Capítulo 53: House Points

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Una semana más tarde, justo antes del final del curso, Harry, Hermione y Ron bajaron a desayunar y encontraron el Gran Comedor alborotado. Los puntos de las casas habían cambiado. Gryffindor había subido cien puntos y Slytherin había bajado diez, con lo que el orden de las casas había pasado de Slytherin, Ravenclaw, Hufflepuff y Gryffindor a Gryffindor, Ravenclaw, Slytherin y Hufflepuff. Incluso los Gryffindors parecían confundidos, y los Slytherins estaban lívidos.

-¡Sí!- Ron golpeó el aire con el puño, pero Harry frunció el ceño.

-No tiene ningún sentido-.

Hermione dudó, pero luego se encogió de hombros. -Siéntense, ustedes dos. Si alguien ha ganado tantos puntos, habrá un anuncio-.

Sin embargo, no lo hubo. Posiblemente se debía a que el profesor Dumbledore estaba ausente; Harry sospechaba que tantos puntos tenían que venir de él. La profesora McGonagall podría saberlo; podría preguntarle después de Transfiguración. ¿No debería saber ella si los Gryffindors habían hecho algo tan impresionante? Pero era miércoles, así que la clase era por la mañana, pero no hasta después de Pociones. Dejó el desayuno temprano, sintiéndose un poco inquieto, y se dirigió a las mazmorras.

Tan temprano como estaba, ni siquiera había terminado de desempacar sus provisiones cuando Draco, con una inusual falta de gracia, aterrizó en el banco junto a él. -Diga-.

-¿Qué?-.

-¿Qué has hecho?-.

-¡Nada!- exclamó Harry indignado. -¡No tengo más idea que tú!-.

-Blaise dijo que fuiste tú-.

-¡Blaise se lo está inventando!-.

-Eso será suficiente, señor Potter-, dijo Snape irritado mientras pasaba junto a ellos hacia el frente de la sala. -Cinco puntos de Gryffindor-.

-Pero...- Comenzó Harry por reflejo. Snape se arremolinó y miró fijamente, y Harry se sintió de repente más a gusto con la situación. -¡No es justo!- protestó, con una mirada desafiante. La boca de Snape se torció.

-Y cinco más por insolencia-.

Harry pasó la lección deseando saber qué había provocado la subida de puntos. Si estuviera seguro de que era inmerecido -lo que definitivamente era si Blaise tenía razón-, habría perdido tantos puntos con Snape como pudiera. Sin embargo, más bien sentía que le habrían dicho si los puntos eran por algo que él había hecho. Si alguien de otro año había hecho algo espectacular, no quería quitarle su logro. Agachó la cabeza y, al final de la clase, se dirigió a hablar con Snape.

-¿Profesor?-.

Snape parecía casi tan hostil como antes de sus sesiones privadas. -¿Qué pasa, Potter? Tengo mejores cosas que hacer que acariciar los egos inflados de mocosos irresponsables-.

-Me preguntaba si sabía cómo había conseguido Gryffindor todos esos puntos, señor. Ninguno de nosotros sabe nada-. Hizo un gesto hacia donde había estado la clase. La boca de Snape se torció como si hubiera mordido un membrillo.

-Tenía entendido que el director te los había concedido a ti, Potter. Que el cielo no permita que Gryffindor pierda la copa de la casa cuando has estado tan impresionante-.

-¡Impresionante en todo lo que no debería! Tiene que estar equivocado. No lo haría. ¡No después de lo de Bellatrix!-.

-¿No, señor Potter? No sigues con la ilusión de que es justo, ¿verdad?-.

-¡Más justo que eso!- protestó Harry. Más justo que tú, quiso decir, pero se lo mordió. -Le preguntaré a la profesora McGonagall, entonces-.

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