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―Chicos... ―Yoongi llamó desde atrás tan fuerte como sus energías se lo permitían―. ¿Podemos descansar aquí? Creo que comienzo a sentir una punzada; soy demasiado joven para morir.

―Más bien, eres demasiado joven para rendirte tan fácilmente ―se quejó Ryujin, pero su cuñado la ignoró por completo―. ¡Oppa! ¡Dile algo! ―le exigió a su hermano.

―De acuerdo ―Seokjin aplaudió, buscando la atención de todo el grupo―. Casi es mediodía, gente, ¿qué me dicen si hacemos una pausa para comer? ―propuso con una sonrisa radiante.

Ryujin se cruzó de brazos, enfurruñada por el hecho de que su hermano apoyara a su prometido en vez de a ella. Casi podía sentir la mirada burlona de Min Yoongi perforándole el alma. El resto del grupo, en cambio, ante su nula disposición en meterse en conflictos familiares, decidieron seguir el ejemplo del mayor de los Kim y sentarse en la zona para descansar y comer.

Ciertamente, Ryujin y Yoongi no parecían llevarse mejor tras esa salida, pero al menos el resto parecía estar desenvolviéndose bien. Hoseok todavía no se había atrevido a hacer un acercamiento directo con la chica de sus sueños, pero al menos había podido mantener los ojos sobre ella por más de cinco segundos ininterrumpidos. Taehyung, en tanto, hacía su mejor esfuerzo para sacarle plática a Chaewon, quien se veía más dispuesta a cooperar.

―¿En qué piensas? ―preguntó Jungkook, tomando asiento junto a Jimin.

―Solo... no recuerdo la última vez que hicimos algo como esto ―admitió, girando hacia el menor―. Antes de tu llegada, no le estaba dedicando suficiente tiempo a mis amigos, si te soy sincero. En realidad, puede que los haya dejado botados incluso por más tiempo del que soy capaz de recordar ―suspiró―. Siempre han cuidado de mí, pero me entristece notar que no fui del todo recíproco.

―Lo entiendo ―Jungkook miró al grupo, quienes estaban enfrascados ordenando todo para comer―. Pero al menos lo has notado a tiempo para hacer un cambio. Además, no creo que los chicos te guarden rencor por ello ―se encogió ligeramente de hombros―. Quizás no lo recuerdes, pero conocí a Sonyuh también ―señaló. Jimin lo miró aturdido, pues realmente había olvidado que, cuando su ex había llegado al vecindario, Jungkook todavía vivía ahí―. Fue tu primera novia, hyung, tu primera en muchas cosas ―suspiró, jugando con el pasto―. Y la mayoría pierde la cabeza su primera vez. No eras lo suficientemente maduro para verlo en ese momento.

―Puede que ni siquiera esa relación fuera lo bastante madura ―admitió en voz baja. Jungkook le sonrió de soslayo―. Quiero hacer las cosas diferente ahora. Gracias... por ser parte de estos momentos ―murmuró con cierta timidez―. Es agradable verte compartir con mis amigos.

―Francamente, puedes estar orgulloso de tu elección de amistades ―lo felicitó, apoyando su barbilla contra su hombro―. No está demás decirlo, pero también es muy inteligente de tu parte enamorarte de mí.

Jimin rio enredando sus dedos en sus cabellos para atraerlo en un beso. Jungkook lo abrazó por el cuello, aceptándolo de buena gana. Los fuegos artificiales no habían dejado de estallar en su cabeza desde que se besaron por primera vez.

―A menos que estés dispuesto a esconderte tras un árbol conmigo, no metas tu mano bajo mi ropa ―lo amenazó contra su boca cuando sus dedos buscaron el borde de su playera.

―¿Realmente podemos escondernos tras un árbol? ―preguntó Jimin en una risita antes de morder su lóbulo―. No me des ideas.

Jungkook golpeó su hombro, dándole una mirada desafiante. Jimin rio y se abalanzó sobre él, intentando llenarlo de besos. Si no fuera por Seokjin, que los obligó a separarse para comer, hubieran continuado recostados en el pasto, apartados del mundo entre risas.

Espero que seas feliz [JiKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora