperius Curse

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En el laboratorio de Pociones, Draco se inclinó más cerca de lo habitual y susurró en voz más baja que de costumbre para preguntar.

-¿Por qué me ayuda Hermione?-.

-Es una cosa de Gryffindor-, le susurró Harry. -Necesitas ayuda para hacer algo que ella cree que debes hacer. Ella puede ayudarte, por lo tanto, lo hará-.

-Pero siempre he sido horrible con ella. Me ha oído desear que la maten-. Draco se dio cuenta de que su voz se había elevado y la bajó de nuevo. -Al menos debería obligarme a hacer algunas concesiones-.

-Los Gryffindors no hacen eso. Si creemos que debemos ayudarte, lo hacemos gratis-.

Draco salió del laboratorio de Pociones cuando se despidió explícitamente. El profesor Snape cerró y vigiló la puerta en cuanto se fue. Harry se reunió con él en la parte delantera del aula.

-¿Y bien?- preguntó Snape.

El corazón de Harry latía desbocado, pero respondió con un encogimiento de hombros casual. -Tienes razón. Me sentiría un poco idiota si descubriera que en realidad no puedo hacerlo-.

-Estoy de acuerdo. Accio Serpent. Accio Block-. Una víbora inmadura y un pequeño bloque de madera volaron hasta las manos de Snape. Snape puso la serpiente en una caja sobre la mesa, y colocó el bloqueo sobre su borde largo. -El mismo procedimiento que antes. El movimiento para Imperio es un punto directo, normalmente con la muñeca inclinada ligeramente hacia abajo, pero eso es sólo una ayuda mental-. Hizo una demostración. -Concéntrate en ser innegable-.

Harry asintió y sacó su varita. Volvió su atención a la mesa. Snape inclinó la caja y la serpiente se deslizó fuera. Comenzó a buscar frenéticamente una forma de salir de la mesa. Harry sintió bastante pena por ella.

-Cuando quiera, señor Potter-, dijo Snape secamente.

Harry apuntó con su varita a la serpiente. Sentía la boca seca. Tuvo que humedecerse los labios para lograr el encantamiento. -Imperio-. La palabra salió temblorosa, y enseguida pudo comprobar que no había pasado nada. -Lo siento-. Se concentró en el recuerdo del lanzamiento de Umbram Jubo. Su voluntad era como un misil de la varita....  -¡Imperio!- Un parpadeo de sensación, luego nada.

-Inténtalo de nuevo-.

Harry lo intentó una tercera vez, luego una cuarta. Nada. -No puedo...- Mordió su frustración. -¿Qué me estoy perdiendo, señor? Esto es... No pasa nada-.

Snape dejó caer la serpiente de nuevo en la caja, y la empujó a un lado. -Dices que has hecho un poco de Artes Oscuras antes-. El profesor apretó los dedos y se inclinó hacia delante. -¿Qué, señor Potter?-.

-Umbr... Espíritu de mando, señor-.

Un parpadeo de sorpresa en el rostro de Snape fue rápidamente reemplazado por un ceño fruncido. -Hm.... No es útil, en este caso-.

-Yo pensaría que sería similar-.

Snape negó con la cabeza.

-La maldición del espíritu de mando es muy concisa, y agresivamente directa. Es penetrante, pero no se puede mantener. La Maldición Imperius es más sutil y abrumadora... Tú la has recibido varias veces, ¿no es así, Potter?-.

-Sí, pero... pero siempre la he superado, señor-.

-No obstante. ¿Cómo se sintió?-.

Harry recordó al falso Moody, diciéndole que saltara sobre la mesa, a Voldemort intentando hacerle una reverencia. No pudo reprimir un pensamiento sobre Draco y el hijo de muggles. Se estremeció.

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