[Epílogo] Esperamos que sean muy felices

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9 años después.

Jimin desaceleró el paso tras entrar a la academia de ballet. Peinando sus cabellos hacia atrás, esperó verse lo suficientemente decente mientras caminaba hasta el salón de Hannah. Fuera de este, enfurruñada, la niña esperaba sentada de brazos cruzados y con la vista en el piso. Al otro extremo de los asientos, en tanto, un niño la miraba con timidez mientras tocaba su mejilla.

―Hannah ―llamó Jimin a distancia. La niña se irguió en el asiento, pero no lo miró―. Hannah Jones, ¿te atreves a ignorarme? ―preguntó con una sonrisa falsa, deteniéndose frente a ella. La niña finalmente alzó la vista, intentando mostrarse angelical―. Tu profesora me llamó. Me dijo que peleaste con Joe de nuevo y hasta lo golpeaste. ¿Hay algo que quieras decirme?

―La señorita Wendy ya me regañó por ello ―señaló, alzando la barbilla con tozudez―. La ley dice que no puedes ser acusado dos veces por el mismo crimen. No puedes regañarme por algo por lo que ya fui regañada.

Jimin presionó el puente de su nariz. Hannah tenía solo 7 años y ya sonaba más como Jungkook que como él. Y sí, quizás él estaba completamente enamorado de su esposo, pero jamás creyó que sería tan difícil criar a un niño con su temperamento. Además, la pequeña tenía la misma tendencia a meterse en problemas que Jungkook tenía cuando apenas se conocieron.

―Hannah ―Jimin se agachó frente a ella, sosteniendo sus manos―. Los problemas no se solucionan con violencia y lo sabes. Eres una hermana mayor ahora, ¿este es el ejemplo que quieres darle a tu hermano? ―preguntó y la niña no respondió―. ¿Al menos tienes una buena razón para estar tan molesta con Joe?

―¡Me dijo que tengo dientes de conejo! ―el hombre presionó sus labios en una línea recta para no reír ante lo que estaba oyendo―. ¡Se estaba riendo de mis dientes, papá!

―En ningún momento me reí ―se defendió Joe, mirándola desde su asiento―. Solo dije que me gustaban tus dientes, porque parecen los de un conejo.

―¿¡Cómo eso no podría ser una burla!? ―la niña se señaló a sí misma―. Me estás comparando con un animal.

―Pero es una comparación linda ―contradijo con el ceño fruncido―. No es ofensivo si es lindo. Tengo una coneja llamada Burbuja y es la coneja más bonita del mundo. Te comparé con un conejo, porque pienso que tu sonrisa es linda.

Jimin enarcó una de sus cejas, divertido. Hannah, que ya no parecía tan molesta, abrió su mochila a regañadientes, revolviendo en su interior. Girando hacia su compañero de ballet, sostuvo dos banditas, agitándolas frente a él.

―Tienes dos opciones ―declaró―. ¿Hello Kitty o Sumikko Gurashi? ―preguntó como si fuera una decisión de vida o muerte. Jimin rodó los ojos a sabiendas del favoritismo de su hija y lo poco probable que era que alguien conociera a Sumikko Gurashi.

―Sumikko ―respondió sin dudarlo―. ¿Tienes alguna bandita de Tokage?

Hannah sonrió, asintiendo para luego cambiar de personaje. Acercándose a su compañero, puso la bandita en su rostro, donde anteriormente lo había arañado. Jimin carraspeó a su lado, dándole una mirada seria cuando la niña miró por sobre su hombro.

―Lo siento ―dijo finalmente―. Me precipité y te arañé cuando creí que me estabas molestando, siendo que no era así. Prometo ser una mejor amiga desde ahora.

―Está bien ―el niño tocó la bandita―. Prometo que desde ahora haré mejores cumplidos.

Jimin suspiró, satisfecho con la resolución. Hannah y Joe se despidieron como buenos amigos, diciendo que volverían a encontrarse tras el regreso de vacaciones de verano.

Espero que seas feliz [JiKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora